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¿Hace cuánto fue el primer beso entre humanos? Depende de cómo definas “beso”

A excepción de unas pocas especies, se observó que la mayoría de los simios y un par de monos se besan

Matilda Brindle
The Conversation
Jueves, 20 de noviembre de 2025 13:34 EST
El debate sobre el destino de los neandertales se prolongó durante décadas
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Si te pidiera que imaginaras el beso apasionado de sus sueños, lo más probable es que no fuera con un neandertal, por muy corpulento e hirsuto que sea. Sin embargo, las nuevas investigaciones de mi equipo sugieren que estos machos en cuclillas podrían haber sido ideales para tus antepasados.

En nuestro nuevo trabajo, unos colegas y yo investigamos el beso en monos y simios, incluidos los humanos modernos y los neandertales, para reconstruir por primera vez su historia evolutiva.

Antes de poder hacerlo, necesitábamos construir una definición de beso que fuera aplicable a una amplia variedad de animales. Esto parece sencillo, pero muchos comportamientos parecen besos a primera vista.

Muchos primates premastican la comida para sus crías y se la dan por vía oral (un comportamiento conocido como premasticación). Las hormigas también intercambian fluidos y alimentos boca a boca en un proceso conocido como trofalaxis. A veces también lo hacen boca a ano, pero es más difícil confundirlo con un beso. También se pueden ver peces roncadores tropicales franceses besándose apasionadamente. Sin embargo, este comportamiento no es un beso francés. Forma parte de una exhibición de dominación conocida como “lucha de besos”.

Excluimos de nuestra definición el comportamiento similar al beso. También excluimos las interacciones que pudieran ser accidentales o darse entre miembros de especies diferentes, como cuando los perros lamen la boca de sus dueños (o la vez que un mono capuchino intentó besuquearme, pero esa es otra historia).

Teniendo todo esto en cuenta, definimos el beso como un contacto no agresivo, dirigido, boca a boca, entre miembros de la misma especie, que no implica transferencia de alimentos. Según esta definición, todo tipo de animales se besan, desde los osos polares que disfrutan de animadas rondas de tenis de amígdalas hasta los perros de la pradera que se besuquean suavemente.

Utilizamos esta definición para rastrear artículos científicos publicados, buscando observaciones de besos en el grupo de monos y simios que evolucionaron en África, Asia y Europa. Resulta que se observó que un par de monos, y la mayoría de los simios, se besan, a excepción de los gorilas orientales y los simios pequeños (gibones y siamangs).

Una pareja besándose
Una pareja besándose (Getty Images)

El tipo de beso puede variar, tanto dentro de una misma especie como entre especies. El beso entre bonobos tiende a ser un asunto exclusivamente sensual, con una “prolongada interacción de lengua con lengua”. Otros simios también tienen un lado picante, a veces besándose como juego previo, o durante el sexo.

Los besos también se dan en contextos afectuosos y platónicos en la mayoría de los simios, como cuando las madres besan a sus hijos o durante los saludos y las reconciliaciones.

Combinamos estos datos con información sobre las relaciones evolutivas entre las distintas especies, en lo que se conoce como análisis filogenético comparativo. Esta técnica nos permitió modelizar la historia evolutiva del beso y explorar si era probable que estuviera presente en los antepasados de distintos grupos de especies.

Nuestros resultados pintan a los primeros simios bajo una luz amorosa, mostrando que los antepasados de los grandes simios se besaban hace entre 21,5 y 16,9 millones de años. Estaba claro que habían dado en el clavo, porque siguen haciéndolo desde entonces, aparte de los gorilas orientales, a los que no parece gustarles.

About the author

Matilda Brindle es investigadora postdoctoral en la Universidad de Oxford Este artículo se publicó originalmente en The Conversation y se distribuye bajo licencia Creative Commons. Lee el artículo original.

Nuestras reconstrucciones también clarifican las inclinaciones de los neandertales, a los que también les gustaba besuquearse. Investigaciones anteriores demuestran que los humanos modernos y los neandertales compartieron un microbio bucal mucho después de que ambas especies divergieran en linajes separados. Para que esto ocurriera, los microbios tuvieron que haberse transferido entre las dos especies. En otras palabras, intercambiaban saliva.

Por supuesto, esto podría tener una explicación inocente. Quizás las dos especies estaban simplemente compartiendo comida en una fogata amistosa. Por otra parte, si se tiene en cuenta que la mayoría de las personas de ascendencia no africana tienen algún tipo de ascendencia neandertal, junto con nuestro descubrimiento de que el beso estaba presente en los neandertales, surge una imagen más pícara.

Entonces, ¿los humanos y los neandertales se llevaban bien? Por desgracia, los besos no se conservan en el registro fósil, así que nunca podremos asegurarlo, pero las pruebas apuntan sin duda en esa dirección. Una cosa que puedo asegurar es que nunca volveré a mirar a un neandertal de la misma manera.

Traducción de Olivia Gorsin

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