Nicki Minaj, originaria de Trinidad, respalda a Trump mientras su guerra antidrogas perjudica a su país natal
La isla caribeña de Trinidad, a solo 11 km de Venezuela, sufre las consecuencias de la enorme concentración militar de EE. UU. en la región
Nicki Minaj, quien cantó en 2016: “Soy una chica isleña, y Donald Trump quiere que me vaya”, en lo que fue ampliamente reconocido como un ataque a la retórica de deportación de inmigrantes del entonces presidente electo de EE. UU., ha cambiado de tono.
Nueve años después, la rapera de origen trinitense ha sorprendido a sus seguidores al declararse aparentemente partidaria del presidente; esta semana, incluso lo respaldó en un discurso ante las Naciones Unidas.
Después de una serie de mensajes de apoyo a MAGA en las redes sociales, el martes, Minaj lanzó su apoyo a las acusaciones de Trump sobre la persecución a los cristianos en Nigeria, diciendo que quería poner de relieve “la amenaza mortal”.
Las acciones militares del Gobierno de Trump en el Caribe están teniendo un profundo impacto en la isla natal de Minaj, Trinidad. Minaj nació en Trinidad y su familia se trasladó al vecindario Bronx de Nueva York cuando tenía cinco años.

Una serie de ataques letales contra presuntos “barcos de drogas” frente a las costas de Venezuela, que según los críticos equivalen a ejecuciones extrajudiciales, se está dejando sentir con intensidad en Trinidad, a solo 11 km de la costa venezolana en su punto más cercano, con trinitenses entre los muertos, y cadáveres que aparecen en sus playas.
Las familias de dos hombres de Trinidad han exigido pruebas que respalden las acusaciones estadounidenses de que los asesinados traficaban con drogas.
Según informes recientes, los mortíferos ataques estadounidenses hacen que la pesca frente a las costas de Trinidad sea considerada cada vez más peligrosa por la población local, y algunos afirman que el valor de sus capturas ha disminuido al permanecer más cerca de la costa.
Presentada el martes por el embajador de Trump ante las Naciones Unidas, Mike Waltz, Minaj dio las gracias tanto a él como a Trump y dijo que era “un honor” ayudar a poner de relieve “las amenazas mortales a las que se enfrentan miles de cristianos en Nigeria”.
“Estoy aquí como orgullosa neoyorquina, con un profundo sentimiento de gratitud por vivir en un país en el que podemos rendir culto a Dios con libertad y seguridad, independientemente de nuestro credo, procedencia o ideas políticas”, declaró.
“Ningún grupo debe ser perseguido por practicar su religión, como afirmé recientemente en las redes sociales. Y no tenemos que compartir las mismas creencias para respetarnos”, añadió.

Su intervención se produce después de que Trump afirmara que el cristianismo se enfrenta a una “amenaza existencial” en Nigeria y, al parecer, diera instrucciones al Pentágono para que se prepare para una posible acción militar en la nación de África Occidental.
Sin embargo, expertos y residentes han ofrecido una perspectiva más matizada: señalan que, si bien algunos atentados se han dirigido contra cristianos, tanto cristianos como musulmanes —los dos principales grupos religiosos del país, de más de 230 millones de habitantes— han sido víctimas de ataques de islamistas radicales.
Mientras tanto, el Gobierno nigeriano ha rechazado las acusaciones de que no está salvaguardando de la violencia a los cristianos, que constituyen alrededor del 50 % de su población, y ha expresado su asombro ante la insinuación de Trump de una posible acción militar estadounidense.
“Estamos impactados de que el presidente Trump esté meditando una invasión de nuestro país”, dijo el portavoz presidencial Bayo Onanuga a CNN, tras los reportes de que el mandatario estadounidense había ordenado al Pentágono prepararse para una posible acción.
Por su parte, Bulama Bukarti, defensor de los derechos humanos nigeriano, rebatió la opinión de Trump sobre la situación, afirmando que los comentarios del presidente estadounidense “reflejaban una peligrosa simplificación de la compleja crisis de seguridad de Nigeria”.

Esta semana, EE. UU. ha llevado a cabo su vigésimo ataque contra presuntas embarcaciones de narcotraficantes en la región, lo que eleva a 80 el número de víctimas mortales de los ataques iniciados en septiembre.
Los últimos ataques, que también incluyeron dos asaltos a embarcaciones el domingo, se producen mientras la Administración Trump amplía la ya importante presencia militar estadounidense en la región. Se espera que el portaaviones USS Gerald R. Ford, el buque de guerra más avanzado y de mayor tamaño del país, llegue en los próximos días tras viajar desde el mar Mediterráneo.
Según los críticos, la llegada del buque de guerra es la última movilización de EE. UU. en su intento de intimidar al presidente venezolano, Nicolás Maduro, que se enfrenta a cargos de narcoterrorismo en el país norteamericano.
El secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, ha dicho que el país no reconoce a Maduro —quien está ampliamente acusado de robar las elecciones del año pasado— como líder de Venezuela, y ha calificado su Gobierno de “organización de transbordo” que coopera abiertamente con quienes trafican drogas hacia EE. UU.
En respuesta, Maduro dijo que el Gobierno de EE. UU. estaba “fabricando” una guerra en su contra. El Gobierno de Venezuela anunció esta semana una movilización “masiva” de tropas y civiles para defenderse de posibles ataques estadounidenses.
The Independent se ha puesto en contacto con Nicki Minaj y la embajada de Trinidad y Tobago para recabar sus comentarios.
Traducción de Sara Pignatiello




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