El Super Bowl 2022 no se trata solo de deportes: es la batalla entre los EE.UU. demócratas y republicanos
Desde el lugar donde juegan hasta los dueños de los equipos, Los Angeles Rams y los Cincinnati Bengals representan a dos partes divergentes del país, escribe Eric García
Tras vencer tanto a los Kansas City Chiefs como a los San Francisco 49ers, los Cincinnati Bengals y Los Angeles Rams se encontrarán en el Super Bowl.
Sin embargo, por total coincidencia, cuando los dos se enfrenten en el estadio SoFi, casa de los Rams, el 13 de febrero, los dos equipos también representarán diferentes facetas de Estados Unidos, desde dónde juegan, sus distritos electorales y quiénes son sus propietarios.
Los Rams regresaron a Los Ángeles después de un periodo de 20 años en St. Louis. Tres años antes de que el equipo se trasladara a Missouri, el estado votó por Bill Clinton, y un año después, Missouri volvió a votar por el presidente en funciones por encima de Bob Dale. Tres años después, los Rams derrotaron a los Tennessee Titans y ganaron el Super Bowl.
Pero en las siguientes elecciones presidenciales, Missouri votó por George W. Bush en el 2000 y el 2004; Barack Obama perdió por poco en Missouri e hizo una campaña agresiva allí en 2008, pero Mitt Romney lo superó por 9,6 puntos porcentuales. A lo largo de ese tiempo, los Rams jugaron en lo que se conoce como The Dome en el America’s Center, donde se ubica el primer distrito electoral de Missouri. William Lacy Clay Sr. representó el distrito por 32 años, se retiró en 2001 y su hijo William Lacy Clay Jr. lo sucedió. El representante Cori Bush venció a Clay Jr. en 2020.
En 2015, los Rams regresaron a Los Ángeles, específicamente a la ciudad de Inglewood, la cual es representada por Maxine Waters. Waters surgió como una crítica abierta del expresidente Donald Trump. Fue duramente criticada por los conservadores luego de que dijera que los manifestantes debían “ser más confrontadores” si Derek Chauvin, el oficial de policía que mató a George Floyd, era absuelto.
“La congresista Waters puede haberle dado algo en la apelación que puede resultar en la anulación de todo este juicio”, dijo el juez Peter Cahill en ese momento.
El Distrito 43 es mayoritariamente negro y latino; aproximadamente 49 por ciento del distrito es latino y 20 por ciento se identifica como negro o afroamericano. En 2016, Hillary Clinton ganó el distrito con el 78,4 por ciento de los votos. Pero Trump mejoró su margen de 16,7 por ciento en 2016 a 20,9 por ciento en 2020, probablemente como consecuencia de su mejora entre los votantes latinos.
Por el contrario, los Bengals juegan en Cincinnati, durante mucho tiempo un bastión de la política republicana del medio oeste, pero también de un tipo de conservadurismo que se está desvaneciendo. El expresidente de la Cámara de Representantes John Boehner representó a los suburbios de Cincinnati durante décadas.
El senador Rob Portman, quien también es de Cincinnati y negoció la legislación de infraestructura bipartidista que firmó el presidente Joe Biden, se jubilará a fines de este año. Cuando los periodistas le preguntaron el lunes si asistiría al Super Bowl, Portman levantó los brazos en señal de victoria.
Los Bengals juegan en el condado de Hamilton, Ohio, que votó por Biden por poco menos de 16 puntos. Pero el mapa electoral de Ohio significa que la arena está en el primer distrito de Ohio, representado por el republicano Steve Chabot. Recientemente, la corte suprema de Ohio anuló un mapa de redistribución de distritos propuesto que habría dado a los republicanos una ventaja de 12 escaños en comparación con los 3 escaños demócratas.
Incluso la forma en que los dueños del equipo abordan la política es diferente. El propietario de los Bengals, Mike Brown, es parco en lo que respecta a sus donaciones políticas. Pero una de las pocas contribuciones que ha hecho fue en el 2003 al entonces senador Mike DeWine, ahora gobernador del estado.
Por el otro lado, el propietario de los Rams, Stanely Kroenke, ha donado generosamente a causas políticas de demócratas y republicanos. En 2016, donó US$100.000 al fondo de la victoria de Clinton antes de dar US$1 millón al comité inaugural de Trump.
En los últimos años, la NFL se ha politizado mucho más, dada la cantidad de jugadores que son afroamericanos y las protestas de Colin Kaepernick, que encendieron la ira de Trump. El hecho de que los Bengals y los Rams representen diferentes partes de Estados Unidos con culturas políticas únicas muestra cómo el fútbol americano, como todo lo demás en Estados Unidos, es político.