La economía de Maui necesita turistas. ¿Pueden visitar sin agravar el trauma por el incendio?
El restaurante donde Katie Austin trabajaba como mesera se quemó en el incendio que devastó la histórica localidad hawaiana de Lahaina este verano.
Dos meses después, cuando poco a poco los viajeros empezaron a regresar a los centros vacacionales de playa cercanos, comenzó a trabajar en un restaurante diferente. Pero pronto renunció, desgastada por las constantes preguntas de los comensales: ¿Le afectó el incendio? ¿Conocía a alguien que murió?
“Estás en el trabajo durante ocho horas y cada 15 minutos un extraño nuevo te pregunta sobre el día más traumático de tu vida”, refirió Austin. “Era deprimente”.
El gobernador de Hawai y el alcalde invitaron a los turistas a regresar al lado oeste de Maui, meses después del incendio del 8 de agosto, el cual dejó al menos 100 muertos y más de 2.000 edificios destruidos. Querían el impulso económico que traerían los turistas, especialmente de cara a las festividades de fin de año.
Pero algunos residentes pasan dificultades frente al regreso de un sector económico que requiere que los trabajadores sean atentos y hospitalarios a pesar de que intentan cuidar de sí mismos tras perder a sus seres queridos, amigos, hogares y comunidad.
Maui es una isla grande. Muchas partes, como los lujosos complejos turísticos de Wailea, a 48 kilómetros (30 millas) al sur de Lahaina —donde se grabó la primera temporada de “The White Lotus”, la exitosa serie de HBO—, reciben con entusiasmo a los viajeros y sus dólares.
Las cosas son más complicadas en el oeste de Maui. Lahaina todavía es un desastre de escombros carbonizados. Las labores para limpiar los desechos tóxicos avanzan con gran lentitud. El ingreso está restringido para todos, salvo los residentes.
Hay mucha tensión debido a la falta de viviendas asequibles a largo plazo para los evacuados por los incendios forestales, muchos de los cuales trabajan en el sector turístico. Decenas de personas han acampado en señal de protesta las 24 horas del día en una popular playa turística de Kaanapali, a pocos kilómetros al norte de Lahaina. La semana pasada, cientos de personas marcharon entre dos grandes hoteles con carteles que rezaban: “¡Necesitamos viviendas ahora!” y “¡Los alquileres de corto plazo deben desaparecer!”
Los hoteles en Kaanapali todavía albergan a unos 6.000 evacuados por los incendios que no han podido encontrar una vivienda a largo plazo en el escaso y costoso mercado inmobiliario de Maui. Pero algunos han comenzado a atraer turistas, y los propietarios de los condominios de tiempo compartido han regresado. En un centro comercial, los visitantes recorren las tiendas y cenan en restaurantes al aire libre frente al mar.
Austin aceptó un empleo en un restaurante de Kaanapali tras el incendio, pero renunció después de cinco semanas. Le provocaba tensión servir mai tais a personas que se alojaban en un hotel o en un alquiler vacacional mientras sus propios amigos salían de la isla por no tener dónde vivir, explicó.
A menudo, los camareros y muchas otras personas en el sector turístico trabajan por las propinas, lo que los pone en una posición difícil cuando un cliente los presiona con preguntas que no quieren responder. Incluso después de que el restaurante de Austin colocara un letrero en el que pedía a los clientes que respetaran la privacidad de los empleados, las preguntas continuaron.
“Empecé a decirle a la gente: ‘A menos que sea terapeuta, no quiero hablar con usted sobre eso’”, dijo.
Ahora Austin planea trabajar para una organización sin fines de lucro que aboga para que haya viviendas.
Erin Kelley no perdió su casa ni su lugar de trabajo, pero fue despedida como cantinera del Sheraton Maui Resort desde el incendio. El hotel reabrió sus puertas a los visitantes a finales de diciembre, pero ella no espera que la llamen para que regrese a trabajar hasta que el negocio mejore.
Tiene sentimientos encontrados. Los trabajadores deberían tener un lugar donde vivir antes de que los turistas sean bienvenidos en el oeste de Maui, opinó, pero los residentes dependen tanto del turismo que muchos permanecerán desempleados sin esos visitantes.
“Estoy muy triste por mis amigos y siento empatía por su situación”, dijo. “Pero también necesitamos ganar dinero”.
Cuando regrese a trabajar, añadió Kelley, no querrá “hablar de nada de lo que sucedió en los últimos meses”.
Es probable que más destinos turísticos tengan que sortear estos dilemas a medida que el cambio climático aumenta la frecuencia e intensidad de los desastres naturales.
No existe ningún manual para hacerlo, afirmó Chekitan Dev, profesor de turismo en la Universidad de Cornell. La gestión de los desastres —tanto naturales como provocados por el hombre— tendrá que formar parte de su planificación empresarial.
Andreas Neef, profesor de desarrollo e investigador de turismo en la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda, sugirió que una solución podría ser promover el “volunturismo” organizado. En lugar de tomar el sol, los turistas podrían visitar la parte del oeste de Maui que no se quemó y enlistarse en las labores para ayudar a la comunidad.
“Traer de regreso a los turistas para que se relajen es poco realista en este momento”, dijo Neef. “No puedo imaginar relajarme en un lugar donde todavía se siente el trauma que ha afectado al lugar en general”.
Muchos viajeros han cancelado viajes de vacaciones a Maui por respeto, reportó Lisa Paulson, directora ejecutiva de la Asociación de Hoteles y Hospedaje de Maui. Las visitas han disminuido aproximadamente 20% desde diciembre de 2022, según datos estatales.
Las cancelaciones afectan a hoteles de toda la isla, no sólo del oeste de Maui.
Paulson atribuye parte de esto a mensajes confusos en los medios nacionales y las redes sociales sobre si los visitantes deberían venir. Mucha gente no entiende la geografía de la isla ni que hay lugares que pueden visitar fuera del oeste de Maui, apuntó.
Una forma en que los visitantes pueden ayudar es recordar que viajan a un lugar que recientemente experimentó un trauma significativo, dijo Amory Mowrey, director ejecutivo de Maui Recovery, un centro residencial de tratamiento para la salud mental y el combate al abuso de sustancias.
“¿Estoy siendo impulsado por la compasión y la empatía o simplemente estoy aquí para agarrar, agarrar, agarrar?”, preguntó.
Ése es el enfoque que adoptaron los recién casados Jordan y Carter Prechel, de Phoenix. Conservaron la reservación para su luna de miel en Kihei, un poblado a unos 40 kilómetros (25 millas) al sur de Lahaina, y prometieron ser respetuosos y apoyar a las empresas locales.
“No los bombardeen con preguntas”, dijo Jordan recientemente mientras tomaba un refrigerio con su esposo en Kaanapali por la tarde. “Sé consciente de lo que han pasado”.