¿Por qué la serie posapocalíptica ‘Pluribus’ es el programa más ingenioso de la televisión?
El nuevo proyecto de Vince Gilligan combina la ciencia ficción de ‘Los expedientes secretos X’ con el prestigio de ‘Breaking Bad’ y lo reúne con Rhea Seehorn, estrella de ‘Better Call Saul’. Ambos hablan con Jacob Stolworthy sobre este drama original con una premisa fascinante
Si alguna vez te preguntaste cómo sería una serie posapocalíptica creada por el responsable del fenómeno arrollador Breaking Bad, aquí está la respuesta: se trata de Pluribus, la nueva propuesta de Apple que presenta la catástrofe global más ingeniosa que ha llegado a la televisión: de un día para otro, como un rayo caído del cielo, la población mundial queda infectada por una epidemia de felicidad. Se logra la paz mundial y desaparecen los prejuicios, el crimen y la guerra. Como apocalipsis, este parece bastante tentador.
“Quería que el público pensara: ‘¿Es algo bueno o malo?’”, me cuenta Vince Gilligan, creador y showrunner. “En los últimos 20 años se han contado tantas historias posapocalípticas que me pregunto si es porque hay algo en el ambiente. Sin ponerme político, se siente como si se acercaran tiempos finales. Me asusta. Así que pensé: ‘Si voy a hacer un relato posapocalíptico, ¿cómo le doy un giro?’”.
Quien cae de lleno en el bando del “apocalipsis = malo” es Carol Sturka, interpretada por Rhea Seehorn, conocida por su brillante papel como Kim Wexler en Better Call Saul, el spin-off creado por el propio Gilligan. Carol está desencantada con su éxito como autora de fantasía, se sirve martinis entre paradas de una gira literaria que no desea hacer. Entonces el mundo, básicamente, termina. Pero Carol, la persona que más podría beneficiarse de una sonrisa, descubre que es la única a la que el virus no afecta. Una ironía digna de una letra de Alanis Morissette.
Carol se convierte en la salvadora involuntaria de la civilización, una tarea complicada si se considera que sus “enemigos” no son zombis rabiosos, sino personas encantadoras que solo quieren mejorarle la vida. Su conflicto queda resumido en una frase que se escucha a mitad de la serie: “¿De verdad crees que el mundo es un lugar mejor solo porque ahora es pacífico?”. Ese debate impulsa a Pluribus —una frase en latín que significa “de muchos, uno”— como la serie posapocalíptica para pensar. Menos The Walking Dead, más The Leftovers.
“Me gusta pensar que estaría del lado de Carol y defendería la individualidad”, dice Seehorn, sentada junto a su equipo de Pluribus, Gilligan y la coestrella Karolina Wydra. “Vince hace un gran trabajo al presentar argumentos razonables para cada punto de vista según la escena. Te obliga a replantear temas que dabas por blanco y negro, y eso es algo que puedes explorar con la ciencia ficción psicológica”.

Wydra, quien interpreta a Zosia, la amable “portavoz” de la multitud feliz, ofrece otra mirada. “Ellos creen en su causa”, dice con naturalidad. “Piensan: ‘Sabemos cómo es ser tú, pero tú no sabes cómo es ser nosotros… la serenidad que sentimos vale la pena’. Algunos podrían verlos como villanos por querer que Carol lo experimente, pero, al mismo tiempo, vale la pena defender la individualidad, y eso podría convertirlos en villanos. Hablamos de eso todo el tiempo en el plató”.
Ese debate es el que impulsa Pluribus, y no el misterio sobre el origen del brote, como podría pensarse. El episodio inicial insinúa su causa, pero, según Gilligan, eso es todo lo que obtendrán los fans. Quienes esperen una explicación detallada no la encontrarán aquí.
“Quería que el público pensara: ‘¿Es algo bueno o malo?’”.
“Eso es básicamente todo lo que necesitas saber. Espero que quienes disfrutan las series construidas como cajas de misterio sigan con esta, pero no creo que sea un tipo de historia llena de giros constantes. Aun así, como siempre, haremos todo lo posible por mantener el interés”. La segunda temporada ya está confirmada, y Gilligan proyecta que la serie tendrá cuatro en total.
Fue en las últimas etapas de la producción de Better Call Saul cuando Gilligan ideó Pluribus. Al principio pensaba en un protagonista masculino, pero después de ver a Seehorn con la coleta puesta y en pleno dominio del papel de Wexler —que le valió dos nominaciones al Emmy— decidió cambiar de rumbo.
“Quería volver a trabajar con Rhea”, dice. “Podría haber hecho una serie con cualquiera de los grandes actores de Saul, pero hubo algo en Rhea que me llamó. Sentía que sería genial crear una serie para ella”.
Para Seehorn, reunirse con Gilligan en Albuquerque, el escenario bañado por el sol de Better Call Saul, fue el “sí” más fácil de su carrera. Aun así, admite que la idea le resultó “abrumadora”, y no es para menos. En Saul tenía varios compañeros de escena sólidos, como Bob Odenkirk, Patrick Fabian y Michael McKean, pero gran parte del rodaje de las primeras etapas de Pluribus la pasó sola. Un episodio memorable, en el que Carol toma vodka y ve maratones de Los años dorados, se desarrolla casi como una obra unipersonal.

“Es el tipo de reto que una espera”, dice. “Saber que Vince escribió esto para mí fue un sueño hecho realidad. Hay mucho cariño en su base de fans, y da miedo estar a la altura. Nunca sabes cómo va a reaccionar la gente. Y esperamos que esta serie atraiga a otro grupo de seguidores. Fue divertido estar en la Comic-Con de San Diego y conocer a personas entusiasmadas por el toque de ciencia ficción”.
Pluribus también le dio a Gilligan un giro creativo: la serie está encabezada por una figura que representa el bien. Hacía tiempo que el creador del tirano fabricante de metanfetamina Walter White (Bryan Cranston) en Breaking Bad y del abogado corrupto Saul Goodman (Odenkirk) no construía un protagonista de ese tipo. “Lo que más me entusiasmó de Pluribus fue volver a escribir un héroe”, afirma. “Me di cuenta de que habían pasado 23 años desde que escribí personajes heroicos, como el agente Mulder y la agente Scully. Después pensé que sería divertido crear un antihéroe, y así apareció Walter White, y luego Walter dio paso a Jimmy McGill. Llevo 20 años haciéndolo. Amo a esos personajes y a esos actores, pero también me di cuenta de que el mundo real no se está volviendo más amable y que yo ya estaba listo para escribir un héroe de nuevo”.
“Desde los primeros días de ‘Better Call Saul’ supe que quería volver a trabajar con Rhea Seehorn”.
Podría pensarse que, después de siete años escribiendo para la emblemática serie de los noventa Los expedientes secretos X y de convertir el universo de Breaking Bad en un fenómeno cultural, Gilligan estaría más que satisfecho. Pero esos logros solo han aportado modestamente a su búsqueda personal de la felicidad, algo que, dice, ha perseguido toda su vida. “Pienso en eso mucho, demasiado, y llega un momento en el que te preguntas: ‘¿Es lo más importante? ¿Es tan grave no ser feliz?’ Siento que las personas felices no logran gran cosa”.
Entonces, ¿hay mucho de Gilligan en Carol? “Muchísimo. Soy un tipo medio gruñón. Pero quiero dejar claro que amo a mis fans. Los amo. Mientras veía el primer episodio pensé que sería fácil creer: ‘Si Vince puso algo de sí mismo aquí, ¿odia a sus fans?’ Porque Carol es muy amable con ellos cara a cara, y luego habla mal de su propio trabajo. Es una relación curiosa cuando tienes la suerte de crear algo que a la gente le encanta. Te da miedo perderlo”.

Gilligan no tiene de qué preocuparse. Pluribus quizá no alcance las alturas electrizantes de Breaking Bad, pero sobresale entre la avalancha de series recargadas hechas para complacer algoritmos y entretener a quienes miran el teléfono mientras hacen scroll. Es un soplo de aire fresco, una rareza sin prisas, un posible éxito de culto que demuestra que el entretenimiento de alto concepto también puede bajar una marcha.
“Mi esposa y yo no tenemos hijos, pero estas series son mi legado, lo único que dejaré”, dice Gilligan con una sonrisa modesta. “Me encanta la idea de que la gente las vea cuando yo ya no esté, igual que yo disfruto The Twilight Zone. Si logramos crear algo que la gente quiera volver a ver, esa sería mi idea del cielo”.
‘Pluribus’ estrena nuevos episodios los viernes en Apple TV+.
Traducción de Leticia Zampedri




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