‘Número desconocido’: la historia detrás del documental de Netflix sobre el ciberacoso escolar
La producción está basada en un caso de acoso que conmocionó a la comunidad de Michigan y ahora está causando revuelo en las redes sociales, escribe Soledad Villa

Según una encuesta realizada por la Liga Antidifamación (ADL), más del 51 % de los adolescentes de entre 13 y 17 años han sufrido acoso a través de plataformas en línea; la cifra escaló de manera drástica del 36% que se había registrado un año antes.
El acoso puede incluir diferentes tipos de contacto no deseado en plataformas digitales —incluyendo redes sociales, salas de chat, correo electrónico— en donde se expresa abuso verbal, discursos de odio, trolleo, spam, suplantación de identidad o difamación.
Sobre este tema se desenvuelve el más reciente documental de Netflix Número desconocido: un escándalo de ciberacoso escolar. Esta producción está basada en un caso de acoso que conmocionó a la comunidad de Michigan, en los Estados Unidos, y ahora está causando revuelo en las redes sociales.
El documental habla sobre la experiencia de Lauryn Licari, de entonces 13 años, y su novio en aquel momento, Owen McKenny; ambos alumnos de la secundaria Beal City, en Michigan.
La trama, dirigida por Skye Borgman, inicia en octubre de 2020, cuando Licari comenzó a recibir mensajes desde un número desconocido con el aparente objetivo de conseguir la ruptura amorosa con McKenny. Aunque llegó a generar fricción entre la pareja, ellos ignoraron los mensajes. Sin embargo, un año después volvió el acoso con mensajes en tono amenazante.
La incomodidad de los adolescentes creció, pues los mensajes, además de llegar a ser hasta 40 o 50 diarios, llegaban a incluir información íntima, lo que sugería que se trataba de una persona en el círculo cercano quien buscaba hacer creer a la chica que su novio le era infiel o que ella no era suficiente buena para él.
A pesar de los intentos por bloquear el número de origen, las aplicaciones para generar números aleatorios dificultaron la defensa de las víctimas y la investigación de las autoridades que se involucraron cuando el contenido del acoso incluyó amenazas dirigidas a Licari y propuestas explícitas a McKenny.
La primera línea de investigación llevó al entorno cercano de los adolescentes, incluyendo el personal escolar y sus compañeros de clase. Así, los interrogatorios llegaron a Khloe, una estudiante de la misma secundaria que manejaba diferentes cuentas falsas en redes sociales, mismas que fueron descubiertas en su teléfono. Sin embargo, no se halló suficiente evidencia para ligarla con el acoso que sufría la pareja.
Los mensajes invasivos e insultantes continuaron durante prácticamente dos años hasta que McKenny propuso una separación temporal, con el fin de que el acoso terminara. Sin embargo, ocurrió todo lo contrario, pues los mensajes se intensificaron, esta vez, con incitaciones al suicidio en contra de Licari de quien cada vez revelaba mayor conocimiento de sus actividades y entorno cercano.
Fue esto último lo que ayudó a las autoridades a dar con una verdad monstruosa: el acosador vivía en la casa de la joven.
Ya con la cooperación del FBI y su unidad de delitos informáticos, se rastreó la actividad de los números utilizados hasta un solo dispositivo cuya dirección IP llevó a los investigadores al hogar de Licari.
Tras el cateo de la policía, Kendra Licari, madre de la víctima principal, admitió estar detrás del acoso contra los jóvenes, por lo que fue arrestada en 2022 bajo los cargos de acoso y uso indebido de sistemas informáticos.
Aunque Kendra recibió una condena de hasta 5 años de prisión, en 2024 fue liberada bajo libertad condicional y participó de forma activa en el documental para contar su historia con el fin de comenzar a reconstruir la relación con su hija, quien también ha expresado el deseo de hacerlo “cuando llegue el momento adecuado”.
Según lo relatado por Kendra, su propia adolescencia traumática la llevó a querer controlar a su hija al verla crecer y entrar en la adolescencia, tiempo en la que quiso mantenerla cerca.
A pesar de que esto puede determinarse como “Síndrome de Munchausen por poder”, no existe en realidad un diagnóstico médico que justifique la conducta de la madre de Lauryn, de quien se narra todos los cambios que atravesó en su vida por la violencia que sufrió de quien, en primera instancia, debía protegerla.
“Hace casi un año y medio que no la veo”, comentó Kendra en el documental, donde además reveló que tiene prohibido acercarse a Lauryn hasta 2026.