Me encanta una buena teoría de conspiración, pero ¿qué tanto es demasiado?

El problema con las teorías de conspiración es que a menudo parecen mucho más divertidas e interesantes que la vida real. Y permítanme levantar las manos en este punto y decir que me encanta una buena teoría de conspiración.

¿El mundo está dirigido por una orden clandestina de monjes que se hacen pasar por magnates bancarios? Excelente. Eso pensé. ¿Y qué es eso? ¿El último descendiente de Jesucristo vive en una pequeña aldea escocesa, esperando su momento hasta que haga un regreso glorioso? ¿Y los Illuminati están involucrados? Déjame buscarlo en Google.

¿Qué es eso que dices? ¿Jay-Z tiene símbolos Illuminati en su último vídeo? Como un código para comunicarse en secreto con la orden clandestina de los monjes... lo siento, he perdido un poco el hilo ahora, pero no te preocupes, sigue hablando y lo retomo.

Soy susceptible, es lo que digo. Y sé que lo soy. Cualquiera que ame una buena historia con un toque de magia y misterio será susceptible. La pregunta es dónde trazas la línea. ¿Cómo sabes cuándo has cruzado esa línea de curioso pero cuerdo, a un loco del sombrero de papel de aluminio? ¿Te conocerás a ti mismo cuando hayas cruzado esa línea? ¿O retrocederás en silencio, hasta que se pierda de vista y seas el único que siga hablando en el pub y todos los demás estén sentados en un silencio incómodo?

Me gusta pensar que tengo la línea bien mantenida en mi campo de visión. Pero hubo un momento hace alrededor de un año en el que sentí lo que debe ser querer hablar de algo que parece completamente lógico y razonable para ti, pero suena loco para todos los demás.

Era enero de 2021 y estaba con un par de personas que no conocía muy bien. Me interesó levemente la teoría de que el covid-19 tal vez se originó en un laboratorio y escapó al mundo por accidente. En parte solo trataba de entablar una conversación. La teoría de la fuga de laboratorio es un poco más aceptable ahora que en ese entonces, pero aún así, aprendí esa noche a guardar silencio al respecto y no pasarme más al lado oscuro.

Allí estaba yo, con una cerveza frente a mí, diciendo cosas como: “Pero cuando lo piensas, un laboratorio al final de la calle del lugar donde comenzó todo esto, experimentaba con la misma enfermedad con la que todos lidiamos ahora, eso ya había sido investigado por protocolos de seguridad laxos, quiero decir, ¿no crees que al menos tiene sentido revisarlo?

Y miré hacia un par de rostros congelados, sonrisas educadas en su lugar, un pequeño carraspeo y un intento avergonzado de cambiar de tema. “Escucha, para ser honesta”, continué, pero el daño ya estaba hecho. “No soy uno de los locos conspiranoicos”. Mientras lo decía me di cuenta de que todos dicen eso, aunque con cada palabra confirman que definitivamente lo son.

“Por lo usual no me creó cosas como esta”, aclaré, sonando un poco desesperada, clavando mi ataúd social con cada declaración. Miraban sus bebidas, deseaban que me detuviera. “Es solo que si de verdad lo investigas en línea, verás cómo se suprime todo”. Y allí, sonó la campanada de difuntos. Incluso yo lo sabía. Podía oírme a mí misma ahora. Bebí, pagué y les deseé buenas noches a ambos. El aire cortante del exterior picaba mis fosas nasales mientras me alejaba, las mejillas me ardían un poco.

Después de eso, supe lo que se siente creer en realidad que algo podría ser real y querer que todos los demás también lo vean. Y cuando no pueden verlo, ¿qué quieres hacer? Encuentra a otras personas que lo vean de la misma manera que tú, porque es mucho más divertido hablar con ellos al respecto. Entonces te das cuenta de que solo les estás hablando a ellos y a nadie más.

Ya no hay controles y equilibrios, no hay compañeros en el pub para decir: “Katy, suenas un poco rara”. Solo afirmación, solo confirmación, y luego te lleva más y más profundo y de repente le gritas a los políticos en la calle sobre una red subterránea de túneles donde los niños son traficados a una red de poderosos pedófilos. O amenazas con destruir los centros de vacunación.

Y estoy tan enojada con esa gente como cualquiera. Pero ahora entiendo que cuando la vida se siente tanto aburrida como caótica, muchas personas van a tratar de encontrar verdades subyacentes que pueden no existir, para crear un poco de orden y ofrecer una explicación para todo esto.

Porque a veces quieres que haya un plan, incluso si es un plan malvado. A veces, lo más difícil de aceptar es que no existe una gran conspiración, y el mundo de verdad es tan aleatorio, impredecible y loco como parece. Y encuentras una manera de aceptar eso sin perderte a ti mismo y a tu cordura.