¿Cuál es el mejor momento para decirle a tu hijo la verdad sobre Papá Noel? Esto recomiendan los expertos
La infancia ha estado llena de magia, cartas al Polo Norte y visitas a grutas navideñas, pero ahora la hija de Charlotte Cripps empieza a dudar de Papá Noel. ¿Cómo manejar este momento sin que se sienta engañada ni sufra burlas? Los expertos responden


¿Ha llegado el momento de revelar que Papá Noel es solo un mito navideño? Ayer mi hija Liberty, de siete años, volvió del colegio y me dijo: “Mamá, ¿Papá Noel existe? Un niño de mi curso dice que no”. Me quedé sin palabras. No supe qué responder. Miré al piso, evitando cruzar su mirada.
La gran mentira festiva me incomoda, porque no quiero ser deshonesta. Mentirles a mis hijas sobre Papá Noel, y también sobre el Elfo en el Estante, me parece una forma de mala crianza que puede romper una confianza construida con esfuerzo. Y, para ser sincera, no sé cómo manejar esta situación.
Me sorprende que mi hija mayor, Lola, de nueve años, no exprese las mismas dudas insistentes. Sospecho que tal vez ya conoce la verdad, sobre todo porque estoy segura de que me vio buscar “rellenos para la media” en el celular. ¿Será esto parte de algún trauma infantil muy comentado en futuras sesiones de terapia? ¿Se verá como algo detonante o, Dios no lo quiera, “tóxico”? ¿Es una forma de manipulación emocional seguir sosteniendo la mentira?
Quizá le estoy dando demasiadas vueltas. Suelo hacerlo. Nadie nunca se sentó conmigo para tener “la charla”. Solo recuerdo a mi papá tropezando mientras dejaba las medias en plena madrugada y despertándonos a todos en el altillo. Yo debía tener unos 10 años. A otra amiga la descubrieron cuando tomó fotos de ella y su esposo colocando los regalos bajo el árbol y olvidó que su teléfono estaba conectado al iPad familiar.
Según estudios, la edad promedio en la que los niños dejan de creer en Papá Noel es a los ocho años. El Santa Project, realizado por la psicóloga Candice Mills, de la University of Texas, tampoco encontró cambios en los niveles de credulidad durante los últimos 40 o 50 años. De hecho, el negocio de la creencia sigue en auge por el impacto de la tecnología: aplicaciones que permiten agregar a Papá Noel, al Conejo de Pascua o al Ratón Pérez en fotos o videos ofrecen pruebas cada vez más realistas de su supuesta existencia.
Además, según otra investigación, el 65 por ciento de las personas siguió el juego del mito de Papá Noel durante su infancia, aun cuando ya sabía que no era real. Así lo indica el Santa Study, realizado por el profesor Chris Boyle de la University of Exeter. El estudio también señala que el 72 % de los padres se mostró dispuesto a sostener el mito. Sin embargo, el 15 % de los niños dijo sentirse traicionado por sus padres, y un 10 % expresó enojo por el hecho de que la mentira se mantuviera durante tanto tiempo.

La realidad es que mis hijas están en la “zona de peligro”, la edad en la que empiezan a saber que Papá Noel es un personaje ficticio. ¿Es momento de pasarlas al llamado “equipo de Papá Noel”, como se conoce en los círculos de crianza al paso en el que los niños dejan de creer y se convierten en parte de la tradición de dar y de mantener viva la magia para otros?
Mi hija mayor también está en un punto límite, en el que seguir creyendo podría exponerla a burlas en la escuela.
Rohan Kapitany, profesor de ciencia de datos en la Durham University, participó este año en un estudio en el que se concluyó que decir la verdad sobre Papá Noel es una “decisión de criterio”.
“No existe un momento ideal para decirles a los niños la verdad sobre Papá Noel, del mismo modo que no lo hay para hablarles de sexo”, explica Kapitany. “Los niños llegan a sus propias conclusiones de una forma u otra. En cuanto al cuándo, depende de lo que tenga sentido para cada padre y de evitar que el niño sea objeto de burlas por creer cuando la mayoría de sus compañeros ya no lo hace”.
Kapitany sostiene que la clave está en “ascender” a los niños a un nuevo nivel de responsabilidad al hacerlos parte del secreto. “Hay que enseñarles que es importante y valioso ayudar a preservar la magia y los valores de Papá Noel y de la Navidad para hermanos menores, primos y compañeros de escuela. Es un rito de paso, y subrayar que este conocimiento no implica perder la creencia, sino ganar responsabilidad y respeto, puede ayudar a que los niños comprendan y valoren este saber más adulto”.
Alyssa Blask Campbell, experta en desarrollo emocional y autora del libro superventas Big Kids, Bigger Feelings (Hijos que crecen, emociones que crecen), coincide en que Papá Noel no es una tradición que funcione igual para todas las familias.
“No existe un único momento correcto para hablar con un niño sobre Papá Noel”, me dijo. “Cada familia lo maneja a su manera, y eso está bien. La mayoría de los niños lo descubre por sí sola. A medida que entran en la niñez media, entre los cinco y los 12 años, sus pares se convierten en una fuente clave de información, y su pensamiento se orienta más a la lógica, la comparación y la conciencia social. Empiezan a unir las piezas mucho antes de que los padres se sienten a explicarlo”.
Cuando comprenden la verdad, añadió, es normal que los niños experimenten emociones intensas, y también que los padres quieran protegerlos de esos sentimientos difíciles.
La mayoría de los niños lo descubre por sí sola. Empiezan a unir las piezas mucho antes de que los padres se sienten a explicarlo
“En realidad, momentos como este funcionan como ensayos para el procesamiento emocional. Los niños aprenden a reconocer lo que sienten, a ponerle nombre a esas emociones y a atravesarlas con apoyo.
Si un niño siente que le mintieron, lo más importante es que el adulto mantenga la calma, valide ese sentimiento y hable del tema con franqueza”, explica. La especialista recomienda acompañarlos con una “conexión simple y aterrizada” y ofrecer una verdad clara: “Papá Noel es algo que muchas familias usan para sumar magia y alegría. Lo compartimos porque nos parecía divertido y especial, no para engañarte”, sugiere como punto de partida.
La psicóloga infantil Amanda Gummer, fundadora de Good Play Guide, también cree que lo mejor es dejar que las cosas sigan su curso. “La mayoría de los niños descubre la verdad por sí sola alrededor de los siete u ocho años, cuando su pensamiento se vuelve más lógico y empiezan a contrastar las historias con la realidad”, me dijo. “El enfoque más saludable es seguir el ritmo del niño”.
Cuando hacen preguntas directas, suele ser una señal de que están listos para una conversación honesta, pero cuidadosa. “Disfrutar de la tradición de Papá Noel no es dañino”, señala Gummer. “Para los más pequeños, forma parte del juego imaginativo. Los problemas aparecen cuando los adultos insisten con relatos cada vez más elaborados, aun cuando el niño ya duda. Eso sí puede afectar la confianza”.

Y si algunos de sus compañeros ya saben que no es real, eso rara vez resulta perjudicial, añade.
“Los niños de una misma clase suelen llegar a esta etapa en momentos distintos. Lo importante es ayudar a tu propio hijo a entender lo que escuchó y tranquilizarlo al explicarle que cada familia hace las cosas a su manera”.
Para la mayoría de los niños, la transición es sencilla y positiva, sobre todo cuando se maneja con calidez y honestidad. “El objetivo no es dar la noticia a una edad determinada, sino acompañarlos en el paso de creer en el personaje a comprender el espíritu de Papá Noel de una forma que siga sintiéndose especial”.
Traducción de Leticia Zampedri






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