Madre que atribuía picazón de manos a un producto de limpieza descubrió que le quedaban meses de vida
La directora de una guardería de Londres, Maria Barry, de 58 años, se horrorizó al descubrir que la picazón crónica era un síntoma de una forma rara de cáncer
Una madre de tres hijos está luchando a contrarreloj para recaudar fondos para financiar un tratamiento que le salve la vida, después de que la picazón de sus manos resultara ser una forma rara y mortal de cáncer.
Maria Barry, de 58 años, que vive en Harrow, al noroeste de Londres, Inglaterra, con sus hijos, Nico, de 32 años, Luca, de 30, y Nadia, de 27, empezó a sufrir picazón y resequedad en las manos durante el primer confinamiento de covid-19 en marzo de 2020.
Al principio, Maria pensó que se trataba de una reacción a un nuevo producto de limpieza que estaba utilizando, pero en abril de 2022 le diagnosticaron un cáncer de las vías biliares, que es poco frecuente, con unos 1.000 casos nuevos al año en el Reino Unido, según el NHS, y, sin tratamiento, ahora solo le quedan entre tres y seis meses de vida.
La directora de una guardería infantil dijo: “El tratamiento de terapia génica que necesito no está disponible en el NHS y cuesta £16.500 (US$19.800) al mes de forma privada, por lo que estamos intentando desesperadamente recaudar dinero mediante una página de GoFundMe”.
“Cualquier cantidad que podamos conseguir se destinará a salvar mi vida. Todos mis hijos viven en casa conmigo y todavía no tengo nietos. No estoy lista para morir, estoy luchando para vivir”.
Para Maria, sus problemas comenzaron cuando empezó a tener picazón en las manos todo el tiempo.
Dijo: “Había tenido cálculos biliares un par de años antes y me acabaron extirpando la vesícula, pero aparte de eso nunca había tenido ningún problema de salud”.
“Durante el confinamiento, desarrollé un padecimiento que me resecaba las manos y tuve que usar guantes. Al principio pensé que era una reacción a un nuevo producto de limpieza que había comprado para limpiar la cocina”.
“Me picaban mucho y me dolían los codos, las articulaciones, todo, y no paraba de llamar al médico”.
Debido al confinamiento, María no pudo programar una cita en persona, por lo que tuvo que enviarle fotos al médico de cabecera de sus palmas enrojecidas y adoloridas.
Durante el año siguiente, le recetaron varias cremas con esteroides, geles y tratamientos UV, pero todo fue en vano.
Ella dijo: “Nada parecía funcionar y finalmente me remitieron a un dermatólogo”.
Y añadió: “Tardé en verlo y, aun entonces, sugirieron que probara nuevos medicamentos”.
Pero Maria dice que su intuición le gritaba, diciéndole que era algo más que una picazón en la piel.
Dijo: “Sabía que algo iba mal. Llevaba meses probando diferentes soluciones y nada había funcionado. Algo tenía que estar muy mal, así que exigí una tomografía computarizada”.
En la víspera de Navidad de 2021, Maria tuvo que acudir al hospital de Northwick Park para conocer sus resultados y, temiendo lo peor, se llevó a sus hijos mayores Nico, que no trabaja, Luca, vendedor, y Nadia, directora de un centro de fútbol, para que la apoyaran.
Ella dijo: “La noticia me sorprendió por completo. Los médicos sospechaban que tenía un cáncer raro y que había que hacer una biopsia”.
“Quedé devastada y nos arruinó por completo la Navidad. Todo el tiempo no dejaba de preocuparme por lo que iba a pasar”.
Después de Año Nuevo, Maria se sometió a tres biopsias que no fueron concluyentes.
Pero dijo: “Después de la cuarta biopsia, confirmaron que habían encontrado algo maligno”.
“Era tan raro que los médicos dijeron que tenían que hacer más pruebas para averiguar qué tipo de cáncer era”.
En abril de 2022, a Maria le diagnosticaron oficialmente un cáncer de las vías biliares. Se inicia en el conducto biliar y, en su caso, tras permanecer latente durante años, se había extendido al hígado.
Ella dijo: “Los médicos confirmaron que tenía una masa de 9 cm conocida como colangiocarcinoma intrahepático y me ofrecieron quimioterapia, la cual comenzó en mayo”.
Desgraciadamente, Maria batalló para soportar el tratamiento.
Dijo: “Estaba tan fatigada y enferma que los médicos decidieron poner en pausa la quimioterapia, la cual aún no he reanudado, porque estaba llegando al punto de pensar que la quimioterapia iba a matarme”.
Pero, al dejar de recibir el tratamiento, el pronóstico de Maria era sombrío, ya que los médicos le daban solo entre tres y seis meses de vida.
Desesperada por una alternativa, su hija Nadia empezó a buscar otras opciones.
María dijo: “Nadia encontró un ensayo de terapia génica que se había realizado recientemente en el University College London Hospital”.
“Nos informamos al respecto pero, por desgracia, llegamos demasiado tarde para participar”.
A diferencia de la quimioterapia, la terapia génica solo se enfoca en el cáncer durante el tratamiento, lo que puede significar menos efectos secundarios para el paciente, y Maria cree que podría beneficiarse de ella.
Dijo: “El tratamiento no está disponible en el NHS pero, ahora mismo, es mi única oportunidad de sobrevivir o de prolongar mi vida”.
“Cuesta alrededor de £16.500 al mes, para lo que hemos estado recaudando fondos”.
Tras recaudar el dinero suficiente para un mes de tratamiento, la semana pasada Maria empezó a tomar el medicamento, que consiste en dos pastillas diarias.
Dijo: “Tenía un dolor constante y me sentía mal después de recibir la quimioterapia”.
“Recientemente he empezado a tomar el medicamento y, aunque es demasiado pronto para saberlo, espero que mejore mi calidad de vida”.
“Cada mes de tratamiento cuesta £16.500 (US$19.800). Es un gasto muy grande”.
Y añadió: “Me gustaría que hubiera otras opciones, pero esta es la única posibilidad que tengo de vivir, así que estamos recaudando fondos en este momento”.
“Hemos conseguido recaudar suficiente dinero para el medicamento de julio y casi hemos alcanzado nuestro objetivo para el del mes que viene, pero ¿qué vamos a hacer después?”.
“Si no tenemos suficiente dinero, ¿se supone que debo morir?”.
Añadió: “Me parece tan injusto y estoy luchando por asimilarlo, cómo el dinero se interpone entre mí y el tratamiento que necesito para vivir”.
“No quiero dejar a mis hijos, no estoy preparada para irme”.
Nadia Barry, la hija de Maria, está decidida a luchar por su madre.
Nadia dijo: “Siempre que le digo a la gente que mi madre tiene cáncer de las vías biliares me dicen que nunca han oído hablar de él, y eso fue lo que sentimos cuando nos enteramos”.
“Queremos crear conciencia para que más gente lo conozca y sepa cuáles son los signos a los que debe prestar atención".
“Mi madre es joven, sus hijos aún viven en casa y aún no está preparada para morir”.
Añadió: “Ha dedicado su vida a cuidar de los niños en su trabajo en los servicios sociales y después como directora de una guardería, y ha ayudado a quien lo ha necesitado y nunca ha juzgado a nadie. Es la heroína del barrio y es querida por toda la comunidad. No podemos imaginar nuestras vidas sin ella”.
“Haré todo lo que esté en mi mano para salvarla, pero, como familia de clase trabajadora, no podemos permitirnos seguir pagando la factura de £16.500 (US$19.800) cada mes, lo que supondrá unas £170.000 (US$240.000) al año”.
“Sabemos que son tiempos difíciles y agradecemos cualquier ayuda que recibamos”.
“Voy a luchar por mi madre”.
Para donar a la causa de Maríi, visita: www.gofundme.com/f/pv22et-help-save-our-mum