La fiscalía de Nueva York desestima el caso y le pone fin al juicio por el manuscrito de ‘Hotel California’
El fiscal de distrito presentó correos electrónicos recientemente disponibles que, según los defensores, cuestionaban la imparcialidad del juicio
Se desestimó la causa penal por el supuesto robo de un manuscrito con las letras de Hotel California, el álbum de los Eagles que se convirtió en un clásico del rock.
Tres hombres habían sido acusados de conspirar para poseer unas 100 páginas de un bloc de notas con letras de canciones, entre las que se encontraba la exitosa 'Hotel California'.
El miércoles 6 de marzo a las 10 a. m. hora del Este, el asistente del fiscal de distrito de la oficina de Manhattan, Aaron Ginandes, le informó al juez que los fiscales no seguirían adelante con el caso, e hizo referencia a correos electrónicos recientemente disponibles que, según los abogados defensores, cuestionaban la imparcialidad del juicio.
Los documentos salieron a la luz cuando la estrella de los Eagles, Don Henley, decidió renunciar al secreto profesional la semana pasada, pero para ese entonces, tanto él como otros testigos de la fiscalía ya habían declarado.
La defensa argumentó que las nuevas revelaciones planteaban preguntas que no habían podido formular.
“Los testigos y sus abogados” utilizaron el secreto profesional “para generar confusión y ocultar información que consideraban perjudicial”, dijo el juez Curtis Farber al desestimar el caso.
Los acusados eran tres figuras muy reconocidas: el comerciante de libros poco comunes Glenn Horowitz, el excurador del Salón de la Fama del Rock and Roll, Craig Inciardi, y el vendedor de objetos coleccionables relacionados con el rock, Edward Kosinski.
Los tres acusados se declararon inocentes de los cargos imputados, entre ellos, el de conspiración para la posesión delictiva de bienes robados. Además, sus abogados afirmaron que no cometieron ningún delito con los documentos adquiridos a través de un escritor, Ed Sanders, quien estaba trabajando en una biografía inédita autorizada por The Eagles.
Sanders, quien recibió los documentos como parte de su investigación para su libro a finales de los años setenta y ochenta, no fue acusado en el caso.
Según la fiscalía, los tres hombres sabían que las páginas eran de dudosa proveniencia, pero las vendieron de todos modos, a pesar de las objeciones de Henley, cofundador de los Eagles.
Henley no había notado la falta de las páginas, sino hasta que aparecieron a la venta en un sitio de subastas. Fue entonces que denunció el robo.
El músico declaró en el juicio que le había permitido a Sanders tomar prestados los documentos como parte de su investigación para la biografía, pero nunca los regaló ni se los dio a nadie para que se los quedara o los vendiera.
Es un final algo decepcionante para un juicio que había despertado la curiosidad del mundo de la música, sobre todo por la aparición de Henley como testigo principal.
Irving Azoff, mánager de los Eagles durante muchos años, también compareció como testigo y reveló cómo la relación entre los Eagles y el excurador se dañó después de sentirse defraudados por el resultado final del libro de Sanders.
Ofreció información sobre la llamativa ruptura del grupo en 1980, y también sobre los procesos creativos de la banda durante los años setenta.
Al parecer, Henley prefería escribir las canciones en blocs de hojas amarillas, mientras que su difunto compañero de banda, Glenn Frey, optaba por los de hojas blancas.
Azoff comparó al dúo con los protagonistas de la película cómica de 1968 La extraña pareja: “Don [Henley] era el tipo que andaba de aquí para allá recogiendo las botellas de cerveza vacías y las colillas de cigarrillos de Glenn [Frey]. Los volvía locos”, expresó. “Es mejor que tuvieran un lugar neutral para destrozar, antes que una de sus casas”.
Además, dijo que no tenía conocimiento de que Henley hubiese cedido ninguno de los blocs de notas en los que, junto a Frey, solían redactar algunas de las letras más conocidas del cancionero del rock.
El juicio había comenzado a finales de febrero.
“La parte acusadora concede que la desestimación es apropiada en este caso”, explicó Ginandes.
Traducción de María Delia García