Alertar bien ante eventos climáticos cada vez más extremos: asignatura pendiente en México
Las recientes lluvias torrenciales que impactaron en el centro y este de México, cuyas repercusiones mantienen partes del noeste el país todavía en aviso por nuevas crecidas de ríos y que siguen sumando muertos, volvieron a cuestionar la eficacia de los servicios de alertamiento a la población.
Las intensas lluvias han dejado hasta el momento al menos 72 fallecidos y 48 personas continuan desaparecidas.
Cuando ocurren estos hechos, las autoridades suelen hablar de lo impredecible de la situación. Los vecinos repiten el ‘nunca habíamos visto nada igual’ que les hizo confiarse. Y los académicos recuerdan que la normalidad de antes ya no existe porque el cambio climático está acelerando los eventos extremos y los hace más frecuentes, con lo que hay que prepararse para ello.
“Estamos siendo cada vez más afectados por este tipo de fenómenos y no podemos seguir así, fallando en no saber qué hacer y en no tener... alerta de manera oportuna", subraya Christian Domínguez, investigadora del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En México el año pasado fue la sequía, recordó. Ahora, las lluvias.
El tema es considerado una asignatura pendiente en México y otros países con más recursos y tecnología, como Estados Unidos o España, como se vio con las inundaciones de 2024. Los expertos de todas partes argumentan que la sociedad y los gobiernos parecen haberse quedado en el pasado y no aceptan que el clima extremo ahora es la norma.
México tiene desde hace un año a una científica como presidenta, Claudia Sheinbaum, quien trabajó en temas de cambio climático. Pero aunque esta semana se mostró dispuesta a revisar los protocolos de prevención, no mencionó el cambio climático e insistió en que era imposible precedir con exactitud la cantidad de lluvia que iba a caer en algunos puntos; agua y lodo que destrozó carreteras, casas, hospitales, miles de viviendas y mantiene todavía a 127 pueblos incomunicados.
“Hay que reflexionar en el lenguaje que es utilizado", en cómo comunicar los peligros de un evento, subrayó Carlos Valdés, académico y ex titular de Centro Nacional de Prevención de Desastres de México. “Lo primero que deberíamos hacer es reconocer que hay un cambio.... lo atípico, ahora es lo más típico”.
A falta de tecnología, protección civil
México no dispone de algunos intrumentos de tecnología que hacen pronósticos hidrológicos detallados como "medir los ríos en tiempo real”, reconoce Domínguez. Además, sería necesario tener más radares meteorológicos, que permiten monitorear el comportamiento de las nubes y hacer mejores previsiones.
Pero la investigadora Domínguez subrayó que con los pronósticos actuales sí puede haber mucha mejor prevención teniendo siempre presente que ahora no sólo hay que preocuparse de los huracanes o tormentas tropicales porque un disturbio o la confluencia de varios como ocurrió la semana pasada, también puede convertirse en algo peligroso. Y esto será cada vez más habitual.
En el estado Veracruz, en el Golfo de México, un día antes del los principales desbordamientos de ríos en el norte, se pronosticaron lluvias torrecienciales de hasta 200 milímetros, es decir, “lo que puede llover en un mes en la Ciudad de México les iba a caer en un día o dos”, explicó Domínguez.
La realidad fue tres veces mayor pero la mera previsión era suficiente para que vecinos y autoridades hubieran empezado a organizarse. “Puede sonar alguna torreta, algún silbato y ellos mismos decir, ah, va a llover demasiado, se puede desbordar el río, vámonos”. Nada de eso se hace.
Vecinos de Poza Rica, la ciudad más afectada en ese estado, empezaron a salir de sus casas cuando ya tenían el agua encima. Algunos dicen que las autoridades avisaron tarde. La mayoría no pensaron que la situación fuera a ser tan grave.
Jonathan Porter, meteorólogo jefe de la empresa estadounidense AccuWeather, recordó que con el cambio climático, las amenazas meteorológicas severas se producen fuera de la época y los lugares normalmente asociados con esos riesgos y “un fenómeno meteorológico extremo puede desarrollarse en cualquier lugar cuando se dan las condiciones adecuadas”.
“No debemos dejarnos llevar por una falsa sensación de seguridad”, agregó.
Profesionalizar a funcionarios, educar a la población
México tiene establecido un mapa de riesgos y sus leyes dicen que son las autoridades de protección civil las encargadas de informar y alertar a la población. “Pero aparte de dar los alertas, la población también debe de entender qué es lo que se le está diciendo y estar informados”, dijo Domínguez. Y los dos extremos fallan, lamentó la investigadora.
A finales de 2023, poco después del paso por Acapulco del devastador huracán Otis, que se intensificó brutalmente en cuestión de horas, una mujer muy humilde de una zona destrozada explicaba a la AP que ella había oído que venía un ciclón categoría 5 pero que no sabía que eso significaba que todas las casas volarían.
Los expertos enfatizan que es fundamental profesionalizar a los funcionarios de protección civil pero también educar a la población. Domínguez pone como ejemplo la ciudad colombiana de Medellín donde los sistemas comunitarios combinados con la información científica han generado sistemas de alerta muy eficaces.
En el centro y suroeste de México se han desarrollado en las últimas décadas nuevas formas de alertas sísmicas, pero después de la destrucción que provocó Otis Sheinbaum aseguró que su gobierno trabajaría más en la prevención ante huracanes y lluvias.
El viernes miles de militares y funcionarios seguían trabajando en la apertura de caminos cortados por la rotura de puentes, la crecida de los ríos o el deslizamiento de cerros mientras se repatía ayuda a las más de 100.000 familias cuyas casas se vieron dañadas, muchas totalmente destruidas.
La emergencia continúaba y el viernes los posibles desbordamientos del río Pánuco, en el estado de Tamulipas, vecino de Veracruz, sí fueron alertados de manera más contundente desde el jueves, cuando el río había crecido 30 centímetros.
“Se informó a tiempo” a los alcaldes, dijo la presidenta. “Se atendió desde el principio”. El resultado fueron casi 500 personas ya en albergues el viernes.
“Cuando la actuación (de las autoridades) es buena no pasa nada”, recordó el académico Valdés.