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El papa León XIV invitó a actores y directores al Vaticano para hacer un apasionado discurso sobre el cine

En su discurso del sábado en el Vaticano, el papa León no dudó en defender el cine como una actividad profundamente humana y espiritual que nos permite reflexionar sobre nuestra propia humanidad

Ruari Elkington
The Conversation
Lunes, 17 de noviembre de 2025 10:09 EST
El papa León XIV critica el sistema económico mundial por “marginar a los más pobres” en su misa inaugural
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Que yo sepa, el papa León XIV nunca ha visitado la ciudad de Yass, en Nueva Gales del Sur, Australia.

Sin embargo, los esfuerzos de la comunidad de Yass por restaurar el cine Liberty, de estilo art déco, construido en los años 30, están en consonancia con el último pronunciamiento del Santo Padre. La sala de cine, antaño centro cultural de la ciudad, proyectó recientemente su primera película en más de 50 años.

En Yass, como en todas partes, los dispositivos inteligentes ofrecen una oportunidad para el entretenimiento basado en pantallas. Así que, ¿por qué gastar tiempo y dinero restaurando un viejo cine cuando puedes ver lo que quieras en tu iPhone en casa?

Sorprendentemente, la respuesta a esta pregunta es la misma en la Ciudad del Vaticano que en la zona rural de Nueva Gales del Sur.

Audiencia de Hollywood en el Vaticano

El 15 de noviembre, el papa León XIV tenía algo que decir al mundo sobre el cine.

El papa León XIV se reúne con el cineasta Spike Lee, durante una audiencia con artistas del mundo del cine en la Sala Clementina del Vaticano
El papa León XIV se reúne con el cineasta Spike Lee, durante una audiencia con artistas del mundo del cine en la Sala Clementina del Vaticano (Vatican Media/Reuters)

Para los investigadores que, como yo, estudian las culturas de afición al cine, se trata de un giro a la vez bienvenido y extraño.

No tenemos un largo historial de papas que enumeren sus “cuatro mejores” películas de todos los tiempos en Letterboxd, pero el fin de semana nos llegó la lista de Leo: por si te la perdiste, incluía La novicia rebelde (1965), Qué bello es vivir (1947), Gente como uno (1980) y La vida es bella (1997).

La decisión del Pontífice de invitar a actores, directores y ejecutivos cinematográficos al Vaticano para pronunciar un discurso sobre por qué los cines y el cine siguen siendo importantes ha puesto de repente las preguntas sobre el valor de esta práctica directamente frente a los 1.400 millones de católicos del mundo.

La australiana Cate Blanchett estuvo allí, junto con Monica Bellucci, Chris Pine y Adam Scott. También los cineastas Darren Aronofsky, Spike Lee, Judd Apatow y Gaspar Noé. Para cualquiera que esté familiarizado con la obra de Noé, está claro que el Pontífice no fue conservador a la hora de elegir a sus invitados. Esto reflejaba una línea clave de su discurso:

Cuando el cine es auténtico, no se limita a consolar, sino que desafía.

¿Por qué el papa está hablando de cine?

Como dirían muchos de los habitantes de Yass, el cine es un poderoso medio para que las comunidades se reúnan y sigan una historia compartida.

El papa León estrecha la mano del actor Robert De Niro
El papa León estrecha la mano del actor Robert De Niro (Vatican Media)

Esta experiencia, y la concentración y el compromiso que exige de nosotros, es sin duda más necesaria ahora que nunca.

El comentario hecho en Yass cuando se reabrió el Liberty Theatre no se refería al último éxito de taquilla, sino a los beneficios sociales, emocionales y comunitarios que permitía el cine. Como explicó un residente:

Volver a tener un cine en Yass significa que la comunidad puede reunirse, y además hay un sentimiento de orgullo.

En su discurso del sábado en el Vaticano, el papa León no dudó en defender el cine como una actividad profundamente humana y espiritual que nos permite reflexionar sobre nuestra propia humanidad:

El cine combina lo que parece mero entretenimiento con la narración de la aventura espiritual de la persona humana. Una de las aportaciones más valiosas del cine es ayudar al público a examinar su propia vida, a mirar la complejidad de sus experiencias con nuevos ojos, y a observar el mundo como si fuera la primera vez. Al hacerlo, se redescubre un fragmento de la esperanza que es esencial para que la humanidad viva en plenitud.

Mi propia investigación se ha centrado en comprender las diversas razones por las que el cine es valioso para las comunidades, y cómo la “prescripción social” del cine puede beneficiar a las poblaciones.

En las encuestas que mis colegas y yo realizamos en el sector, el 81 % de los espectadores afirmaron que el cine mejora su bienestar general, lo que pone de manifiesto sus grandes beneficios, a pesar de la diferencia entre la asistencia al cine antes de la pandemia y en la actualidad.

Sobre el autor

Ruari Elkington es profesor titular de Industrias Creativas e investigador jefe del Centro de Investigación de Medios Digitales (DMRC) de la Universidad Tecnológica de Queensland (QUT), Australia. Este artículo se publicó originalmente en ‘The Conversation’ y se distribuye bajo licencia Creative Commons. Puedes leer el artículo original aquí.

En su discurso, el papa León se centró en un aspecto ignorado, pero cada vez más valorado, de la importancia del cine: nos permite concentrarnos. En una economía de la atención en la que los “programas de segunda pantalla” conviven con otras distracciones digitales, entregarnos a una única historia en pantalla puede proporcionarnos el alivio que tanto necesitamos. En palabras del propio papa:

Vivimos en una época en la que las pantallas digitales están siempre encendidas. El flujo de información es constante. Sin embargo, el cine es mucho más que una pantalla; es una intersección de deseos, recuerdos y preguntas. [...] A medida que se desarrolla la trama, nuestra mente se educa, nuestra imaginación se amplía, e incluso el dolor puede encontrar un nuevo significado.

Una llamada práctica a la acción

Para cualquiera que piense que los académicos atribuyen demasiada profundidad al cine, pensar en Avatar como una “intersección de deseos, recuerdos y preguntas” puede parecer exagerado.

Pero el discurso no se limitó a lo metafísico, sino que también abordó cuestiones prácticas y soluciones. El papa habló de las dificultades de los cines para mantener a su público, del cierre de salas, y de la idea de que la experiencia cinematográfica puede estar en peligro.

Instó a las instituciones a cooperar en la reafirmación del valor social y cultural de esta actividad y, como la buena gente de Yass, apuntó directamente a por qué debemos valorar la experiencia de ir al cine:

Si una ciudad está viva, es en parte gracias a sus espacios culturales. Debemos habitar estos espacios y construir relaciones en ellos, día tras día.

Si el papa León llega alguna vez a Yass, esperemos que encuentre una comunidad unida en torno a su cine local.

Traducción de Sara Pignatiello

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