Los líderes de Japón y Corea del Sur se comprometen a estrechar lazos en su última cumbre

El primer ministro saliente de Japón y su homólogo surcoreano subrayaron la necesidad de fortalecer la cooperación entre sus naciones, mientras la visión transaccional del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hacia los aliados y las guerras comerciales acercan a los vecinos asiáticos, a menudo en conflicto.
La reunión del martes entre el primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, y el presidente surcoreano, Lee Jae Myung, en la ciudad portuaria de Busan, en el sureste de Corea del Sur, es su tercera y probablemente última cumbre. A principios de este mes, Ishiba ofreció dimitir tras la reciente derrota electoral de su coalición gobernante, lo que desencadenó una contienda para encontrar a su sucesor.
“Espero que Corea (del Sur) y Japón puedan acercarse de forma emocional, económica, sociocultural y en términos de seguridad, tal como están en distancia física”, dijo Lee al inicio de la reunión.
Ishiba manifestó que era "profundamente significativo" concluir sus actividades diplomáticas como primer ministro con una cumbre con Lee. "Al compartir la sabiduría y experiencia de cada uno, podemos fortalecer las relaciones entre nuestros dos países mientras abordamos nuestros desafíos comunes", dijo Ishiba a través de un traductor.
Los dos líderes emitieron una declaración conjunta prometiendo más consultas bilaterales sobre retos compartidos como las bajas tasas de natalidad, la revitalización rural y el fortalecimiento de las medidas de prevención de desastres. La oficina de Lee dijo que ambos también reafirmaron su compromiso con la completa desnuclearización de la península de Corea, en referencia a los esfuerzos para poner fin al programa nuclear de Corea del Norte.
Corea del Sur y Japón son ambos aliados clave de Estados Unidos y socios comerciales importantes. Pero sus lazos han experimentado cambios constantes debido a disputas históricas derivadas del pasado dominio colonial de Japón sobre la península de Corea. Las relaciones comenzaron a mejorar bajo los predecesores de Lee e Ishiba. Pero la inminente salida de Ishiba, quien ha reconocido la agresión bélica de Japón y mostrado empatía hacia las víctimas asiáticas, podría plantear un desafío de política exterior para Lee.
Ambos gobiernos dijeron que la cumbre formaba parte de acuerdos anteriores para mantener una comunicación cercana e intercambios de alto nivel entre los países.
Cuando Lee viajó a Tokio en agosto para su segunda cumbre con Ishiba, se convirtió en el primer líder surcoreano en elegir Japón como su primer destino para una cumbre bilateral desde que los dos países establecieron relaciones diplomáticas en 1965. En Tokio, Lee dijo que tenía la intención de continuar con una diplomacia pragmática y construir relaciones orientadas al futuro con Japón.
Corea del Sur y Japón han buscado formas de abordar juntos desafíos como el creciente arsenal nuclear de Corea del Norte y las vulnerabilidades de la cadena de suministro. Ahora se ven empujados a acercarse más por los esfuerzos de Trump para reajustar el comercio global.
El director de seguridad nacional de Lee, Wi Sung-lac, dijo anteriormente a los periodistas que la cumbre del martes proporcionaría un espacio para expandir las conversaciones en medio del "rápidamente cambiante entorno geopolítico y orden comercial". Dijo que la reunión también abordaría el posible papel activo de Ishiba en el desarrollo de los lazos bilaterales incluso después de su partida.
Corea del Sur y Japón han prometido cientos de miles de millones de dólares en inversiones industriales en Estados Unidos con la esperanza de evitar los aranceles más altos del gobierno de Trump. Pero los funcionarios surcoreanos reconocen que siguen en desacuerdo con Washington sobre cómo se estructuraría y operaría el paquete propuesto de 350.000 millones de Seúl.
Los funcionarios surcoreanos han propuesto entregar la inversión a través de préstamos y garantías de préstamos y se han resistido a las demandas de Estados Unidos de pagos por adelantado, que dicen pondrían al país en riesgo de una crisis financiera dada la magnitud de sus reservas de divisas.
A diferencia de Seúl, Tokio ya ha puesto su acuerdo comercial con Washington por escrito. Trump firmó a principios de este mes una orden para reducir los aranceles sobre los automóviles japoneses y otras importaciones críticas, del 25% inicialmente propuesto al 15%, mientras que los dos gobiernos firmaron simultáneamente una declaración conjunta en Washington confirmando 550.000 millones de dólares en inversión japonesa para proyectos en Estados Unidos.
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La periodista de Associated Press Mari Yamaguchi, en Tokio, contribuyó a este despacho.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.