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Informe del Senado detalla decenas de casos de negligencia médica en centros de detención migratoria

Claudia Lauer
Viernes, 31 de octubre de 2025 12:22 EDT
EEUU-MIGRANTES-CENTROS DE DETENCIÓN-PESQUISA
EEUU-MIGRANTES-CENTROS DE DETENCIÓN-PESQUISA (AP)

Una investigación del Senado de Estados Unidos ha revelado decenas de informes creíbles de negligencia médica y malas condiciones en centros de detención de inmigrantes en todo el país —a los detenidos se les niega insulina, permanecen sin atención médica durante días y se ven obligados a competir por agua potable—, lo que genera un mayor escrutinio sobre cómo el gobierno supervisa su extenso sistema de detención.

El informe, publicado por el senador Jon Ossoff, demócrata de Georgia, es el segundo de una serie de indagaciones que examinan presuntos abusos contra los derechos humanos en el sistema de detención de inmigrantes. Se basa en una revisión de agosto que detalló el maltrato a niños y mujeres embarazadas, y se nutre de más de 500 informes de abuso y negligencia recopilados entre enero y agosto.

Los hallazgos más recientes documentan más de 80 casos creíbles de negligencia médica y numerosas quejas por la escasez de alimentos y agua. Los investigadores del Senado señalan que esto evidencia fallas sistémicas en la supervisión federal de los centros de detención.

El informe cita testimonios de detenidos, abogados, defensores, reportajes periodísticos y al menos un empleado del Departamento de Seguridad Nacional, que describen retrasos en la atención médica que, en algunos casos, pusieron en riesgo la vida. Según se informa, un detenido sufrió un infarto tras quejarse de dolor en el pecho durante días sin recibir tratamiento. Otros reportaron que les negaron inhaladores y medicamentos para el asma o que tuvieron que esperar semanas para que les surtieran recetas.

Un miembro del personal de Seguridad Nacional asignado a un centro de detención reveló a los investigadores que “las ambulancias tienen que venir casi a diario”, de acuerdo con el informe.

Ossoff destacó que los hallazgos reflejan una profunda falta de supervisión dentro de los centros federales de detención de inmigrantes.

“Los estadounidenses exigen y merecen, de forma abrumadora fronteras seguras. Los estadounidenses también se oponen, de forma abrumadora, al abuso y la negligencia hacia los detenidos”, declaró Ossoff a The Associated Press. “Todo ser humano tiene derecho a la dignidad y a un trato humano. Por eso, durante años he investigado y denunciado abusos en las prisiones, las cárceles y los centros de detención, y es por eso que este trabajo continuará”.

Los informes médicos también detallaron cómo un detenido diabético estuvo dos días sin control de glucosa ni insulina y sufrió delirio antes de recibir atención médica, y que otro detenido tardó meses en obtener medicamentos para tratar problemas gastrointestinales.

Reportan casos de leche caducada, agua contaminada y escasez de alimentos

La investigación del Senado también identificó quejas persistentes sobre la comida y el agua, incluidas pruebas obtenidas de documentos judiciales, declaraciones y entrevistas.

Los detenidos describieron raciones de comida demasiado pequeñas para adultos, leche a veces caducada y agua con mal olor o que parecía enfermar a los niños. En un centro de detención de Texas, un adolescente declaró que los adultos se veían obligados a competir con los niños por botellas de agua potable cuando el personal dejaba unas pocas a la vez.

The Associated Press solicitó comentarios al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) sobre las conclusiones del informe en repetidas ocasiones el miércoles y el jueves, pero la agencia no respondió. El Departamento de Seguridad Nacional ya había criticado el primer informe de Ossoff en agosto al decir que las imputaciones de abuso a los detenidos eran falsas y lo acusó de intentar “sacar rédito político”.

Abogados de algunos de los detenidos en centros de todo el país reportaron haber presenciado de primera mano varios de los problemas relacionados con la atención médica y la alimentación.

Stephanie Alvarez-Jones, abogada regional del sureste del Proyecto Nacional de Inmigración, dijo que a uno de los clientes de la organización se le negó un dispositivo médico recetado cuando estaba detenido en las instalaciones del Campo J de Angola, en Luisiana, durante los últimos dos meses. El hombre, de unos 60 años, experimentó síntomas similares a los de un derrame cerebral, incluida parálisis parcial, y finalmente fue trasladado al hospital, donde permaneció varios días en la unidad de cuidados intensivos.

Los médicos allí le recetaron un andador para ayudarlo a moverse durante su recuperación, pero Álvarez-Jones agregó que el personal del centro de detención no permitió que lo tuviera consigo cuando regresó y lo pusieron en una celda de aislamiento.

“Aún no podía caminar por sí mismo”, manifestó. “Todavía tenía parálisis en el lado izquierdo”. Añadió: “No podía levantarse para ir por su comida, ducharse solo ni usar el baño sin ayuda. Así que tuvo que dormir en sábanas sucias porque no podía levantarse”.

Alvarez-Jones dijo que los guardias insinuaron que creían que el hombre fingía su enfermedad. Finalmente, le dieron a elegir entre quedarse en la celda de aislamiento con el andador o regresar con la población general de detenidos. Ella refirió que ha dependido de la ayuda de otros en la población general para comer e ir al baño mientras se recupera.

Oficina de campo de Baltimore está bajo investigación

Amelia Dagen, abogada principal del Amica Center for Immigrant Rights (Centro Amica para los Derechos de los Inmigrantes), prepara una demanda contra el ICE y la Oficina de Campo de Operaciones de Expulsión de Baltimore, así como contra los funcionarios a cargo de las operaciones nacionales de control migratorio.

Dagen dijo que varios de los clientes de la organización han tenido que pelear para acceder a medicamentos en el centro de detención de Baltimore. Mediante la demanda, explicó que la agencia gubernamental tuvo que admitir ante el tribunal que no cuenta con un proveedor de alimentos para proporcionar tres comidas diarias ni con personal médico en las instalaciones, que inicialmente sólo debían albergar a los detenidos durante aproximadamente 12 horas.

No obstante, desde enero y tras las diversas operaciones de control migratorio, es mucho más probable que los detenidos permanezcan retenidos hasta una semana en la Sala de Detención de Baltimore.

“Lo que empezamos a escuchar muy pronto, quizás en febrero, fue que la comida que les daban tres veces al día era increíblemente insuficiente”, declaró Dagen. “A veces nos decían que les daban una barra de proteínas; otras veces tan solo pan y agua. La comida tiene muy poco valor nutricional y poca variedad. Me refiero a que a veces era parte de una ración militar, pero sólo el arroz y los frijoles, no una comida completa”.

Dagen expresó que los detenidos también tienen que pedir botellas de agua y que no siempre se las dan. La oficina del ICE sostiene que los lavabos conectados a los inodoros de las celdas son una fuente continua de agua. Pero Dagen manifestó que los detenidos se quejaron de que el agua del lavabo tiene mal sabor.

“Este es un problema que 100% ellos mismos crearon”, dijo en referencia a las autoridades. “Estas celdas de detención no se usaron de esta manera antes de 2025. Ellos se autoimponen estas cuotas, eliminan la discrecionalidad para liberar personas e intentan arrestar a un número de personas que es simplemente inviable… a sabiendas de que no tienen la capacidad para retener a esta gente”.

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