Video: estos inquietantes gusanos de sangre pueden invertir sus propios órganos
Según los investigadores, estos gusanos marinos con colmillos de cobre podrían ayudar a generar avances en la robótica blanda
Los científicos nos han dado otra razón para temer —o maravillarnos— de los gusanos de sangre marinos, llamados así por su color rojizo.
Estos inquietantes invertebrados de colmillos cobrizos, que pueden llegar a medir más de 30 cm de largo, pueden hacer algo extraordinario con su larga boca flexible, conocida científicamente como “probóscide”.
En caso de ataque o de necesidad de excavar, los gusanos de sangre venenosos Glycera dibranchiata pueden voltear “explosivamente” su apéndice, que normalmente permanece oculto dentro de su cuerpo. Ahora, los investigadores dicen saber cómo ocurre.
El proceso se ha comparado con la biología ficticia representada en la película de ciencia ficción y terror Alien, de 1979, en la que los alienígenas tienen bocas que salen disparadas y se retraen.
La clave está en los “desagradables” pliegues arrugados y translúcidos de estos gusanos, según afirman investigadores del Instituto de Tecnología de Georgia en una prepublicación cargada en el servidor bioRxiv a principios de este mes.

Los gusanos de sangre almacenan sus órganos cuando no los utilizan; en esos momentos, el tubo bucal y el intestino permanecen “doblados”. Sus músculos retractores presentan “arrugas y pliegues pronunciados, que podrían funcionar como una forma de origami autoorganizado”, según escribió el equipo.
“Estas estrategias naturales pueden arrojar luz sobre la retracción repetible”, dijeron.
Lo averiguaron probando la biomecánica de los gusanos de sangre, tanto en gelatina infundida con aire como con agua de mar, ambientes que simulaban a las marismas donde excavan estos animales.
Los investigadores filmaron a las criaturas volviéndose del revés y utilizaron tecnología de ultrasonidos —que también se emplea para controlar a los fetos durante los embarazos humanos— para observar los procesos internos de los gusanos.
Los gusanos se colocaron en un “ataúd abierto” de plástico impreso en 3D para evitar que se retorcieran, como es su naturaleza.
Los investigadores también probaron la presión del fluido interno de los gusanos para comprender mejor las condiciones en las que invierten la probóscide.
Al final, los investigadores de Georgia descubrieron que el proceso es similar al de inflar un globo, ya que se hincha a medida que se bombea líquido al interior de la probóscide en cuestión de menos de dos segundos. La probóscide es capaz de estirarse hasta tres veces su tamaño sin romperse.

“Su tensión máxima, de un coeficiente de absorción molar de 2,9, es comparable a la de uno de los tejidos blandos más extensibles de la naturaleza, el cuerpo de la sanguijuela Hirudo nipponia, con una tensión máxima de 3,6. En comparación, los tendones humanos dejan de estirarse al llegar a una tensión de 0,098”, escribieron los autores.
Retraer la probóscide le lleva al gusano unos ocho segundos, pero sigue siendo bastante rápido.
“Es similar a ver el 'detrás de escena' de un truco de magia”, dijo David Hu, ingeniero mecánico del Instituto de Tecnología de Georgia, a la revista Science, y añadió: “Podíamos ver la probóscide desinflada esperando el cambio”.
Según Hu, entender el funcionamiento de estos gusanos podría ayudar a desarrollar futuras tecnologías para robots de cuerpo blando. La mayoría de los robots de este tipo utilizan películas de poliuretano, las cuales no son tan elásticas como la probóscide de una lombriz.
Traducción de Sara Pignatiello




