EEUU vuelve a enviar fuerzas al Mediterráneo oriental, 40 años después de sufrir atentado en Beirut
Cuarenta años después de uno de los ataques más letales contra militares estadounidenses en Oriente Medio, hay quienes advierten que Washington podría estar adentrándose poco a poco en un nuevo conflicto en la región.
El 23 de octubre de 1983 un atacante suicida se hizo estallar en el cuartel de las fuerzas armadas estadounidenses en el Aeropuerto Internacional de Beirut, matando a 241 militares, la mayoría de ellos miembros de la Infantería de Marina, en el que sigue siendo el ataque más mortífero contra esta fuerza desde la batalla de Iwo Jima en la Segunda Guerra Mundial. Un ataque casi simultáneo contra las fuerzas francesas mató a 58 paracaidistas.
Washington responsabiliza de los atentados al grupo extremista libanés Hezbollah —el cual es respaldado por Irán—, afirmación que Hezbollah niega. Las fuerzas estadounidenses y francesas estaban en Beirut como parte de una fuerza multinacional desplegada en 1982 en medio de la invasión de Israel a Líbano. Esos efectivos supervisaron el retiro de combatientes palestinos de Beirut y permanecieron posteriormente para respaldar a un gobierno respaldado por Occidente en ese entonces. Washington se retiró de Líbano a consecuencia de los atentados.
Ahora Estados Unidos vuelve a desplegar fuerzas en la región debido a una guerra entre Israel y sus enemigos.
El portaaviones Gerald R. Ford se ha posicionado en el Mediterráneo oriental junto con otros buques de guerra estadounidenses —un segundo portaaviones va en camino—, en lo que es visto ampliamente como un mensaje a Irán y Hezbollah para que no abran nuevos frentes mientras Israel combate a Hamás.
Las constantes tensiones entre Estados Unidos e Irán han aumentado en virtud de la guerra entre Israel y Hamás que estalló hace dos semanas, cuando el 7 de octubre el grupo militante palestino atacó por sorpresa pueblos del sur de Israel y este último contraatacó con bombardeos devastadores en la Franja de Gaza.
Existe el riesgo de que la guerra se magnifique, convirtiéndose en un conflicto regional más grande. Preocupa sobre todo la frontera entre Líbano e Israel, en donde Israel y Hezbollah intercambian disparos a diario.
Sin embargo, hay otros puntos en donde Estados Unidos podría terminar siendo arrastrado de forma directa a los combates. Hay cerca de 2.500 efectivos estadounidenses en Irak y unos 900 en el este de Siria, en misiones contra el grupo Estado Islámico. En ambos países Irán tiene milicias leales que ya les han disparado a los estadounidenses desde que estalló la guerra en Gaza.
Un partidario de Hezbollah que se hace llamar Haj Mohammed publicó un video en TikTok el 13 de octubre, en el cual hizo una comparación amenazadora entre el atentado a los cuarteles hace 40 años y los sucesos del presente.
“Parece que el Tío Joe no le contó a los comandantes de estos buques de guerra y portaaviones lo que sucedió el 23 de octubre de 1983”, dijo el hombre, refiriéndose al presidente estadounidense Joe Biden. Sentado frente a un cartel de la explanada de las mezquitas de Jerusalén, se preguntó si soldados estadounidenses regresarán a casa en ataúdes de nuevo.
Grupos respaldados por Irán han emitido amenazas contra Estados Unidos si se involucra en la guerra y apoya a Israel.
Hachem Safieddine, alto oficial de Hezbollah, dijo en un discurso que hay decenas de miles de combatientes en la región “que tienen los dedos puestos en el gatillo”.
Abu Alaa al Walae, comandante del poderoso grupo paramilitar Kataib Sayyid al Shuhada en Irak —apoyado por Irán—, publicó una foto suya en redes sociales de pie en la frontera entre Líbano e Israel, en una aparente muestra de que sus combatientes están listos para la guerra.
Si Estados Unidos interviene de forma directa en la guerra entre Israel y Hamás, “entonces la presencia estadounidense en la región se vuelve un blanco legítimo para los combatientes de la resistencia, ya sea en Irak o en otra parte”, declaró Al Walae a la cadena televisiva Al Mayadeen, ubicada en Beirut.
Desde el miércoles, drones suicidas y cohetes han golpeado varias bases que albergan a fuerzas estadounidenses en Irak y Siria. Milicias respaldadas por Irán se atribuyeron los ataques o se les responsabilizó de ellos.
Un buque de la Armada de Estados Unidos interceptó el jueves tres misiles y varios drones lanzados desde Yemen por rebeldes hutíes respaldados por Irán, posiblemente hacia blancos en Israel, indicó el Pentágono.
Las fuerzas estadounidenses también podrían convertirse en blanco de ataques si Israel inicia una invasión terrestre de Gaza y parece estar cerca de destruir a Hamás, como ha prometido hacer.
Un funcionario de un grupo respaldado por Irán advirtió que, si Israel intenta ir a fondo para derrotar por completo a Hamás, los aliados de Irán pueden desatar un conflicto en todo Oriente Medio. Dijo que con los ataques a las fuerzas armadas estadounidenses se pretendía enviar este mensaje. El oficial habló a condición de que ni él ni su grupo fueran identificados porque no tiene autorización para comentar públicamente.
Tras una gira en la región en donde se reunió con líderes de Hezbollah, Hamás y la Yihad Islámica Palestina, el ministro de Relaciones Exteriores de Irán advirtió a mediados de octubre que “podría actuarse en forma preventiva” si el gobierno israelí se aproxima a iniciar una ofensiva por tierra, y que Israel sufrirá “un terremoto enorme”.
El domingo, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y el secretario de Defensa, Lloyd Austin, dijeron que Washington prevé que la guerra entre Israel y Hamás adquiera mayor magnitud debido a la participación de agentes de Irán, y agregaron que el gobierno de Biden está preparado para responder si personal o fuerzas armadas estadounidenses son atacados.
“Esto no es lo que queremos, no es lo que buscamos. No queremos que esto se agrave”, señaló Blinken. “No queremos que nuestras fuerzas ni nuestro personal sean blanco de ataques. Pero si eso sucede, estamos listos”.
Austin dijo que ven “la posibilidad de una intensificación significativa de ataques contra nuestras fuerzas y nuestra gente en toda la región”.
Biden ha empleado una palabra repetidas veces para disuadir a los enemigos de Israel de aprovecharse de la situación: “No”.
Irán encabeza el así llamado “eje de la resistencia”, que incluye a facciones respaldadas por Teherán de Líbano, Irak, Yemen, Afganistán y Pakistán, así como Siria. Hezbollah, el grupo más poderoso de Líbano, tiene un arsenal de decenas de miles de cohetes y misiles, así como drones, que suponen una amenaza grave si el grupo se involucra por completo en la guerra contra Israel.
De todas formas, muchos analistas consideran que una guerra regional total, que generaría el riesgo de arrastrar a Estados Unidos e Irán a una confrontación directa, sigue siendo poco probable.
“Hasta este punto, ambos bandos no quieren una confrontación” y se lo han comunicado entre ellos, dijo Emad Abshenass, analista político y profesor de ciencias políticas iraní, con respecto a Teherán y Washington.
No obstante, “la situación podría cambiar” si el ejército israelí entra a Gaza y la derrota de Hamás se torna probable, dijo Abshenass.
En 1983, el atentado a los cuarteles fue visto como una lección del peligro para Estados Unidos al meterse a un conflicto entre Israel y uno de sus vecinos.
Sam Heller de The Century Foundation dijo que, al igual que en 1983, “no confío en que las fuerzas estadounidenses que el gobierno de Biden ha enviado a la región sean suficientes para realmente intimidar y disuadir a los actores locales”.
“Irán y sus aliados están expuestos a su manera”, dijo Heller, pero tienen “capacidades sumamente importantes hoy en día que podrían ser (usadas) contra blancos estadounidenses en toda la región”.