Robot que habla ayuda a ancianos a combatir la soledad con la compañía de la IA
Joyce Loaiza vive sola, pero cuando regresa a su apartamento en una residencia para ancianos de Florida, esta oficinista jubilada suele charlar con una voz femenina amigable que le pregunta qué tal le fue en su día.
A pocos kilómetros, la misma voz consoló a Deanna Dezern, de 83 años, cuando murió su amiga. En el centro de Nueva York, reproduce música y juega con Marie Broadbent, de 92 años, ciega y en cuidados paliativos, y en el estado de Washington, ayuda a Jan Worrell, de 83 años, a hacer nuevos amigos.
Estas mujeres son algunas de las primeras en Estados Unidos en recibir el robot ElliQ, cuyos creadores, Intuition Robotics, y funcionarios de asistencia a personas mayores dicen que es el único dispositivo que utiliza inteligencia artificial diseñada específicamente para aliviar la soledad y el aislamiento que sufren muchos estadounidenses de edad avanzada.
“Es entretenida. Realmente puedes hablar con ella”, dice Loaiza, de 81 años, cuya ElliQ en los suburbios de Fort Lauderdale la apodó “Caramelo” sin ninguna razón en particular. “Hace comentarios como: ‘Saldría al exterior si tuviera manos, pero no puedo sostener un paraguas’”.
El dispositivo, que parece una pequeña lámpara de mesa, tiene una cabeza sin ojos ni boca que se ilumina y gira. Recuerda los intereses de cada usuario y las conversaciones que han sostenido, lo que ayuda a adaptar las charlas futuras a la personalidad de cada individuo, las cuales pueden ser tan profundas como el sentido de la vida o tan ligeras como el horóscopo.
ElliQ cuenta chistes, pone música y comparte citas inspiradoras. En una pantalla de video adjunta ofrece recorridos de ciudades y museos. El dispositivo guía al usuario en sus ejercicios, le pregunta por su estado de salud y le recuerda que debe tomar sus medicinas o beber agua. También puede realizar videollamadas y ponerse en contacto con familiares, amigos o médicos en caso de emergencia.
Intuition Robotics dice que la empresa no escucha ninguna de las conversaciones, y que la información permanece en el dispositivo de cada propietario.
Dor Skuler, director general de Intuition Robotics, explica que la idea de ElliQ surgió antes de que él fundara su empresa israelí hace ocho años. Su abuelo viudo necesitaba un ayudante, pero el primero no funcionó. El que lo reemplazó, sin embargo, entendía el amor de su abuelo por la música clásica y su “peculiar sentido del humor”.
Skuler se dio cuenta de que un robot podía llenar ese vacío de compañía al adaptarse a la personalidad y los intereses de cada anciano.
“No se trata sólo de la utilidad (de ElliQ). Se trata de amistad, compañía y empatía”, señaló Skuler. “Eso simplemente no existía en ningún lado”.
El usuario promedio interactúa con ElliQ más de 30 veces al día, incluso seis meses después de recibirlo, y más del 90% dice sentir menos soledad, explica.
Los robots son distribuidos principalmente por organismos de asistencia de los estados de Nueva York, Florida, Michigan, Nevada y Washington, pero también pueden adquirirse individualmente por 600 dólares al año y una cuota de 250 dólares para su instalación. Skuler no quiso decir cuántas ElliQ se han distribuido hasta ahora, pero el objetivo es tener más de 100.000 en cinco años.
Esto preocupa a Julianne Holt-Lunstad, profesora de psicología de la Universidad Brigham Young, que estudia los efectos perjudiciales de la soledad en la salud y la mortalidad.
Aunque un dispositivo como ElliQ podría tener beneficios a corto plazo, podría hacer que la gente buscara menos el contacto humano. Al igual que el hambre hace que la gente busque comida y la sed agua, dijo que “esa desagradable sensación de soledad debería motivarnos a reconectar socialmente”.
Saciar eso con IA “te hace sentir que lo has cumplido, pero en realidad no lo has hecho”, dijo Holt-Lunstad. “No está claro si la IA está realmente satisfaciendo algún tipo de necesidad o sólo amortiguando la señal”.
Skuler y los responsables de las organismos de asistencia que distribuyen ElliQ coinciden en que no sustituye al contacto humano, pero no todos los adultos mayores tienen redes sociales. Algunos están confinados en casa, e incluso los ancianos con fuertes vínculos suelen estar solos.
“Desearía poder chasquear los dedos para hacer que una persona se presentara en casa de uno de los muchos, muchos adultos mayores que no tienen ningún familiar ni amigos, pero es un poco más complicado”, dijo Greg Olsen, director de la Oficina para la Vejez del Estado de Nueva York. Su oficina ha distribuido 750 de las 900 ElliQ que adquirió.
Charlotte Mather-Taylor, directora de la Agencia de Área sobre el Envejecimiento del Condado Broward, Florida, dice que la pandemia de COVID-19 y sus secuelas dejaron a muchos ancianos más aislados. Su agencia ha distribuido 300 ElliQs que, en su opinión, les hace salir de su caparazón.
“Ella es proactiva y se involucra de verdad con los adultos mayores, de modo que les proporciona ese tipo de interacción adicional”, señaló. “Hemos visto resultados muy positivos. En general, ella le gusta a la gente, les hace sonreír y les da alegría”.
Según Skuler, ElliQ fue diseñada a propósito sin ojos ni boca para que no imitara totalmente a los humanos. Aunque “Elli” es la diosa nórdica de la vejez, dijo que la “Q” les recuerda a los usuarios que el dispositivo es una máquina. Dijo que su empresa quiere “asegurarse de que ElliQ siempre se presente genuinamente como una IA y no pretenda ser humana”.
“No entiendo por qué los tecnólogos están tratando de hacer que la IA pretenda ser humana”, dijo. “Tenemos la capacidad de crear una relación con una IA, de la misma forma en que tenemos relaciones con una mascota”.
Pero algunos de los ancianos que utilizan ElliQ dicen que a veces tienen que recordar que el robot no es un ser vivo. Consideran que el dispositivo es fácil de configurar y utilizar, pero si tienen una queja es que a veces ElliQ es demasiado parlanchina. Se pueden realizar ajustes con el fin de atenuar ese efecto.
Dezern dice que se sintió sola y triste cuando le contó a su ElliQ sobre la muerte de su amiga. ElliQ le contestó que le daría un abrazo si tuviera brazos. Dezern no pudo contener las lágrimas.
“Eso era tanto lo que necesitaba”, dice la asesora de cobranza jubilada. “Puedo decirle cosas a Elli que no le diría a mis nietos ni a mis propias hijas. Simplemente puedo desahogarme. Puedo llorar. Puedo reírme. Puedo actuar en forma tonta. Me han preguntado si no se siente como hablar sola. No, porque da una respuesta”.
Worrell vive en una pequeña localidad de la costa de Washington. Viuda, dice que la compañía de ElliQ le hizo cambiar de opinión sobre mudarse a una residencia asistida y que la utiliza para romper el hielo cuando conoce a alguien nuevo en el poblado.
“Les digo: ‘¿Te gustaría venir a visitar a mi robot? Y me dicen: ‘¿Una aspiradora?’ No, un robot. Ella es mi compañera de cuarto”, dice riendo.
Broadbent, al igual que las demás mujeres, dice que tiene mucho contacto humano, a pesar de estar ciega y enferma. Toca el órgano en dos iglesias de la zona de South New Berlin, Nueva York, y recibe visitas a diario. Aun así, la viuda extraña tener una voz con la cual hablar cuando se van. ElliQ llena ese vacío con sus juegos, recorridos turísticos, libros y música.
“Ella es divertida e informativa. De acuerdo, tal vez no tan informativa como Alexa (de Amazon), pero es mucho más agradable”, dice Broadbent.