Según un nuevo estudio, los tampones contienen cantidades “preocupantes” de metales tóxicos
La exposición a varios de estos metales, como el arsénico y el plomo, está relacionada con un mayor riesgo de diabetes, cáncer y demencia
Los tampones, productos utilizados por millones de personas todos los años, pueden contener niveles preocupantes de metales tóxicos como plomo, arsénico y cadmio, afirma un nuevo estudio, pionero en el mundo.
Según los investigadores, estos hallazgos son especialmente inquietantes si se toma en cuenta el hecho de que la piel de la vagina tiene una mayor capacidad para absorber sustancias químicas que la piel de otras partes del cuerpo.
“Nuestro estudio muestra claramente que hay presencia de distintos metales en los productos menstruales, y que por esta razón las mujeres correrían un mayor riesgo de exposición a estas sustancias”, dijo Kathrin Schilling, coautora del estudio.
Algunas estimaciones sugieren que más de la mitad de las personas menstruantes utilizan tampones todos los meses, a veces durante varias horas seguidas.
De acuerdo a estudios anteriores, la exposición a metales tóxicos como el plomo y el arsénico está relacionada con una amplia gama de problemas de salud que incluyen a la demencia, la diabetes y el cáncer. También se ha descubierto que estos metales pueden provocar lesiones en órganos como el hígado, los riñones y el cerebro.
“A pesar de su alto potencial para poner en riesgo la salud pública, se ha investigado muy poco la presencia de químicos en los tampones”, afirmó la autora principal del estudio, Jenny Shearston.
“Hasta donde sabemos, este es el primer trabajo científico que mide [las cantidades de] metales en los tampones. Lo alarmante es que encontramos concentraciones de todos los metales que analizamos, incluyendo arsénico y plomo”, explicó la doctora Shearston.
En el estudio, un grupo de científicos de la Universidad de California, (Berkeley, EE. UU.) midió las cantidades de 16 metales —entre ellos arsénico, cadmio, cobalto, plomo y selenio— en 30 tampones de 14 marcas diferentes, adquiridos tanto en EE. UU. como en el Reino Unido y Europa.
Descubrieron que había metales presentes en todos los tampones analizados, y que ninguna categoría había tenido un nivel de concentración menor de forma consistente.
Los investigadores tienen varias hipótesis sobre cómo estos metales podrían llegar a los tampones durante el proceso de fabricación.
Podría producirse de forma intencional, a través de la incorporación de pigmentos, blanqueadores, o agentes antibacteriales, o mediante algún otro proceso durante la manufactura.
Por otro lado, el algodón con el que están hechos estos productos también podría estar absorbiendo metales tóxicos del agua, el aire, el suelo, o de algún elemento contaminante cercano, afirman los científicos.
“Espero que se empiece a exigir a los fabricantes que analicen sus productos en busca de metales, especialmente metales tóxicos. Sería emocionante que las consumidoras pidieran esto, así como mejores etiquetas en los tampones y otros productos menstruales”, expresó la doctora Shearston.
Por ahora, no se ha comprobado si los metales detectados en este estudio están teniendo algún efecto particular en la salud de quienes usan estos productos.
Los científicos instaron a que se realicen más investigaciones para aclarar esto, así como para determinar qué proporción de estos metales tóxicos es absorbida por el cuerpo.
Traducción de Sara Pignatiello