Asesinatos de Idaho: sentencian al “cobarde” Bryan Kohberger a cadena perpetua sin revelar motivo del crimen
“Los padres que llevaron a sus hijos a la universidad en un camión lleno de cajas de mudanza tuvieron que traerlos a casa en carrozas fúnebres”, le reclamó el juez Steven Hippler al asesino en serie

Un juez sentenció el miércoles a Bryan Kohberger a morir en prisión por la “matanza sin sentido” de cuatro estudiantes universitarios de Idaho, después de que el asesino se negara a revelar sus motivos antes de conocer su destino.
El juez Steven Hippler, visiblemente conmocionado y aguantando las lágrimas en algunos momentos, sentenció a Kohberger a pasar el resto de su vida tras las rejas por cometer una “maldad indescriptible”. Le dictó cuatro cadenas perpetuas consecutivas, y 10 años adicionales por robo, sin posibilidad de libertad condicional.
La madrugada del 13 de noviembre de 2022, Kohberger irrumpió en la vivienda de Kaylee Goncalves (21), Madison Mogen (21), Ethan Chapin (20) y Xana Kernodle (20), en la pequeña ciudad de Moscow, Idaho, y los apuñaló hasta matarlos, mientras la mayoría dormía.
La única vez que Kohberger habló en la audiencia del miércoles fue para “declinar respetuosamente” la oportunidad de dirigirse al tribunal o revelar por qué cometió los horripilantes crímenes.
“Los padres que llevaron a sus hijos a la universidad en un camión lleno de cajas de mudanza tuvieron que traerlos a casa dentro de ataúdes en carrozas fúnebres”, expresó Hippler antes de pronunciar su sentencia en la sala del tribunal de Boise, Idaho.

El juez reconoció el anhelo de las familias por comprender el motivo de Kohberger, y observó que quizá nunca sepamos por qué.
“Al seguir centrándonos en el porqué, seguimos dando relevancia al Sr. Kohberger, le damos albedrío. Le damos poder”, expresó Hippler.
“La necesidad de saber lo que intrínsecamente no es comprensible nos hace depender del acusado para que nos dé una razón, y eso le da el protagonismo, la atención y el poder que parece ansiar”, agregó.
Durante las casi tres horas que duró la audiencia , padres, abuelos, hermanos y compañeros de piso supervivientes de los cuatro estudiantes asesinados dijeron a Kohberger que no era importante para “nadie” mientras confrontaban al asesino en serie.
Kohberger, vestido con un mono naranja de presidiario y esposado, no mostraba ninguna emoción e incluso parecía aburrido la mayor parte del tiempo mientras permanecía encorvado en su silla, pero de vez en cuando se estremecía al escuchar las desgarradoras declaraciones en la sala.

Entre lágrimas y rabia, las familias contaron a Kohberger la agonía que sus crímenes les inflingieron y lo que han soportado en los últimos años.
El fiscal del condado de Latah, Bill Thompson, también lloró al recomendar que Kohberger pasara el resto de su vida tras las rejas.
Steve Goncalves, padre de Kaylee Goncalves, se giró para mirar a Kohberger de frente y pronunciar su impactante declaración.
“A nadie le importas”, le dijo al asesino. “A partir de este momento, te olvidaremos”.
"Intentaste sembrar el miedo, intentaste dividirnos. Fracasaste. Uniste a todos en su desprecio hacia ti", agregó.

“El mundo está mirando por los niños, no por ti. A nadie le importas [...] Con el tiempo, no serás más que dos iniciales, olvidadas con el viento”, dijo Steve Goncalves.
Calificó a Kohberger de “chiste”, al tiempo que describió lo fácil que fue localizarlo.
“Los agentes de policía nos dijeron que en cuestión de minutos obtuvieron tu ADN. Como una tarjeta de presentación. Fuiste así de descuidado. Así de tonto. Así de estúpido. ¿Maestría? Eres un chiste. Un completo chiste”, largó Goncalves.
La hermana de Kaylee, Alivea Goncalves, se desató contra Kohberger y lo tildó de “psicópata” en una declaración que provocó aplausos por la forma en que se dirigió al asesino.
“La verdad es que eres básico”, dijo, dirigiéndose directamente a Kohberger. “Permíteme ser muy clara: nunca intentes convencerte de que importas solo porque alguien por fin dijo tu nombre en voz alta. Me doy cuenta de lo que eres”, aseveró.
“Siéntate derecho cuando te hable”, exigió Goncalves al encorvado asesino.

“Las decepciones como tú se alimentan de dolor. No voy a alimentar a tu bestia”, dijo. “En su lugar, te llamaré lo que eres. Sociópata. Psicópata. Asesino”.
"¿Quieres la verdad? Esta es la que más odiarás: si no los hubieras atacado mientras dormían, en mitad de la noche, como un pedófilo, Kaylee te habría pateado el pu*** culo”, le espetó Alivea Goncalves a Kohberger.
La sala estalló en aplausos.
Los seres queridos de Xana Kernodle condenaron a Kohberger “al infierno”.
“Vas a sufrir. Estoy temblando porque quiero hacerte daño. Vete al infierno”, dijo Randy Davis, padrastro de Xana, mientras señalaba a Kohberger con rabia.
La madre de Xana, Cara Worthington, leyó una emotiva carta a su hija, quien tenía “una luz tan brillante que vivirá para siempre”.
“Nada de lo que el ser humano pueda hacerte podrá compararse jamás con la ira de Dios”, dijo Worthington. “Inveitablemente, estarás ante nuestro Señor y tendrás que responder ante él por los pecados que has cometido al asesinar a nuestros hijos”.
Dylan Mortensen, una de las dos compañeras de piso que sobrevivieron a los asesinatos, dijo a Kohberger que era “malvado” mientras ella le decía desafiante que “nunca” le quitaría “la voz”.

Entre lágrimas, Mortensen dijo a Kohberger que era “un recipiente hueco, algo menos que humano”.
La otra compañera de piso superviviente, Bethany Funke, cuya declaración fue leída en voz alta por un amigo, reveló que durmió en la habitación de sus padres durante un año después de los asesinatos.
Funke también expresó su arrepentimiento por no haber llamado antes al 911.
El padrastro de Madison Mogen, Scott Laramie, dijo que la familia “envejecerá sin [su] única hija” en una emotiva declaración en la que compartía la desoladora pérdida de su única hija que estaba a punto de embarcarse en el mundo.
“Karen y yo somos gente corriente, pero vivimos vidas extraordinarias porque teníamos a Maddie. Maddie fue arrebatada sin sentido y brutalmente en un repentino acto de maldad”, dijo Laramie.
“Desde la pérdida de Maddie, hay un vacío en nuestros corazones, hogar y familia: un vacío interminable”, describió.
La madre de Kohberger, acompañada en el tribunal por su hermana, sollozaba en silencio mientras los padres de las víctimas describían su dolor.
La madre de Kaylee, Kristi Goncalves, dijo a Bryan Kohberger que “el infierno estará esperando”.
“No eres nada. Que sigas viviendo tu vida en la miseria. Eres oficialmente propiedad del estado de Idaho, donde tus compañeros de prisión esperan ansiosos tu llegada”, dijo.
La familia de Chapin no estuvo en la audiencia, pero su madre, Stacy, compartió una foto de su hijo cuando era niño a su historia de Instagram con un corazón azul.

Fuera del Palacio de Justicia del condado de Ada, aficionados a los crímenes reales, curiosos y medios de comunicación acamparon durante la noche para asegurarse un lugar y presenciar en persona al asesino.
Durante más de dos años, Bryan Kohberger sostuvo su inocencia. Su juicio, previsto para el 18 de agosto, era uno de los más esperados del año. Pero en un giro inesperado, el pasado 2 de julio se declaró culpable.
Ese repentino acuerdo eliminó la posibilidad de una condena a muerte.
Desde entonces, las familias de las víctimas solo han querido una respuesta: ¿por qué? ¿Qué lo llevó a cometer un crimen tan brutal?
Al día de hoy, su motivo sigue siendo un misterio y es probable que así se mantenga.
Los acusados pueden utilizar su declaración para expresar remordimiento, pedir clemencia o decir cualquier otra cosa que crean que el tribunal debe escuchar antes de la sentencia.
Pero como la 5ª Enmienda de la Constitución de EE. UU. garantiza el derecho a guardar silencio durante las audiencias de sentencia, pueden optar por no hablar.
El equipo de abogados defensores de Kohberger, dirigido por Anne Taylor, anunció la semana pasada que no haría declaraciones después de la sentencia.
El presidente Donald Trump se pronunció sobre el caso el lunes a través de su red Truth Social: “Espero que el juez haga que Kohberger, como mínimo, explique por qué cometió estos horribles asesinatos. No hay explicaciones, no hay NADA”.
Los asesinatos sacudieron a la pequeña ciudad de Moscow, Idaho, en noviembre de 2022.
Durante semanas, las autoridades compartieron pocos detalles sobre la masacre, mientras la comunidad vivía sumida en el miedo ante la posibilidad de que el asesino siguiera libre. Kohberger, que en ese momento era estudiante de posgrado en criminología en la Universidad Estatal de Washington, fue arrestado el 30 de diciembre de 2022, seis semanas después del crimen.
Durante la audiencia del acuerdo de culpabilidad a principios de mes, el fiscal del condado de Latah, Bill Thompson, relató con detalles escalofriantes cómo se desarrolló la matanza.
Según explicó al tribunal, Kohberger irrumpió en la vivienda de tres plantas y seis habitaciones, y subió directamente al tercer piso, donde atacó primero a Madison Mogen y Kaylee Goncalves.

Luego se dirigió al segundo piso, donde se cruzó con Xana Kernodle mientras recogía una entrega de DoorDash, y la asesinó. Por último, apuñaló a su novio, Ethan Chapin, que dormía en la misma planta.
Dos compañeras de piso, Bethany Funke y Dylan Mortensen, fueron las únicas sobrevivientes de la noche. Mortensen incluso llegó a encontrarse cara a cara con Kohberger durante el ataque, en un momento que describió como aterrador.
Tras huir de la escena del crimen, Kohberger regresó a su residencia en Pullman, Washington —a poco más de 15 kilómetros de Moscow— y, según la fiscalía, se tomó esa misma mañana una selfi con los pulgares hacia arriba.
En la casa de las víctimas, los investigadores encontraron la funda de cuero del cuchillo que Kohberger usó para asesinar a Goncalves y Mogen, abandonada sobre una de las camas. Sin embargo, el arma homicida nunca ha sido localizada.
Seis semanas después del cuádruple asesinato, Kohberger fue arrestado en la casa de sus padres en Pensilvania.
Fue vinculado al crimen mediante registros de geolocalización de su teléfono móvil y un video de seguridad que mostraba un Hyundai Elantra blanco, similar al que fue visto cerca del lugar de los hechos en el momento del ataque, merodeando por la zona. Pocos días después de los asesinatos, Kohberger cambió la matrícula de su Hyundai Elantra, un movimiento que llamó la atención de los investigadores.
Tras declararse culpable, la fiscalía y la defensa acordaron una propuesta de sentencia: cuatro cadenas perpetuas consecutivas sin posibilidad de libertad condicional, más 10 años adicionales por el cargo de robo.
Kohberger también renunció a su derecho a apelar cualquier aspecto del caso, cerrando así cualquier vía de recurso futuro.
Traducción de Leticia Zampedri y Michelle Padilla