Premier de Papúa Nueva Guinea visita sitio de deslave donde murieron cientos
El primer ministro de Papúa Nueva Guinea visitó el viernes el sitio donde ocurrió un serio deslave que, según cálculos, enterró hace una semana a cientos de habitantes de la parte montañosa de la nación isleña del Pacífico Sur y dejó el suelo demasiado inestable para que la maquinaria pesada pudiera ayudar a despejar el desastre.
Ante cientos de personas que se reunieron cerca del devastado poblado de Yambali, James Marape dijo que en la lista de gobiernos y mandatarios mundiales que han enviado sus condolencias están Estados Unidos, China, india, Francia, Malasia y República Checa. El primero de la lista fue el rey Carlos III del Reino Unido, el jefe de Estado constitucional de Papúa Nueva Guinea.
“Mi pueblo es un pueblo sencillo. Quiero agradecer en su nombre a los amigos globales de PNG”, dijo Marape.
La primera excavadora mecánica llegó al lugar el domingo, pero no se le ha permitido comenzar a retirar las rocas, piedras y árboles arrancados que dejaron bajo tierra una franja de entre 150 y 200 metros (500 a 650 pies) de la principal carretera de la provincia de Enga.
El ejército del país esperaba que esta semana estuvieran hasta 10 excavadoras y bulldozers en el lugar para ayudar a los pobladores, que han usado palas y herramientas de labranza para recuperar pacientemente los cadáveres de entre los escombros, pero hasta ahora, sólo han encontrado siete.
La ONU calcula que 670 habitantes murieron en el desastre, que obligó a 1.650 sobrevivientes a desplazarse de inmediato. El gobierno de Papúa Nueva Guinea dijo a la ONU que piensa que más de 2.000 personas quedaron enterradas.
Marape dijo que los informes geotécnicos de los últimos días han encontrado que el área sigue siendo inestable.
“Por eso no hemos usado maquinaria pesada en caso de que provoque algo”, dijo Marape. “Se realizará una valoración completa de la estabilidad del lugar antes de usar la maquinaria pesada”.
Una disputa entre propietarios locales y una mina de oro cercana, además de la sensibilidad de los pobladores en duelo, también son obstáculos para el retiro mecanizado de la gran cantidad de escombros.