Comandante que ordenó demorar respuesta a masacre en Uvalde no tenía radio policial
Los detalles clave revelan cómo la respuesta tardía puede haber costado las vidas de los estudiantes que estaban en la escuela
El jefe de las fuerzas policiales que se encontraban en la escena de la masacre de la Escuela Primaria Robb, en Uvalde, no tenía una radio de policía cuando llegó, minutos después de que el atacante entrara a la escuela, evitando así probablemente que los operadores del 911 pudieran estar en contacto con él mientras los niños marcaban desesperadamente pidiendo ayuda, según una cronología completa del ataque e informes de un funcionario electo de Texas que fue informado sobre la investigación.
Después de que dos oficiales llegaran al lugar, momentos después de que el atacante, Salvador Ramos, entrara a la escuela, el 24 de mayo, el jefe de la policía del distrito escolar de Uvalde, Pete Arredondo, les ordenó que se retiraran, lo que provocó una demora de más de una hora entre el ingreso de Ramos y su muerte. Diecinueve niños y dos maestras fueron asesinados.
La semana pasada, el director del Departamento de Seguridad Público de Texas, Steve McCraw, informó que Arredondo determinó erróneamente que las vidas de los estudiantes y el personal que estaba dentro del edificio ya no estaban en riesgo y trató la escena como una en la que el sujeto estaba atrincherado, no como un tirador activo.
Nuevos detalles clave han revelado que los mensajes críticos enviados por los niños dentro de la escuela no fueron transmitidos al jefe, mientras docenas de agentes de más de una docena de agencias policiales estuvieron en la escuela por más de una hora luego de que Ramos entrara y comenzara a disparar.
El senador estatal Roland Gutiérrez dijo a The Associated Press que el jefe no tenía un radio cuando llegó, aproximadamente a las 11:35 am de ese día, minutos después de que Ramos entrara al salón 112 y comenzara a disparar.
Minutos después, un teniente y un sargento del Departamento de Policía de Uvalde fueron rozados por disparos.
Según The New York Times, el jefe llamó a un teléfono fijo del departamento de policía y pidió un radio, un rifle y agentes fuertemente armados, mientras ordenaba a los oficiales que establecieran un perímetro y se abstuvieran de confrontar al atacante, todo después de que Ramos ingresara al edificio.
Las radios de la policía son un punto de contacto clave entre las comunicaciones de emergencia y las fuerzas del orden. No está claro cómo o si los oficiales en el sitio estaban al tanto de las llamadas al 911 que se estaban haciendo desde dentro de la escuela.
Los oficiales finalmente rechazaron la orden de retiro e irrumpieron en el salón de clases en el que estaba Ramos, disparándole fatalmente alrededor de la 1 pm.
Una línea de tiempo de las llamadas hechas al 911 proporcionada por la policía muestra que al menos nueve llamadas fueron realizadas entre el momento en que llegó Ramos y su muerte.
Khloie Torres, una estudiante de cuarto grado que estaba en el salón 112, le dijo a The New York Times que su maestra, Irma García, corrió hacia la puerta para cerrarla cuando el atacante se acercó. Ramos agarró la puerta y comenzó a disparar, según Khloie.
Poco después del mediodía, casi 30 minutos después de que llegaran los oficiales, la niña llamó repetidamente al 911.
“Hay muchos cuerpos”, le dijo al operador a las 12:10 pm, según la transcripción de la llamada revisada por el periódico. “No quiero morir, mi maestra está muerta, por favor, envíen ayuda, envíen ayuda para mi maestra, le dispararon pero sigue viva”.
Se escuchan más disparos en la llamada alrededor de las 12;21 pm, según McCraw.
El Departamento de Seguridad Pública de Texas ha remitido las preguntas sobre la investigación a la fiscal de distrito Christina Mitchell, quien está coordinando la investigación con los Texas Rangers. The Independent le ha pedido a su oficina hacer comentarios.
El Departamento de Justicia de EE.UU. también abrió una investigación sobre la respuesta policial fallida, y se enfrenta al escrutinio internacional, mientras las familias de las víctimas y la comunidad enlutada exige respuestas tras el asesinato de 19 niños, todos de entre 9 y 11 años, y sus maestras.
Los funerales y las ceremonias conmemorativas en honor a las víctimas comenzaron esta semana y continuarán todo junio.