Albergues de la ONU en Gaza se quedan sin agua; médicos temen por sus pacientes
Los albergues de las Naciones Unidas en Gaza se han quedado sin agua mientras miles de personas atestan los terrenos del hospital más grande del territorio como último recurso ante la inminente ofensiva terrestre israelí, y los abrumados doctores pasan apuros para atender a pacientes de los que temen morirán cuando los generadores se queden sin combustible.
Civiles palestinos en toda Gaza, ya maltrechos por años de conflictos, se las veían difíciles el domingo para sobrevivir ante un operativo militar israelí sin precedentes luego de un ataque extremista de Hamas el 7 de octubre, el cual cobró la vida de 1.300 israelíes, en su mayoría civiles.
Israel ha cortado el flujo de alimentos, medicamentos, agua y electricidad hacia Gaza, ha destruido vecindarios enteros con sus ataques aéreos, y pidió a los aproximadamente 1 millón de habitantes del norte del territorio que se desplacen hacia el sur en anticipación a un ataque planeado por las fuerzas armadas israelíes. El Ministerio de Salud de Gaza señaló que han muerto más de 2.300 palestinos desde que se desataron los combates el fin de semana pasado.
El asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, declaró el domingo a la cadena CNN que las autoridades israelíes le informaron que habían reanudado el suministro de agua en el sur de Gaza. Pero el vocero del ministerio de energía y agua de Israel, Adir Dahan, dijo que el agua sólo estaba fluyendo en una sola localidad del sur del territorio. Trabajadores de ayuda humanitaria en Gaza señalaron que aún no cuentan con evidencia de que nuevamente hubiera servicio de agua, y un portavoz del gobierno de Gaza dijo el líquido aún no corre.
A lo largo del día, los habitantes de la ciudad hicieron fila durante horas afuera de las panaderías ante los temores de que escaseen los alimentos. Umm Abdullah Abu Rizq se formó a las 7 de la mañana con la esperanza de comprar comida para alimentar a su familia y otras personas que se resguardan en su casa.
“¿Esto es suficiente para siete familias y sus hijos?”, preguntó mientras sostenía una pequeña bolsa de plástico con pan. No pudo comprar más.
En Jan Yunis, los residentes se dirigieron a toda prisa a las mezquitas, que por ahora todavía tenían a disposición suministros de agua limpia. Eyed Aqel, un residente, indico´que los cortes generalizados en el suministro eléctrico significaban que no se podía bombear agua para reabastecer su cisterna. Sostenía un pequeño contenedor de plástico que dijo sería el suministro de su familia para lavar y cocinar.
Los grupos de ayuda pidieron protección para más de 2 millones de civiles en Gaza, solicitando que se establezca un corredor de emergencia para el traslado de asistencia humanitaria. No había indicios de que esa medida vaya a ser implementada en el futuro cercano, declaró Ahmed al Mandhari, director regional de la Organización Mundial de la Salud.
La agencia tiene suministros en Egipto, al otro lado de la frontera con Rafah, pero no cuenta con permiso de Egipto ni de Israel para hacer entrega de ellos.
“La diferencia con esta intensificación es que no tenemos asistencia médica que esté llegando del exterior, la frontera está cerrada, no hay luz y esto es un grave peligro para nuestros pacientes”, dijo el doctor Mohamed Qandeel, quien trabaja en el hospital Nasser, en el sur del área de Jan Yunis.
Los doctores en la zona de evacuación dijeron que no podían reubicar a sus pacientes a salvo, así que decidieron quedarse para atenderlos.
“No vamos a evacuar el hospital, incluso si esto nos cuesta la vida”, dijo el doctor Hussam Abu Safiya, director de pediatría en el hospital Kama Adwan en la ciudad de Beit Lahia.
Si ellos se van, los siete recién nacidos que se encuentran en la unidad de cuidados intensivos morirían, declaró. E incluso si pudieran trasladarlos, no hay a dónde enviarlos dentro del territorio costero de 40 kilómetros (25 millas) de longitud.
“Los hospitales están llenos”, dijo Abu Safiya. Cada día llegan heridos con extremidades cercenadas y heridas potencialmente letales, añadió.
Luego de la orden de evacuación, aproximadamente 22 hospitales con 2.000 pacientes en el norte de Gaza fueron capaces de trasladar a “pacientes con movilidad” hacia el sur, dijo Al Mandhari. Pero a la mayoría de ellos no se les puede evacuar, añadió. Más del 60% de las camas de hospital del territorio se encuentran en el norte de Gaza, apuntó.
Otros doctores temían por las vidas de los pacientes que dependen de respiradores, y de quienes sufren de heridas complejas por explosiones que requieren atención las 24 horas. A los médicos les preocupa que se cierren instalaciones de salud completas y que muchas personas mueran a medida que el combustible que mantiene a los generadores en marcha está cerca de acabarse. Los observadores humanitarios de la ONU calculan que eso podría ocurrir a partir del lunes.
En el hospital Shifa de Ciudad de Gaza, el corazón de la zona de evacuación, funcionarios médicos calcularon que al menos 35.000 hombres, mujeres y niños se apiñaban en los extensos terrenos abiertos, escaleras y corredores, con la esperanza de que el lugar les dé protección de los combates. “Su situación es muy difícil”, dijo el director del hospital, Mohamed Abu Selmia.
Incluso así, cientos de heridos siguen llegando todos los días al hospital, indicó.
Los trabajadores de salud no se han salvado de la violencia. El cirujano plástico Medhat Saidam murió junto con 30 integrantes de su familia durante un ataque aéreo del sábado, cuando regresó a su casa del trabajo, dijo Ghassan Abu Sittah, médico de Shifa. Al menos tres doctores y 15 miembros del personal de medicina de Shifa han muerto hasta ahora, indicó Selmia.
El Ministerio de Salud de Gaza emitió un llamado urgente a la comunidad internacional para que envíe personal médico de reemplazo.
Aproximadamente medio millón de residentes de Gaza se han resguardado en albergues de la ONU en todo el territorio, y se están quedando sin agua, dijo Juliette Touma, portavoz de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA, por sus siglas en inglés), quien añadió que el personal de la ONU también ha comenzado a racionar el agua.
Alrededor de 250.000 personas en Gaza se trasladaron a albergues en las últimas 24 horas, la mayoría de los cuales son escuelas de la ONU en donde “ya se acabó el agua limpia”, dijo Inas Hamdan, otra vocera de la UNRWA.
En distintos puntos de Gaza, las familias racionaban los suministros de agua, y muchas personas se veían obligadas a beber agua sucia o salobre. Muchos recurrieron a pozos sucios o al mar, lo que aumentaba el riesgo de deshidratación, enfermedades transmitidas a través del agua, y más fallecimientos.
“Estoy muy contenta de que hoy me pude lavar los dientes. ¿Se pueden imaginar hasta dónde hemos llegado?”, preguntó Shaima al-Farra, en Jan Yunis.
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Kullab informó desde Bagdad. El periodista de The Associated Press Sam Magdy contribuyó a este despacho desde El Cairo.