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La hoja de coca es fuente de trabajo, espiritualidad e identidad en Bolivia

R. Mara Teresa Hernndez
Domingo, 07 de septiembre de 2025 00:39 EDT

Tomás Zavala hace un ritual antes de arrancar cada jornada de trabajo en su sembradío de hojas de coca.

En lo profundo de las montañas de la región boliviana de Yungas, el hombre de 69 años le pide permiso a la Madre Tierra para cultivar.

“La coca es la prima de nosotros para poder sobrevivir”, dijo. “El terreno se jakcha (arruina) si lo trabajas sin permiso”.

Fuera de Bolivia esta pequeña hoja verde suele ser reconocida como el ingrediente principal de la cocaína, pero en el país sudamericano se la considera sagrada y está presente tanto en rituales como en la vida cotidiana.

“La hoja de coca sirve para hacer estudiar a nuestros hijos y para nuestra alimentación”, añadió Zavala. “Sirve para todo”.

El “boleo”, patrimonio de Bolivia

Bolivia reconoce a la hoja de coca como parte de su patrimonio cultural y permite su cultivo en áreas específicas. De acuerdo con la Asociación Departamental de Productores del país, su producción emplea a unas 45.000 personas.

La mayor parte de los bolivianos la usan para el “boleo”, una práctica considerada patrimonio intangible desde 2016 y que consiste en colocar algunas hojas en la cara interna de la mejilla.

Algunos lo llaman masticación, pero la coca no se usa como chicle. La gente simplemente la mantiene en la boca para que libere sus activos. Los alcaloides que desprende tienen un efecto estimulante, pero tanto los productores como el gobierno sostienen que sus efectos son leves y distan mucho de aquellos que produce la cocaína.

“Nos detiene el cansancio y nos quita el hambre”, explicó Rudi Paxi, secretario de la asociación. “Siempre vas a ver a los de Yungas hacer el boleo antes de llegar al trabajo”.

Neri Argane, de 60 años y quien trabaja en una plantación en esa región, es una de ellas. Dijo que durante sus jornadas de trabajo se alimenta de bananas, arroz y tortillas para sentirse fuerte, pero el boleo es lo que le permite mantenerse agachada por horas en su cocal.

Los cocales como herencia entre los bolivianos

El gobierno de Bolivia constantemente difunde cómo la hoja de coca se entrelaza con la herencia cultural de su gente.

A pesar de que su reputación hace que muchos extranjeros aún la relacionen con el tráfico de drogas, el presidente Luis Arce buscó el modo de destacar sus raíces ancestrales a principios de 2025, cuando realizó un boleo público en el marco del Día del Masticado de Coca.

“Nuestro gobierno reivindica la coca porque es un símbolo cultural”, dijo el mandatario. “Representa nuestra identidad y soberanía, tiene un valor medicinal y ritual y es un factor de cohesión social”.

En Yungas, donde vive Zavala —a 100 kilómetros de La Paz—, la historia de miles de familias está entrelazada con la coca.

“Ocho añitos y ya veía a mis padres cómo labraban la tierra”, dijo. “Por suerte me la dejaron para poder sobrevivir”.

Mónica López también heredó los sembradíos de sus padres en un pueblo cercano. “Soy productora desde que tengo uso de razón”, recordó.

Producir hojas de buena calidad es difícil. Todo el trabajo se hace a mano, sin maquinaria ni ganado que ayuden. Los campesinos preparan la tierra alrededor de octubre, siembran en diciembre y recogen los cultivos en febrero.

La mayoría de los cocales son manejados por familiares. En un día cualquiera en Yungas es común observar a niños junto a sus padres y abuelas mientras limpian las hojas para prevenir que se quiebren o atraigan plagas.

“Desde mis dos años yo sé cosechar la coca y te puedo decir que es un trabajo duro”, aseguró Alejandra Escobar. “Pero la hoja de coca trae hartos beneficios. Cuando no hay dinero, es lo que consumes”.

Muchos bolivianos que viven en el campo tratan dolores de cabeza y estómago con té de coca. Pero en otros sitios del país la gente la usa para preparar panes, helados y hasta cerveza.

“La coca está en todos lados”, dijo Paxi. “Nos une como familia, nos acompaña”.

La coca nutre el cuerpo y el espíritu

Esta hoja también juega un papel en la espiritualidad de los bolivianos. “Sirve para comenzar la mayoría de los rituales”, dijo el antropólogo Milton Eyzaguirre. “Para empezar un trabajo, por ejemplo, se pone una mesa y se van colocando las hojas”.

En la cosmovisión aymara las mesas son ofrendas que se realizan a la Pachamama o Madre Tierra. Son montadas por líderes espirituales que piden riqueza, protección y salud.

“La hoja de coca es para mirar”, dijo Neyza Hurtado, quien fue contratada por una familia para realizar rituales en agosto, considerado mes de la Pachamama. “Al descifrar la hoja de coca sabes cómo está una persona”.

Los rituales personales que emplean hojas de coca también son comunes. De acuerdo con Eyzaguirre, los albañiles suelen realizan boleos antes de iniciar sus jornadas de trabajo. Y tal como Zavala, piden permiso a la Madre Tierra para arrancar el día.

“Se usa inclusive para los viajes”, explicó el antropólogo. “Cuando tú vas a pie a algún lugar, ofreces coca y la consumes para tener más fuerza”.

Los rituales para la Pachamama se mantienen en Yungas

La mayoría de los rituales que Lopez realiza con coca ocurren a principios de agosto. “Agradecemos mucho a la Madre Tierra, porque si se cansa, no brota como debería”.

En la mesa que monta en su casa su líder espiritual coloca dulces, arroz y canela. Antes de prenderle fuego para completar la ofrenda, López agrega 12 hojas de coca. “Pedimos deseos con las hojitas”, dijo. “Pedimos que nos vayan bien esos 12 meses, de agosto hasta agosto”.

Al igual que su cocal en Yungas, su fe en la Pachamama fue una herencia de sus padres. Ahora realiza sus rituales con sus cinco hijos, confiando en que ellos mantendrán la tradición en el futuro.

Las ofrendas que Zavala realiza ocurren tanto en casa como en su cocal y también anima a sus nietos a participar. “Hay que traer la Pachamama a los terrenos para que produzca bien”, aseguró.

Además de pedirle permiso para trabajar, Zavala realiza otro ritual conocido como “chayar”, que se refiere al acto de rociar alguna bebida alcohólica sobre la tierra como ofrenda.

“Esto es lo que nos han dejado nuestros tatarabuelos”, dijo. “Ahora tenemos que seguir manteniéndolo”.

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La cobertura de noticias religiosas de The Associated Press recibe apoyo a través de una colaboración con The Conversation US, con fondos del Lilly Endowment Inc. La AP es la única responsable de todo el contenido.

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