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El misterio del aeropuerto más caro del país, sin aviones ni pasajeros

Con capacidad para 400.000 pasajeros, el aeropuerto no responde a las necesidades de una ciudad con solo 90.000 habitantes

Riazat Butt
Miércoles, 30 de julio de 2025 15:51 EDT
Pakistán y China impulsan nuevo aeropuerto internacional en Gwadar
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Sin pasajeros ni aviones, el aeropuerto más nuevo y costoso de Pakistán sigue siendo un misterio.

El nuevo Aeropuerto Internacional de Gwadar, financiado íntegramente por China con una inversión de 240 millones de dólares, se completó en octubre de 2024.

Ubicado en la ciudad costera de Gwadar, contrasta de forma marcada con la realidad de Baluchistán, la empobrecida y conflictiva provincia del suroeste paquistaní que lo rodea.

Durante la última década, China ha destinado importantes recursos a Baluchistán y Gwadar como parte del ambicioso Corredor Económico China-Pakistán (CPEC), un proyecto multimillonario que busca conectar su provincia occidental de Xinjiang con el mar Arábigo.

Aunque las autoridades han presentado el proyecto como transformador, en Gwadar hay pocos indicios de progreso real. La ciudad, con una población de apenas 90.000 habitantes, no está conectada a la red eléctrica nacional. La energía proviene en su mayoría de Irán o de instalaciones solares y el acceso al agua potable sigue siendo limitado.

En este contexto, un aeropuerto con capacidad para 400.000 pasajeros al año no parece responder a las necesidades reales de la población local.

“Este aeropuerto no es para Pakistán ni para Gwadar”, afirmó Azeem Khalid, experto en relaciones internacionales especializado en los vínculos entre Pakistán y China. “Está pensado para China, para garantizar un acceso seguro de sus ciudadanos a Gwadar y Baluchistán”, agregó.

Varias personas caminan por un mercado en la ciudad costera de Gwadar, ubicada en la provincia suroccidental de Baluchistán, Pakistán
Varias personas caminan por un mercado en la ciudad costera de Gwadar, ubicada en la provincia suroccidental de Baluchistán, Pakistán (Copyright 2025 The Associated Press. All rights reserved.)

El CPEC ha intensificado una insurgencia de décadas en Baluchistán, una provincia rica en recursos y estratégicamente ubicada. Los movimientos separatistas, que denuncian una explotación estatal que excluye a la población local, luchan por la independencia mediante ataques contra tropas paquistaníes y trabajadores chinos, tanto en Baluchistán como en otras regiones del país.

Miembros de la minoría étnica baloch afirman sufrir discriminación por parte del Estado y denuncian la falta de acceso a oportunidades que sí existen en otras zonas de Pakistán. El gobierno rechaza estas acusaciones.

Con el objetivo de proteger las inversiones chinas en la zona, el gobierno paquistaní ha reforzado su presencia militar en Gwadar para contener la disidencia. La ciudad se ha convertido en un laberinto de puestos de control, alambre de púas, tropas, barricadas y torres de vigilancia. Las autoridades cierran las carreteras sin previo aviso varios días a la semana para garantizar el paso seguro de trabajadores chinos y funcionarios paquistaníes.

Los servicios de inteligencia supervisan de cerca a los periodistas que visitan Gwadar. Incluso el mercado de pescado, uno de los principales centros de actividad local, se considera demasiado sensible para ser cubierto.

Muchos habitantes se sienten agotados por el clima de vigilancia y control.

“Nadie nos preguntaba adónde íbamos, qué hacíamos o cómo nos llamábamos”, recuerda Khuda Bakhsh Hashim, un residente de 76 años. “Solíamos pasar la noche haciendo picnics en la montaña o en el campo.

Ahora se nos exige que demostremos quiénes somos y de dónde venimos. Somos residentes. Que se identifiquen ellos”, agregó con firmeza.

Vista de la zona recientemente urbanizada (abajo) y del centro de la ciudad desde lo alto de una colina en Gwadar, ciudad costera de Baluchistán, Pakistán, el 14 de enero de 2025
Vista de la zona recientemente urbanizada (abajo) y del centro de la ciudad desde lo alto de una colina en Gwadar, ciudad costera de Baluchistán, Pakistán, el 14 de enero de 2025 (Copyright 2025 The Associated Press. All rights reserved.)

Hashim recordó con nostalgia una época cálida como el sol de invierno, cuando Gwadar aún pertenecía a Omán y servía como escala para los barcos de pasajeros rumbo a Bombay. Según cuenta, en aquel entonces nadie se iba a la cama con hambre y los hombres encontraban empleo con facilidad. Siempre había algo para comer y no faltaba el agua potable.

Hoy, el agua se ha agotado por efecto de la sequía y de una explotación descontrolada. Lo mismo ha ocurrido con el trabajo.

El gobierno afirma que el CPEC ha generado cerca de 2.000 empleos locales, pero no queda claro a quiénes se refiere con “locales”: si a los residentes baluchis o a trabajadores provenientes de otras regiones de Pakistán. Las autoridades no ofrecieron más detalles.

Pescadores pesan su captura en una báscula en la ciudad costera de Gwadar, en la provincia suroccidental de Baluchistán, Pakistán
Pescadores pesan su captura en una báscula en la ciudad costera de Gwadar, en la provincia suroccidental de Baluchistán, Pakistán (Copyright 2025 The Associated Press. All rights reserved.)

Gwadar es una ciudad modesta, pero tiene su encanto. La comida es excelente y los lugareños suelen mostrarse amables y conversadores con los visitantes. Durante los días festivos, las playas se llenan de gente, lo que le da vida al paisaje costero.

A pesar de ello, persiste la percepción de que es un lugar peligroso o difícil de visitar. Solo una ruta comercial conecta el aeropuerto nacional de Gwadar con Karachi, la ciudad más grande de Pakistán, ubicada al otro extremo de la costa del mar Arábigo, con tres vuelos semanales.

No existen vuelos directos a Quetta, capital de la provincia de Baluchistán, ni a Islamabad, la capital del país. La única vía terrestre importante es una carretera costera escénica pero con pocos servicios.

Desde el inicio de la insurgencia baloch hace cinco décadas, miles de personas han desaparecido en la provincia. Según los habitantes locales, cualquiera que proteste contra la explotación o la represión corre el riesgo de ser arrestado bajo sospecha de tener vínculos con grupos armados.

La población vive en tensión constante. Activistas locales denuncian desapariciones forzadas y torturas, acusaciones que el gobierno rechaza.

Hashim mantiene la esperanza de que el CPEC algún día beneficie a la población local, especialmente a los jóvenes, con empleo, dignidad y un propósito. Pero hasta ahora, dice, eso no ha ocurrido.

“Cuando alguien tiene algo que comer, ¿por qué iba a elegir un mal camino?”, se pregunta. “No es bueno molestar a la gente”, añade con serenidad.

Según el Instituto de Estudios sobre Conflictos y Seguridad de Pakistán, la violencia por parte de grupos militantes disminuyó en Baluchistán tras la ofensiva contrainsurgente del gobierno en 2014, y logró estabilizarse hacia finales de esa década.

Los ataques se intensificaron a partir de 2021 y han seguido en aumento desde entonces. Los grupos militantes, en particular el proscrito Ejército de Liberación Baluchi, cobraron fuerza después de que los talibanes paquistaníes pusieran fin al alto el fuego con el gobierno en noviembre de 2022.

Imagen satelital de Planet Labs PBC que muestra el Nuevo Aeropuerto Internacional de Gwadar, ubicado en las afueras de la ciudad de Gwadar, Pakistán
Imagen satelital de Planet Labs PBC que muestra el Nuevo Aeropuerto Internacional de Gwadar, ubicado en las afueras de la ciudad de Gwadar, Pakistán

Los problemas de seguridad retrasaron la inauguración del nuevo aeropuerto internacional de Gwadar. Las autoridades temían que las montañas cercanas, por su proximidad a la infraestructura, pudieran servir como plataforma para un posible atentado.

Ante ese riesgo, el primer ministro de Pakistán, Shehbaz Sharif, y su homólogo chino, Li Qiang, realizaron una ceremonia de apertura de forma virtual. El vuelo inaugural se llevó a cabo sin acceso para la prensa ni para el público.

Abdul Ghafoor Hoth, presidente de distrito del Partido Awami de Baluchistán, denunció que ningún residente de Gwadar fue contratado para trabajar en el aeropuerto, “ni siquiera como vigilante”.

“Olvídense de los otros empleos. ¿Cuántos baluchis trabajan en este puerto que se construyó para el CPEC?”, cuestionó.

En diciembre, Hoth lideró protestas diarias por las precarias condiciones de vida en Gwadar. Las manifestaciones se extendieron durante 47 días y se suspendieron cuando las autoridades prometieron mejorar el acceso a servicios básicos como electricidad y agua potable.

Desde entonces, no se ha avanzado en el cumplimiento de esas demandas.

Según Khalid, experto en relaciones internacionales, mientras no se utilicen mano de obra, bienes o servicios locales, la CPEC no generará beneficios reales para la población de Gwadar. A medida que llegaban las inversiones chinas, también lo hacía un aparato de seguridad rígido, que impuso barreras físicas y sociales, y profundizó la desconfianza entre el Estado y la comunidad local.

“El gobierno pakistaní no está dispuesto a dar nada al pueblo baluchi, y los baluchis no están dispuestos a recibir nada del gobierno”, sentenció Khalid.

Traducción de Leticia Zampedri

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