El asesino de los estudiantes de Idaho cumplirá su sentencia en una prisión con paredes cubiertas de excremento
La prisión de máxima seguridad de Idaho alberga a algunos de los reclusos más peligrosos del estado, incluido el asesino de la secta del fin del mundo Chad Daybell
Bryan Kohberger, quien fue sentenciado esta semana por los brutales asesinatos de cuatro estudiantes de la Universidad de Idaho, pasará probablemente el resto de su vida en una de las prisiones más severas del país.
Ubicada en una zona remota a las afueras de Boise, la Institución de Máxima Seguridad de Idaho (IMSI) ganó notoriedad por las duras condiciones reportadas en su interior, lo que incluye denuncias de abusos por parte del personal, enfrentamientos violentos entre reclusos, espacios de recreación descritos como “jaulas” cubiertas de excrementos y un sistema de ventilación considerado un “riesgo biológico”.
Esta prisión de máxima seguridad alberga a algunos de los criminales más peligrosos del estado, entre ellos Chad Daybell, condenado por asesinato y esposo de la autodenominada “madre del fin del mundo”, Lori Vallow.
Y ahora, Kohberger, de 30 años, los acompaña después de que el miércoles fuera trasladado desde la cárcel del condado de Ada. El juez Steven Hippler dictó cuatro cadenas perpetuas por los asesinatos de Madison Mogen, Kaylee Goncalves, Xana Kernodle y Ethan Chapin, un caso que sacudió la pequeña ciudad universitaria de Moscow en noviembre de 2022.

Desde su detención hace dos años y medio, los abogados de Bryan Kohberger intentaron sin éxito evitar que los fiscales solicitaran la pena de muerte e impugnaron las pruebas de ADN. El acuerdo de culpabilidad con la fiscalía se convirtió en la última vía para salvarle la vida.
El 2 de julio, pocas semanas antes de que comenzara su juicio, Kohberger se declaró culpable de los asesinatos a cambio de pasar el resto de su vida en prisión y evitar la pena de muerte.
Había estado bajo custodia en la cárcel del condado de Ada, en Boise, en régimen de máxima seguridad luego de que el juicio se trasladara desde Moscow. Sin embargo, ya fue trasladado a donde se espera que pase el resto de su vida: la IMSI, una remota prisión ubicada a unos 16 kilómetros al sur, rodeada por doble valla perimetral con alambre de cuchillas, sistema de detección electrónica y vigilancia armada las 24 horas del día.
En primer lugar, Kohberger pasará por un proceso de dos semanas en la Unidad de Recepción y Diagnóstico (RDU), para “evaluar sus necesidades y determinar el alojamiento adecuado”, explicó a The Independent Blake López, responsable de información pública del Departamento Correccional de Idaho. El proceso dura entre 7 y 14 días, añadió López.
“En este caso, el proceso del RDU tiene lugar en la unidad médica de la Institución de Máxima Seguridad de Idaho (IMSI)”, continuó López. “Esperamos hasta que una persona complete el RDU para determinar su clasificación, ubicación de vivienda y privilegios”.
El centro está diseñado para albergar a lo que el Departamento Correccional de Idaho define como los “residentes varones más problemáticos” del estado.
En 2024, la revista Security Journal Americas la incluyó en su lista de las “15 peores prisiones de Estados Unidos”, junto con instalaciones como la Penitenciaría Estatal de Luisiana, San Quintín en California y Attica en Nueva York.

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El desfavorable reconocimiento a la IMSI se produjo tras una huelga de hambre protagonizada por 90 reclusos que exigían mejoras en la atención y los servicios penitenciarios.
De acuerdo con el Idaho Statesman, los reportes de la época señalaban el uso excesivo del aislamiento, la escasez de recursos en salud mental y un “ambiente tenso y volátil”, atribuido al hacinamiento y a la violencia entre internos.
La práctica del confinamiento en régimen de aislamiento en la IMSI ha generado preocupación durante años. En 2016, el entonces director del Departamento Correccional de Idaho, Kevin Kempf, impulsó reformas tras confirmar que muchos reclusos permanecían solos hasta 23 horas al día, con contacto humano mínimo, alimentos entregados directamente en sus celdas y acceso limitado a duchas —reducido a solo tres veces por semana—, una rutina que, en algunos casos, se extendía por años, según reportó el medio local KBOI.
“El 97 % de estos individuos regresará algún día a una comunidad en Idaho”, declaró Kempf al medio local KBOI en ese momento.
“Si los tratamos como animales, saldrán de prisión comportándose como tales”, observó.

Para Bryan Kohberger, su traslado a la IMSI marcará el inicio de una cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, que se le impuso esta semana después de que las familias de las víctimas y una de las compañeros de piso supervivientes se enfrentaran al asesino en una sala llena.
Kohberger también fue condenado a 10 años de cárcel por robo con allanamiento de morada y a pagar 270.000 dólares en multas y sanciones civiles.
Cuando le llegó el turno de hablar ante el tribunal, Kohberger dijo: “Respetuosamente declino”, sin aclarar por qué allanó la casa de alquiler en Moscow a través de una puerta corredera de cristal a primera hora del 13 de noviembre de 2022 y apuñaló a cuatro de los estudiantes que estaban dentro.
Sin ninguna explicación ni vínculo conocido entre el asesino y las víctimas, el móvil de uno de los crímenes más espeluznantes de la historia de Idaho sigue siendo un misterio.
Traducción de Leticia Zampedri