El misterio de los monumentos más antiguos que Stonehenge: ¿un culto al agua?
Se desconoce cómo estas estructuras fueron transportadas a zonas montañosas por pueblos antiguos
En la meseta armenia se hallaron enormes “piedras dragón” que, según un nuevo estudio arqueológico, fueron esculpidas y colocadas por un antiguo “culto al agua”.
Estos pilares de piedra, tallados con formas de animales y con más de 6.000 años de antigüedad, se distribuyen por regiones montañosas de Armenia y de países vecinos. En términos cronológicos, su construcción antecede en casi mil años al monumento megalítico de Stonehenge, en Inglaterra.
En cuanto a sus características, las estructuras, conocidas localmente como vishaps, miden entre 1,1 y 5,5 metros de altura. Fueron esculpidas en piedras de la zona, como andesita o basalto, y se ubican a altitudes que van de los 1.000 a los 3.000 metros sobre el nivel del mar.
Sin embargo, sigue siendo un misterio cómo los antiguos habitantes de la región lograron arrastrar estos pilares a través de un terreno tan hostil y levantarlos en posición vertical.
Aun así, el primer análisis sistemático de los pilares en la Meseta Armenia ofrece nuevas pistas sobre las comunidades que los instalaron.

Para ello, los investigadores utilizaron cartografía GIS, modelado en 3D y herramientas estadísticas con el fin de estudiar hasta 115 vishaps y su distribución. Como resultado, identificaron patrones claros en la forma en que estos monumentos fueron emplazados.
En cuanto a su diseño, los pilares adoptan la forma de peces, de pieles de ganado estiradas o de figuras híbridas que combinan ambos motivos. Además, el hecho de que la mayoría se encuentre cerca de fuentes de agua —como manantiales termales, antiguos sistemas de irrigación, cursos de deshielo o cráteres volcánicos— sugiere que sus constructores formaban parte de un culto centrado en el agua como fuente de vida.
“Los hallazgos respaldan la hipótesis de que los vishaps estuvieron estrechamente vinculados a un antiguo culto al agua, ya que se ubican de manera predominante cerca de fuentes hídricas, como manantiales de alta montaña y sistemas de riego prehistóricos”, señalaron los investigadores en un estudio publicado en la revista NPJ Heritage Science.
Además, las alturas a las que aparecen estos pilares tampoco son aleatorias. Los investigadores detectaron que las piedras se agrupan en dos franjas altitudinales bien definidas: una alrededor de los 1.900 metros y otra cerca de los 2.700 metros sobre el nivel del mar.
Dado que trasladar y erigir los monolitos a mayores altitudes habría requerido un esfuerzo considerable, los científicos sostienen que estos monumentos debieron tener un fuerte significado cultural o religioso para las comunidades antiguas.
En ese sentido, sospechan que esta distribución refleja distintos entornos ambientales de la meseta y el desplazamiento estacional de las personas a través de las montañas en busca de zonas de pastoreo.
Por ejemplo, las piedras con forma de pez predominan en las cotas más altas, cerca de manantiales naturales alimentados por el deshielo, mientras que las piedras con forma de piel de animal aparecen en zonas más bajas, donde el agua se utilizaba con fines agrícolas.
“Esta inesperada distribución bimodal de las altitudes sugiere patrones específicos de emplazamiento, posiblemente vinculados a actividades humanas estacionales o a prácticas rituales”, se señala en el estudio.
Traducción de Leticia Zampedri







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