¿Por qué comemos en exceso cuando nos saltamos una comida? Para la ciencia, la clave está en el cerebro
Un descubrimiento en células del cerebro ayudaría a explicar por qué las personas con problemas de memoria comen en exceso
Saltarse el almuerzo podría ser la razón por la que sientes tanta hambre.
Investigadores de la Universidad del Sur de California afirman que células cerebrales que han identificado, responsables de crear recuerdos de la ingesta de alimentos, podrían explicar por qué saltarse una comida puede generar tanta hambre y por qué las personas con demencia y otros problemas de memoria suelen comer en exceso.
“El cerebro no clasifica adecuadamente la experiencia de la ingesta”, explicó en un comunicado Lea Decarie-Spain, becaria posdoctoral de la Facultad de Letras, Artes y Ciencias Dornsife de la USC, “lo que produce engramas de las comidas débiles o incompletos”.
Decarie-Spain fue la primera autora del estudio que se publicó el martes en la revista científica Nature Communications.
Los engramas refieren a los cambios físicos o químicos que se producen en el cerebro cuando una persona aprende y adquiere un recuerdo.

Los engramas de las comidas son huellas especializadas que un recuerdo deja en el cerebro y que almacenan información sobre la experiencia de la ingesta de alimentos. Cuando comemos, las neuronas del hipocampo —la parte del cerebro responsable de la memoria y el aprendizaje— se activan y crean estas huellas en los momentos entre bocado y bocado. Los investigadores han identificado estos engramas, los cuales ayudan a almacenar “diferentes tipos de información, como dónde estabas comiendo, así como la hora a la que comiste”.
Para llegar a estas conclusiones y ver cómo se forman los recuerdos de las comidas, utilizaron técnicas avanzadas de neurociencia, observando la actividad cerebral de ratas de laboratorio mientras comían.
Cuando destruyeron las células de memoria de las comidas, las ratas mostraron problemas de memoria para localizar los alimentos, aunque sí retuvieron la memoria espacial para otras tareas.
Los autores descubrieron que las neuronas —uno de los dos tipos principales de células cerebrales— se comunican con la región del cerebro responsable de controlar el hambre y los hábitos alimentarios. Sin embargo, cuando se bloqueó la conexión entre esa región, conocida como hipotálamo lateral, y el hipocampo, los roedores comieron en exceso y no podían recordar dónde habían consumido los alimentos.

También descubrieron que picotear de manera mecánica puede alterar los recuerdos de la ingesta y contribuir a comer en exceso. Los momentos de codificación entre bocado y bocado se ven comprometidos cuando centramos la atención en otra cosa.
“Cabe suponer que en el cerebro de un ser humano ocurriría un fenómeno similar”, sostiene Scott Kanoski, profesor de Ciencias Biológicas de la Facultad de Letras, Artes y Ciencias Dornsife de la USC.
Con el tiempo, esto podría ayudar a fundamentar nuevos enfoques clínicos para el tratamiento de la obesidad y el control del peso.
“Por fin empezamos a entender que recordar qué y cuándo hemos comido es tan fundamental para una alimentación sana como las propias elecciones alimentarias”, afirma el autor correspondiente del estudio.
Traducción de Martina Telo






