Cuatro preguntas clave sobre Jeffrey Epstein que el revelador libro de Virginia Giuffre no logra responder
En el libro autobiográfico Nobody's Girl, Giuffre, quien sobrevivió a abusos dentro de la red de tráfico sexual del financiero, deja ver lo mucho que aún se desconoce sobre la operación
Las memorias póstumas de Virginia Giuffre, acusadora de Epstein, arrojan nueva luz sobre la magnitud de los abusos cometidos por el magnate financiero pedófilo.
Giuffre (41) murió por suicidio en abril de este año mientras trabajaba en el libro con su coautora Amy Wallace. Publicado el martes, el libro Nobody's Girl explora con detalles a menudo desgarradores cómo Giuffre fue objeto de abusos por parte de los ricos y poderosos y cómo luchó para que se hiciera justicia.
La publicación del libro se produce mientras el presidente de EE. UU., Donald Trump, sigue sometido a una intensa presión para que haga públicos todos los archivos del Gobierno estadounidense sobre Epstein.

El propio Trump no ha sido acusado de ningún delito en relación con el financiero caído en desgracia, que murió en la celda de una cárcel de Nueva York en 2019. Aun así, se ha enfrentado a repetidos cuestionamientos sobre su pasada amistad con Epstein.
En este sentido, el presidente demandó al periódico The Wall Street Journal por informar que envió a Epstein un garabato “subido de tono” firmado por él por su 50 cumpleaños en 2003, pero los encargados del patrimonio del fallecido presentaron un objeto muy parecido a la descripción de la nota que hizo el periódico, en cumplimiento de una citación del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes de EE. UU. Trump ha mantenido que él no hizo el dibujo.
He aquí algunas de las preguntas clave que Giuffre plantea en su libro y que, por ahora, siguen sin respuesta.
¿Quiénes fueron los políticos estadounidenses que, según Giuffre, abusaron de ella?
Epstein ha sido asociado con conocidos políticos, celebridades y miembros de la realeza tanto en la cobertura de prensa como en documentos judiciales censurados. Aun así, según Giuffre, quedan muchas conexiones famosas cuyos nombres no han salido a la luz.
La autora escribe en Nobody's Girl que fue “ofrecida a multitud de hombres poderosos”, y continúa: “Entre ellos había un candidato a gobernador que pronto ganaría las elecciones en un estado del oeste de EE. UU., y un exsenador”.
No nombra a ninguno de los dos hombres, y ninguno ha sido mencionado antes, pero vuelve sobre ellos más adelante cuando explica que nunca supo los nombres de algunos de los hombres con los que fue víctima de la trata y, en algunos casos, no podía reconocer sus caras en las fotografías.
“Pero en otros, era como si hubiera conservado sus rostros en una cámara hermética en mi cabeza, una cámara que había estado esperando a ser abierta”, escribe, y añade: “Dentro estaban el ahora exgobernador de un estado del oeste de EE. UU., y un respetado senador del país”.
¿Qué pasó con los videos de vigilancia de Epstein?
El FBI y el Departamento de Justicia de Trump intentaron poner coto a las teorías conspirativas en torno al caso Epstein con un comunicado conjunto publicado en julio.
La oficina dijo que una revisión interna de todas las posesiones del Gobierno sobre el pederasta concluyó que no dejó atrás ninguna “lista de clientes” de sus amigos influyentes y que no había razón para sospechar que no acabara con su propia vida en la cárcel.
En septiembre, el director del FBI, Kash Patel, declaró ante las comisiones judiciales de la Cámara de Representantes y del Senado que su organización había hecho público “todo lo que legalmente se [había] permitido hacer público” en relación con el caso.
Giuffre reflexiona sobre los motivos de Epstein y de su cómplice Ghislaine Maxwell: “Una teoría es que traficaban con niñas para algunos de sus conocidos influyentes con la esperanza de que les debieran favores futuros. Otra teoría, apoyada por el hecho de que todas las casas de Epstein estaban equipadas con cámaras de video en todas las habitaciones, es que quería grabar a hombres en posiciones comprometidas para chantajearlos después”, expresa.
“No sé si eso es cierto, pero sí sé que Epstein guardaba una enorme biblioteca de videocasetes que habían sido grabadas dentro de sus casas. En la casa adosada de Manhattan, el propio Epstein me enseñó la habitación en la que controlaba y grababa las imágenes de las cámaras”, agrega.

Giuffre escribe más adelante que su agresor “siempre [le] sugería que esos videocasetes que tan meticulosamente coleccionaba en los dormitorios y cuartos de baño de sus distintas casas le daban poder sobre los demás”. Continúa: “Habló explícitamente de utilizarme y de lo que me había obligado a hacer con ciertos hombres como forma de chantaje, para que estos le debieran favores”.
Vuelve a la cuestión de los videos al final del libro, cuando pregunta: “¿Dónde están los videocasetes que el FBI confiscó en las casas de Epstein? ¿Y por qué no han conducido al procesamiento de más maltratadores?”.
El comunicado del FBI y el Departamento de Justicia publicado tras la muerte de Giuffre afirmaba que se había “llevado a cabo una revisión exhaustiva de los elementos de la investigación relacionados con Jeffrey Epstein”, incluidas las grabaciones tomadas en sus propiedades.
Las agencias mantuvieron que la decisión de no divulgar grandes cantidades de los archivos se debía a que contenían imágenes de abusos a menores y “otro tipo de pornografía”. También dijeron que habían consultado a numerosos abogados, analistas y expertos en libertades civiles antes de tomar una decisión al respecto.
¿Quién es el “ministro” que Giuffre no quiso nombrar?
En uno de los pasajes más explícitos del libro, Giuffre alude a un político anónimo que “[la] violó más salvajemente de lo que nadie lo había hecho antes”.
Se le considera un “ministro”, es decir, un parlamentario más que un miembro de Gabinete, y podría ser una de las conexiones políticas que tenía Epstein fuera de EE. UU.
La mujer escribe: “Estábamos en la isla de Epstein [Little St James] cuando me ordenaron llevar a ese hombre a una cabaña. Inmediatamente, quedó claro que el hombre, al que me he esforzado en describir en los documentos legales solo como un antiguo ministro, no estaba interesado en caricias. Quería violencia”.
“Me asfixió repetidamente hasta que perdí el conocimiento y se deleitó viéndome temer por mi vida. Horrorosamente, este hombre se reía cuando me hacía daño y se excitaba más cuando yo le suplicaba que parara. Salí de la cabaña sangrando”, prosigue.

“Durante días, me dolía respirar y tragar. Me puse de rodillas y le supliqué [a Epstein]. No sé si le temía al hombre o si le debía un favor, pero no quiso hacer ninguna promesa, diciendo fríamente sobre la brutalidad del político: ‘Algunas veces te pasará’”.
Hacia el final de Nobody's Girl, Giuffre admite que, aunque admira a las personas que se atreven a denunciar a sus agresores, “también debemos protegernos a nosotros mismos”.
“Pueden haber notado que, aunque he nombrado a algunos hombres en este libro, no he nombrado a todos los hombres con los que fui víctima de la trata”, acota, y prosigue: “En parte se debe a que todavía no conozco algunos de sus nombres. En parte, también, a que hay ciertos hombres a los que temo nombrar”.
“En cuanto al hombre que me violó brutalmente hacia el final de mi tiempo con Epstein y Maxwell —el hombre al que he llamado exministro en los documentos judiciales—, conozco su nombre, y él sabe lo que me hizo, aunque cuando otros le han pedido comentarios sobre mis acusaciones, él las ha negado. Temo que este hombre intente hacerme daño si digo su nombre aquí”, manifiesta.
¿Cuánto sabían realmente los conocidos de Epstein sobre los abusos?
Varias personas de alto nivel relacionadas con Epstein han negado tener conocimiento de sus delitos y han expresado su arrepentimiento por haber socializado alguna vez con él.
Sin embargo, Giuffre advierte a los lectores sobre creer tales afirmaciones. Sin dar nombres, escribe: “No se dejen engañar por aquellos del círculo de Epstein que dicen que no sabían lo que él estaba haciendo”.
“Cualquiera que pasara una cantidad significativa de tiempo con Epstein le veía tocar a las chicas de formas en las que no querrías que un viejo repulsivo tocara a tu hija. Pueden decir que no sabían que violaba niñas. Pero no estaban ciegos (por no mencionar el hecho de que muchas personas prominentes siguieron relacionándose con él años después de su condena)”, expresa.
“Epstein invitaba a muchos de los hombres de su círculo a mantener relaciones sexuales con las mujeres con las que él y Maxwell traficaban, tanto niñas como mujeres. Lo sé porque lo viví. Pero incluso los hombres que no participaban en los favores ofrecidos por Epstein podían ver las fotos de desnudos en sus paredes y las chicas desnudas en sus islas o junto a sus piscinas”, continúa.
“Epstein no solo no ocultaba lo que ocurría, sino que se divertía haciendo que la gente lo viera. Porque podía. Y la gente lo vio: científicos; recaudadores de fondos de universidades importantes y otras instituciones de renombre; titanes de la industria. Miraban y no les importaba”.
Si vives en EE. UU. y tú o alguien que conoces necesita asistencia por cuestiones de salud mental, llama a la Línea Nacional de Prevención del Suicidio y Crisis al 1-800-273-TALK (8255). Es una línea directa, gratuita y confidencial que está disponible 24 horas al día, siete días a la semana Si te encuentras en otro país, puedes ingresar a www.befrienders.org para conocer una línea de atención telefónica local.
Traducción de Sara Pignatiello