Estrellas del reguetón impulsan auge del básquetbol en Puerto Rico
Vianca Braña no solía asistir a partidos de básquetbol en su ciudad natal de Carolina, Puerto Rico —ni en ningún otro lugar del territorio de Estados Unidos. Pero en los últimos años, la joven de 23 años ha salido de la arena con la voz ronca, a menudo vistiendo una camiseta que dice “Carola”, un sobrenombre de su ciudad.
“Entre amistades creamos la diversión, y quería representar de donde es yo soy, de Carolina”, dijo Braña, quien asistió a su primer juego el año en que Bad Bunny, la estrella puertorriqueña del reguetón, compró un equipo en la liga profesional de baloncesto masculino de la isla. También fue por esa época que ella comenzó a hacer apuestas por diferentes equipos de Puerto Rico con sus amigas.
El fervor de Braña ilustra cómo la liga Baloncesto Superior Nacional (BSN) de Puerto Rico experimenta ahora un resurgimiento, impulsada por estrellas del reguetón como Bad Bunny, Ozuna y Anuel AA, quienes entran al juego financiero, compran equipos locales y ayudan a crecer una base de fans leales que la isla no ha había visto en más de 40 años.
Lo que antes eran estadios medio vacíos en Puerto Rico ahora están llenos de familias y fanáticos jóvenes que animan a sus equipos favoritos, desde Los Capitanes de Arecibo, en el norte de Puerto Rico, hasta Los Leones de Ponce, en el sur.
La asistencia se duplicó con creces entre 2018 y 2023, y se disparó de unas 480.000 entradas vendidas a casi 1 millón, según la liga profesional de baloncesto masculino de Puerto Rico, cuya presencia digital también ha despegado en los últimos años.
Un momento clave en el resurgimiento de la liga ocurrió en 2021, cuando Bad Bunny, tres veces ganador del Grammy, se convirtió en copropietario de Los Cangrejeros de Santurce, junto con su mánager, Noah Assad.
Las frecuentes visitas de Bad Bunny los días de partido provocaron un resurgimiento en la escena del baloncesto de Puerto Rico. Otros cantantes como Anuel AA lo imitaron rápidamente: él compró el equipo Capitanes de Arecibo antes que un nuevo propietario asumiera el control en 2023, y Ozuna adquirió el equipo Manatí, al que rebautizó como Los Osos, en 2022. La BSN cuenta actualmente con 12 equipos, en comparación con nueve hace apenas cuatro años.
Los partidos de básquetbol se han transformado en eventos de primer nivel, y atraen a celebridades como la leyenda de la NBA LeBron James, el exboxeador Floyd Mayweather y cantantes de reggaeton como Arcángel y Rauw Alejandro, lo que captura a audiencias de todas las edades que tienen la esperanza de verlos.
“Cuando llegó Noah y Bad Bunny, generamos un montón de ruido”, dijo Ricardo Dalmau, presidente del BSN. “Eso fue una explosión de atención”. Dalmau reportó que los ratings de la televisión local también vieron un aumento cuando comenzaron a transmitir algunos partidos en 2021, y que la mayor sorpresa fue su mayor bloque de audiencia: Mujeres de 18 a 49 años, una nueva audiencia que también se reflejó en las gradas. “Nunca sabes con qué artista te vas a encontrar en el BSN”, agregó.
Antes de su reciente aumento de popularidad, la liga estaba bajo presión financiera. Aunque Dalmau no proporcionó cifras específicas, dijo que solía haber mucha incertidumbre sobre si ciertos equipos participarían o si la liga podría cumplir con los contratos de los jugadores. “Ya no estamos teniendo esos problemas”, puntualizó.
Javier Sabath, un comentarista de baloncesto popular en la isla, contó que es testigo de lo que su padre —también comentarista deportivo hace décadas— describe como el ambiente de la década de 1980: El apogeo de la liga.
“Las generaciones nuevas nunca habían visto esto”, dijo Sabath. “El auge que ha tenido con los artistas urbanos le ha revivido la historia deportiva puertorriqueña que había quedado en el olvido”.
Sabath añadió que el impulso creado por los cantantes ha alimentado el entusiasmo de los fans más allá de simplemente ver a estrellas del reggaetón.
“Indirectamente, el hecho de estos artistas estar llamó la atención para que la gente se interese por nuestra liga”, sostuvo. “Esto ha sido un efecto dominó”.
Recientemente tuvo lugar un momento agridulce, cuando el equipo nacional masculino de básquetbol de Puerto Rico, compuesto por varios de los jugadores estrella de la liga, clasificó para los Juegos Olímpicos de verano de 2024 en París. La victoria sobre Lituania rompió una sequía de 20 años para el equipo que compitió por última vez en 2004 —y venció al equipo de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Atenas. Pero eso también es una pérdida para los equipos de la liga que jugarán más adelante en el verano.
El renacimiento de BSN se produce tras su apogeo hace más de 40 años. Los equipos de Bayamón, Quebradillas, Ponce y otras ciudades habían producido jugadores de renombre, como Butch Lee, el primer jugador puertorriqueño en ingresar a la NBA; Raymond Dalmau, cuyo hijo preside la liga actualmente; y Rubén Rodríguez, quien jugó para Los Vaqueros de Bayamón.
Como parte del frenesí actual, exjugadores de la NBA se han mudado a Puerto Rico en años recientes para unirse a la liga. Will Barton y Jared Sullinger juegan para el equipo de San Juan, mientras que otros exjugadores de la NBA como DeMarcus Cousins, Lance Stephenson y Brandon Knight también se unieron antes de pasar a otras cosas.
Aún así, algunos problemas siguen fuera del control de la liga, incluidos recortes presupuestarios severos, además que el gobierno recortó el presupuesto del Departamento de Recreación y Deportes de la isla a más de la mitad durante la última década. La falta de inversión y mantenimiento en los estadios deportivos de toda la isla ha causado filtraciones, lo que ha provocado suspensiones de juegos tras fuertes lluvias.
“A pesar de la falta de recursos económicos que nos quitaron desde esos años hasta ahora, lo hemos solucionado”, dijo Ray Quiñones, secretario de Recreación y Deportes de Puerto Rico, cuyo presupuesto de infraestructura se redujo de unos 15.300 dólares en 2014 a apenas 7.500 dólares en 2024.
Los estadios deportivos enfrentan el problema adicional de los cortes crónicos de energía en todo Puerto Rico, que todavía trabaja para reconstruir su red eléctrica después del huracán María, una tormenta categoría 4 que arrasó la isla en septiembre de 2017.
En junio, un partido en Carolina entre el equipo local, Los Gigantes, y Los Indios de Mayagüez, fue suspendido luego que un corte de energía generalizado dejara a más de 340.000 clientes sin electricidad. Un mes antes, un encuentro en el estadio principal de San Juan también fue suspendido debido a un corte de energía.
A pesar de los desafíos, las generaciones más jóvenes encuentran refugio fuera de sus hogares —que también deben lidiar con frecuentes cortes de energía— y un nuevo sentimiento de orgullo cuando asisten a los juegos.
Para aficionados como Annais Ramírez, los estadios de básquetbol se sienten como espacios seguros, especialmente para las mujeres que buscan participar en áreas dominadas históricamente por hombres.
Hay tantos artistas que van a los juegos que uno se pregunta si se encontrará con uno, explicó la joven de 27 años, quien estaba con una amiga que lucía un collar en forma de “C” —del pueblo de Carolina— con incrustaciones de diamantes.
Su amor por el equipo de Carolina ha crecido más allá de su expectativa de encontrarse con una celebridad. Durante su tiempo libre, Ramírez navega en las redes sociales para ponerse al día sobre los juegos a los que no pudo asistir en persona, revisa los momentos más destacados, los espectáculos del medio tiempo y las reacciones del público.
“Es bien ‘exhilarating’, y motiva a la gente a venir”, dijo en inglés y español. “En días de semana, para despejar, esto es super ‘chilling’”.