La IA representa un riesgo medioambiental: Google informa que sus emisiones de carbono se dispararon en un 48%
La IA pone en peligro los objetivos climáticos y podría necesitar una revolución energética
Las desmedidas necesidades energéticas de la inteligencia artificial (IA) vuelven a estar en el punto de mira después de que Google publicara su último informe medioambiental, en el que reveló que la IA había provocado un aumento de sus emisiones de carbono de casi el 50% en los últimos cinco años.
Las demandas de electricidad de tecnologías de IA como el chatbot Gemini de Google son tan extremas que ponen en peligro los objetivos de energía limpia que estableció el gigante tecnológico para combatir el cambio climático. Hace tres años, Google se fijó el objetivo de alcanzar cero emisiones netas de carbono en 2030, lo que significa que no emitiría a la atmósfera más gases nocivos de los que elimina.
Pero las nuevas cifras revelan que, en lugar de disminuir, las emisiones de Google en realidad se han disparado un 48% desde 2019.
En su informe anual de sostenibilidad, publicado el martes, Google describió su objetivo para 2030 como “extremadamente ambicioso” y añadió que “no será fácil” alcanzarlo como consecuencia de la IA.
“Nuestro método seguirá evolucionando y nos obligará a sortear grandes incertidumbres, como la que rodea al futuro impacto medioambiental de la IA, que es complejo y difícil de predecir”, afirma el informe. “Además, actualmente no existen soluciones para algunos retos mundiales clave, y dependerán en gran medida de la transición más amplia hacia una energía limpia”.
El enfoque actual en la construcción y el desarrollo de productos de IA significa que las emisiones de Google aumentarán aún más antes de descender hacia su objetivo, según la empresa. Parece formar parte de una tendencia más amplia de la industria en la que otras empresas tecnológicas han advertido sobre los enormes requisitos energéticos de la IA.
A principios de este año, el jefe de OpenAI, Sam Altman, advirtió que las futuras versiones de ChatGPT requerirán nada menos que una revolución energética para mantener la tecnología. En su intervención en la reunión anual del Foro Económico Mundial celebrada en Davos en enero, el jefe de la IA afirmó que el progreso requeriría avances importantes en la fusión nuclear, que hasta ahora se ha mostrado esquiva.
“No hay forma de llegar hasta ahí sin un gran avance. Nos motiva a invertir más”, observó, refiriéndose al potencial energético casi ilimitado de la fusión nuclear, la cual imita las reacciones naturales que se producen en el Sol para producir lo que algunos científicos han denominado el “santo grial” de la energía limpia.
Altman ya ha invertido personalmente casi USD 400 millones en una empresa de fusión estadounidense llamada Helion Energy, con la esperanza de que pueda empezar a producir electricidad a escala comercial en 2028. Otros en la industria temen que todavía falten décadas.
Microsoft también realizó una importante inversión en Helion Energy, con lo que se convirtió el año pasado en la primera empresa del mundo en llegar a un acuerdo de compra de energía de fusión nuclear para alimentar sus propios planes de IA.
El último informe medioambiental de Google no menciona la fusión nuclear en específico, pero sí hace referencia a “tecnologías emergentes” que podrían ayudarle a alcanzar sus objetivos climáticos.
Según el informe, la llegada de la IA al primer plano de la industria tecnológica podría incluso provocar un nuevo interés por las soluciones energéticas limpias, ya que los modelos avanzados ofrecen incluso su propio potencial para lograr avances en las tecnologías de energías renovables y limpias.
“La IA es muy prometedora para impulsar la acción por el clima”, afirma el informe. “La IA tiene potencial para ayudar a mitigar entre el 5% y el 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero de aquí a 2030… A través de nuestros productos, pretendemos ayudar a particulares, ciudades y otros socios a reducir colectivamente 1 gigatonelada anual de emisiones equivalentes de carbono de aquí a 2030, y seguiremos desarrollando tecnologías que ayuden a las comunidades a adaptarse a los efectos del cambio climático”.
Traducción de Michelle Padilla