En la sede olímpica del voleibol de playa, la Torre Eiffel protagoniza un espectáculo muy francés
La estrella más grande del voleibol de playa en estos Juegos Olímpicos no puede saltar. Tampoco puee golpear una pelota ni lanzarse sobre la arena.
Pero sin duda es hermosa.
La Torre Eiffel se ha estado robando el espectáculo hasta el momento en los Juegos. Aficionados y y jugadores por igual han exclamado “¡Ooh-la-la!” por el paisaje sin igual que ha convertido al estadio Champ de Mars en la sede más icónica de París 2024.
“No sé quién eligió este lugar para poner aquí el voleibol de playa. Esa persona se merece una medalla también”, dijo el qatarí Cherif Younousse, medallista olímpico. “Calentando en la cancha lateral, decíamos, ‘¡guau!", estamos al pie de la Torre Eiffel”.
El monumento que los locales llaman La Dame de Fer — La Dama de Hierro — es tan sólo una de las razones por las que este recinto ha sido un éxito. Los aficionados agitan baguettes, bailan el cancán y cantan al ritmo de música de un DJ, que convierte el estadio de 12,860 asientos en el club de moda de Paris.
Celebridades, jefes de estado y realeza se detienen a observar.
“Estoy más que contenta de decirles a los otros deportes: ´Si, tenemos el mejor recinto”, dijo la australiana Taliqua Clancy, medallista de plata en Tokio.
Aunque el voleibol de playa no se unió al programa olímpico sino hasta 1996, rápidamente se ha convertido en uno de los deportes más populares de los Juegos, gracias a una atmósfera que rodea a una competencia con ambiente de fiesta en la playa.
La sede de Londres en el Horse Guards Parade brillaba con una vista de la torre del reloj Big Ben; Cuatro años más tarde, el estadio de la playa de Copacabana latía al ritmo de la samba. Tokio colocó su sede en un parque frente al mar con vista al Puente Arcoíris.
Pero París, como suele hacer París, los eclipsó a todos.