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La prensa de la Casa Blanca debería agradecer que Trump llamara “cerdita” a una reportera, dice Leavitt

El presidente es sincero con los periodistas, a diferencia de Biden, afirma Leavitt tras el minidesplante de Trump en la cara de una reportera

John Bowden
en Washington D. C.
Jueves, 20 de noviembre de 2025 20:30 EST
Los periodistas de la Casa Blanca deberían agradecer que Trump los regañe y llamara “cerdita” a una reportera, según Leavitt
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La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dio una desvergonzada explicación de por qué el presidente Donald Trump insultó a una reportera llamándola “cerdita” después de que le hiciera una pregunta sobre Jeffrey Epstein.

En el avión presidencial Air Force One, Trump agitó un dedo en la cara de una joven reportera y ladró: “¡Silencio, cerdita!”, después de que le preguntara por el contenido de los correos electrónicos publicados por el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes. El material evidenciaba que Epstein, traficante sexual de menores y pedófilo convicto, acusa a Trump de “saber lo de las niñas” involucradas en sus operaciones criminales. Trump lo negó.

El jueves, Leavitt minimizó el incidente y lo presentó como una muestra del acceso sin precedentes que, supuestamente, tenía la prensa al presidente, en comparación con Joe Biden, incluso cuando la Casa Blanca ha intentado excluir de encuentros similares a pilares del periodismo estadounidense, como las agencias de noticias.

“Miren, el presidente es muy franco y honesto con todos los presentes en esta sala”, declaró Leavitt. “Se frustra con los periodistas cuando mienten sobre él, cuando difunden noticias falsas sobre él y su administración. Pero también es el presidente más transparente de la historia.

Creo que al ser franco y abierto y honesto a la cara en lugar de esconderse a sus espaldas, el presidente es mucho más respetuoso que lo que se vio en la última administración”, añadió.

Karoline Leavitt se negó a disculparse por el comentario sexista del presidente dirigido a una periodista
Karoline Leavitt se negó a disculparse por el comentario sexista del presidente dirigido a una periodista (Getty)

El presidente tiene un largo historial de comentarios sexistas y groseros sobre la apariencia de las mujeres de los medios de comunicación, una tendencia que comenzó durante su primera candidatura a la presidencia en 2016. Ese año, dijo que a la entonces presentadora de Fox News y moderadora de debates Megyn Kelly “le salía sangre de los ojos, sangre de su quien sabe donde” después de que ella lo cuestionara por una serie de insultos y calificativos degradantes que había utilizado para describir a varias mujeres.

En aquel momento, Trump eludió esas preocupaciones atribuyéndolas con sarcasmo a su opinión sobre una mujer: la humorista Rosie O’Donnell, una de las muchas personas con las que el presidente ha mantenido rencores a lo largo de los años.

La última bronca entre Trump y la reportera de Bloomberg a la que calificó de “cerdita” se suscitó pocos días después de otro exabrupto del presidente contra un periodista en el Despacho Oval, esta vez por una pregunta al príncipe heredero saudí, Mohamad bin Salmán, sobre el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, que la CIA determinó que él había autorizado.

Los dos intercambios apuntan a la aparición de una dinámica más amplia: el presidente parece cada vez más enfadado con la cobertura informativa de su segunda administración, que al final de su primer año parece tambalearse bajo las presiones del escándalo de Jeffrey Epstein y los continuos problemas económicos de Estados Unidos.

Incluso medios como Fox News informan ahora que el índice de aprobación del segundo mandato del presidente está en su punto más bajo, ya que menos de cuatro de cada diez estadounidenses apoyan su trayectoria como presidente en algunas encuestas.

Su trato con las mujeres siempre ha sido una parte divisiva y problemática del historial de Trump; a muchos los enfurece y causa desagrado, mientras que la conducta atrae a algunos de sus partidarios más acérrimos.

En el verano previo a las elecciones generales de 2016, el audio de la visita de Trump en el set de Access Hollywood se convirtió en un tema determinante de la contienda, ya que el empresario quedó captado en una grabación describiendo cómo creía que las mujeres “dejaban” que los hombres famosos las “agarraran” por los genitales. La forma grosera y sexualizada en que Trump se refirió a las mujeres en el clip estuvo a punto de provocar una revuelta del Partido Republicano, pero el partido respaldó con firmeza a su candidato.

Años después, Trump sería declarado responsable por un jurado neoyorquino de abuso sexual en una demanda que presentó la escritora E. Jean Carroll, quien afirmó que Trump la agredió sexualmente en una tienda departamental de Nueva York a finales de 1995 o principios de 1996.

E. Jean Carroll ganó sus demandas contra Donald Trump por abuso sexual y difamación, y obtuvo un total de 88,3 millones de dólares en los dos casos
E. Jean Carroll ganó sus demandas contra Donald Trump por abuso sexual y difamación, y obtuvo un total de 88,3 millones de dólares en los dos casos (AFP via Getty Images)

Mientras sus encuestas empeoran y los medios de comunicación siguen obsesionados con el escándalo que rodea su pasada amistad con un pederasta convicto, el presidente sigue siendo bombardeado con preguntas sobre Epstein, a pesar de lo mucho que lo irrita.

Su administración ha dedicado meses a este tema, primero utilizándolo en beneficio del presidente cuando los influyencers conservadores promocionaron con entusiasmo la supuesta transparencia de la Casa Blanca. Tal dinámica cambió rápidamente al retrasarse las nuevas publicaciones de la investigación sobre Epstein, que murió en un centro de detención de Manhattan en 2019, durante el primer mandato de Trump.

Por último, el Departamento de Justicia y el FBI emitieron un comunicado conjunto en el que afirmaban que la supuesta lista de clientes y cómplices de Epstein no existía, y además afirmaban que la administración no publicaría más documentos de la investigación.

El memo desencadenó una tormenta en Internet y en diversos círculos políticos de Estados Unidos, ya que la cuestión demostró rápidamente tener una relevancia que pocas otras tenían. Los congresistas demócratas y cuatro republicanos apoyaron una petición de aprobación para obligar a la administración a publicar la totalidad de los archivos, que incluso se convirtió en una rebelión republicana a gran escala una vez que la resolución fue llevada al pleno de la Cámara.

Donald Trump flanqueado por el príncipe heredero saudí, Mohamad bin Salmán. En una reunión en la Casa Blanca esta semana, Trump estalló contra un periodista por interrogar a Bin Salmán sobre el asesinato de Jamal Khashoggi, que se descubrió que Bin Salman había ordenado
Donald Trump flanqueado por el príncipe heredero saudí, Mohamad bin Salmán. En una reunión en la Casa Blanca esta semana, Trump estalló contra un periodista por interrogar a Bin Salmán sobre el asesinato de Jamal Khashoggi, que se descubrió que Bin Salman había ordenado (Getty Images)

La historia dominó los titulares durante semanas, y se renovó esta última semana con la publicación de nuevos correos electrónicos del patrimonio de Jeffrey Epstein. En el último alijo, que divulgó un comité bipartidista, el nombre de Trump se menciona en múltiples ocasiones en mensajes entre Epstein y sus confidentes más cercanos. De hecho, el pederasta deja claro en varios que cree tener influencia sobre Trump debido a las supuestas conexiones de este con su red de explotación sexual infantil.

Funcionarios de la Casa Blanca y el propio presidente lo han negado en repetidas ocasiones, y se han enfrentado furiosamente a los republicanos por no dejar de hablar del tema. El escándalo ha llevado incluso a Trump a sermonear a su propia base de votantes a través de publicaciones en Truth Social.

“Su nueva estafa es lo que por siempre llamaremos la farsa de Jeffrey Epstein, y mis antiguos partidarios se la han tragado”, escribió Trump en Truth Social en julio.

Traducción de Michelle Padilla

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