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No le debes “perdón tóxico” a las personas

Al igual que la positividad tóxica, el perdón tóxico es una tendencia de bienestar que podría hacer más daño que bien, escribe Karin Crompton

Jueves, 10 de febrero de 2022 15:55 EST
El perdón incondicional puede ser algo muy dañino para las personas
El perdón incondicional puede ser algo muy dañino para las personas (Shutterstock / StepanPopov)
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El resentimiento es como beber veneno y esperar que la otra persona muera. No sé quién dijo eso primero, pero tiene razón.

También es una patraña.

De acuerdo con este mantra, que a menudo sustituye la palabra resentimiento por “falta de perdón”, se supone que debo perdonar a quien sea que esté enojada para liberar la animosidad y, por lo tanto, la toxicidad en mi cuerpo. Una vez que lo hago, al liberar sinceramente mi rencor, me hago una desintoxicación psíquica, abro mis chakras, elevo mi vibración, hago lo que hizo Jesús, sigo los pasos de Gandhi, me convierto en un modelo a seguir, bajo mi presión arterial y restauro energía limpia a mi cuerpo (¡mi templo!).

En este escenario, no me preocupa si la otra persona se disculpó de forma sincera, cambió su comportamiento o mostró una pizca de remordimiento. El acto de exoneración es bueno para .

Pero, ¿y si el perdón , en lugar del resentimiento, es el verdadero veneno que he bebido todo este tiempo?

En esta época del año, el perdón se ubica justo detrás de las dietas en la psique colectiva. Los defensores nos instan a comenzar el año frescos y sin trabas mientras perseguimos nuestros otros objetivos y perdemos peso, tanto físico como emocional. Suena bien, y es un consejo encantador para muchos. Pero para otros, es potencialmente peligroso.

Así como la cultura de “solo buenas vibras” fue objeto de escrutinio y generó una nueva frase, “positividad tóxica”, también deberíamos examinar el perdón. El perdón tóxico es un consejo general que cae en patrones predecibles. El consejo es difícil de discutir porque suena lógico, y difícil de mencionar porque es muy fácil que nos consideren siempre enojados o amargados por hacerlo. O, como diría el exnarcisista de mi vida, irracional.

Es alegre y un cliché mientras se hace pasar por un esfuerzo de búsqueda del alma. Cita a Jesús en la cruz: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Cita al arzobispo Desmond Tutu, ganador del Premio Nobel de la Paz: “El perdón es nada menos que la forma en que sanamos al mundo”. Pero este enfoque también carece de contexto, selecciona citas selectivas y omite cualquier orientación significativa. Es importante destacar que deja de lado las repercusiones legítimas para quien agravió. El mismo Tutu dijo que perdonar no significa “fingir que las cosas son distintas de lo que son. No se trata de darse palmaditas en la espalda y hacer la vista gorda ante el mal”.

El perdón puede, entonces, a veces volverse tóxico. “De hecho, la investigación sugiere que el perdón puede, en algunos casos, aumentar la probabilidad de revictimización”, escribió la psicóloga social y de la salud, Juliana Breines, en un artículo de Psychology Today de 2014 titulado“Does Forgiveness Have a Dark Side?”. Breines citó un estudio de recién casados realizado por el profesor de psicología James McNulty, que “encontró que los cónyuges que expresaron perdón experimentaron tasas constantes de agresión física y psicológica por parte de sus parejas durante un periodo de cuatro años, mientras que los cónyuges menos indulgentes experimentaron una disminución en la agresión”.

McNulty escribió: “En particular, la tendencia a expresar perdón puede hacer que quienes agravian se sientan libres de volver a hacer lo mismo al eliminar las consecuencias no deseadas de su comportamiento (por ejemplo ira, crítica, rechazo, soledad) que de otro modo desalentarían la reincidencia”.

En Forgiveness Therapy: An Empirical Guide for Resolving Anger and Restoring Hope, un libro que el fundador Robert Enright, profesor de psicología educativa, escribió con el psiquiatra Richard Fitzgibbons, los autores sugieren que los hallazgos podrían demostrar que “aquellos que obtienen la puntuación más alta en esta escala son los que más excusan o condonan, lo que podría hacerlos vulnerables a más abusos. En otras palabras, aquellos que perdonan quizá no busquen una solución de justicia adecuada al ‘perdonar’”.

Tal vez puedas identificarte; muchas personas tienen experiencia con un ex, un jefe o un examigo que se disculpó mucho por un comportamiento irrazonable y exigió perdón a cambio, antes de repetir el comportamiento días después. La manipulación psicológica de este tipo de personas manipuladoras, combinado con una cultura que alienta a “aceptar a alguien que lo intenta” y perdonar sin cesar, puede dejar a las víctimas en un círculo vicioso confuso. Los clichés suaves banales el arte del perdón pueden engatusar a las personas, sobre todo a las mujeres, a quienes se les enseña a permanecer calladas y complacer, hasta que erosionan sus propios límites.

¿Mi propia solución intermedia? No perdono, pero tampoco me detengo. Mi liberación y alivio no provienen de un acto tradicional de perdón, sino de reconocer que alguien me hizo daño y luego aceptar sinceramente la idea de que no me lo merecía. Además, y lo más importante, acepto que no es mi responsabilidad enmendar las cosas.

El International Forgiveness Institute etiqueta esta estrategia de “seguir adelante a pesar de la falta de remordimiento del ofensor” como un tipo de perdón. Ese perdón no significa condonar o excusar el comportamiento, ni viene preempaquetado con el olvido, dicen. Se trata más de la liberación de la venganza activa y la ira.

Nuestra propia definición de perdón, más que el acto mismo, marca la diferencia en nuestra sanación. “Me intrigó ver que guardar rencor en realidad podría ser más saludable y que el rencor podría ser inspirador”, escribe Susan Shapiro en su Nota para el lector al principio del libro The Forgiveness Tour. El leer eso, sentí reivindicación. No estaba sola al sentir que algunas personas y situaciones no se pueden perdonar y que, además, puede que no sea saludable intentarlo.

El Dr. Richard Friedman, psiquiatra y profesor de psiquiatría clínica en el Weill Cornell Medical College, está de acuerdo. En una entrevista con NPR, Friedman discutió la idea de que el perdón a veces puede ser dañino. “En mi opinión, el concepto del perdón en realidad le permite a la persona básicamente decir: ‘Hice todo lo que pude para reparar esta relación, pero no hay manera de hacerlo. Esta persona va a ser abusiva conmigo, así que voy a aprender a terminarlo’”, dijo Friedman. “Ahora, si llamas a eso perdón, diría que es un resultado razonable. Pero decir que todo se puede enmendar, y que todo se puede arreglar y perdonar, no es razonable dados los hechos”.

Luego hay otra conversación sobre la forma en que nuestra sociedad impone la carga del perdón a aquellos que hemos oprimido; cómo el opresor espera, y confía en que el oprimido perdone y, lo más importante, olvide.

“Pedirle a alguien que es víctima de abuso que solo le dé una ‘carta blanca’ de perdón es una tarea psicológicamente sin sentido y potencialmente muy dañina”, agregó Friedman.

Saquemos el veneno del cáliz y echemos un vistazo más completo al perdón. Hay otras formas de salir adelante.

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