¿Qué podría significar la gran reforma fiscal de Trump para los estadounidenses más jóvenes?

El impacto de la amplia reforma fiscal que el presidente Donald Trump promulgó el Día de la Independencia de Estados Unidos podría extenderse a los bebés y a los niños pequeños, un segmento de la población particularmente vulnerable a los recortes a la red federal de seguridad social.
Muchas familias de clase media y adineradas se beneficiarán de la legislación, pero los programas que ayudan a las familias de bajos ingresos a mantener sanos a sus bebés han sufrido recortes. Si bien el dinero estatal financia las escuelas públicas y preescolares en algunos casos, los programas que apoyan a los niños más pequeños son respaldados en gran medida por el gobierno federal.
La ley extiende los recortes de impuestos que Trump aprobó en su primer mandato e invierte miles de millones de dólares adicionales en seguridad fronteriza, en su intento de ampliar su ofensiva contra la inmigración. Para financiar estas iniciativas, la ley impone recortes de más de 1 billón de dólares a Medicaid y a los cupones de alimentos, programas de los que dependen los hogares pobres con niños.
La legislación, que los republicanos denominaron el “gran y hermoso proyecto de ley” de Trump, está destinada a generar beneficios para las familias con hijos. Aumenta los créditos fiscales, entre ellos, uno que ahora permite que los padres deduzcan hasta 2.200 dólares por hijo de sus impuestos. Además, crea cuentas de inversión para los recién nacidos llamadas “Cuentas Trump”, cada una con un capital inicial del gobierno de 1.000 dólares.
Aun así, los críticos dicen que eso no compensa lo que los niños podrían perder con la nueva ley. Y temen lo que ocurrirá después, ya que el próximo presupuesto del mandatario propone más recortes a los programas de ayuda para padres y bebés.
Los recortes a Medicaid podrían agravar la presión sobre las familias
Más de 10 millones de estadounidenses dependen de Medicaid para recibir atención sanitaria. Alrededor del 40% de los nacimientos están cubiertos por ese sistema. Los recién nacidos también tienen derecho a dicho seguro si sus madres lo tienen.
La nueva ley no excluye a los niños pequeños ni a sus padres de Medicaid. Establece que los adultos sin hijos y aquellos con hijos mayores de 13 años deben cumplir ciertos requisitos de trabajo para acceder al sistema. Pero los pediatras advierten que muchas personas resentirán los recortes, incluso quienes no utilizan Medicaid.
Se prevé que los recortes a Medicaid ejerzan una presión financiera sobre los proveedores de atención médica, lo que los obligará a recortar sus servicios menos rentables. Estos suelen ser los de pediatría, donde los pacientes jóvenes tienen más probabilidades de utilizar Medicaid, según Lisa Costello, pediatra de Virginia Occidental que preside la comisión de políticas federales de la Asociación Estadounidense de Pediatría.
El efecto dominó podría agravar la escasez existente de pediatras y de camas de hospital para niños.
“Cualquier recorte a ese programa tendrá un impacto que afectará a los niños, ya sean las consultas pediátricas que dependen de Medicaid para mantenerse abiertas o los hospitales infantiles”, manifestó Costello.
Los estados también utilizan Medicaid para financiar programas que van más allá de la atención médica convencional, incluidas terapias para niños pequeños con discapacidades. De acuerdo con la ley, los estados cubrirán una mayor parte de la factura de Medicaid, lo que significa que los programas opcionales corren el riesgo de ser eliminados.
Aunque los padres de niños pequeños están exentos del requisito de trabajo, los beneficiarios deben verificar cada seis meses que cumplen con él o que están exentos. Los críticos temen que los adultos elegibles pierdan su cobertura debido a los nuevos requerimientos de información.
Si un adulto pierde la cobertura de Medicaid, podría aumentar el estrés familiar y hacer más difícil que los padres lleguen a fin de mes, y ambas cosas pueden afectar negativamente a los de menor edad. Además, es menos probable que los padres que pierden su seguro de salud lleven a sus hijos al médico.
“Cuando los padres pierden su seguro médico, a menudo piensan que sus hijos también han dejado de ser elegibles, aunque no sea así”, explicó Cynthia Osborne, profesora de educación temprana y directora ejecutiva del Centro de Impacto de Políticas de Prenatal a 3 de la Universidad de Vanderbilt.
La ley aumenta los créditos fiscales para los padres que califican
La ley aumenta el crédito fiscal a 2.200 por hijo, en comparación con los 2.000 anteriores. Sin embargo, los padres que no ganan lo suficiente para pagar el impuesto sobre la renta seguirán sin recibir el beneficio, y muchos solo lo recibirán parcialmente.
La medida también contiene dos disposiciones destinadas a ayudar a las familias a pagar por el cuidado infantil, que en muchos lugares cuesta más que una hipoteca. La primera es que aumenta el crédito fiscal que reciben los padres por su gasto en cuidado infantil. La segunda es que también amplía un programa que otorga créditos fiscales a las empresas que proporcionan cuidado infantil a sus empleados.
Ambas medidas han sido criticadas por beneficiar, en general, a las empresas más grandes y a los hogares más adinerados.
“Es una exención fiscal para empresas”, dijo Bruce Lesley, presidente de First Focus on Children, una organización bipartidista de defensa que busca que los menores sean una prioridad en las decisiones gubernamentales. “Hace que el cuidado infantil que requieren dependa de trabajar para un empleador que tenga el crédito”.
Se abrirán “Cuentas Trump” con 1.000 dólares para recién nacidos
La ley pone en marcha un programa que crea cuentas de inversión para los recién nacidos. Las “Cuentas Trump” recibirán 1.000 dólares del gobierno como capital inicial, y los niños podrán usar el dinero al llegar a la edad adulta para emprender un negocio nuevo, invertirlo en una casa o ir a la escuela.
A diferencia de otros programas de bonos para bebés, que generalmente se dirigen a grupos desfavorecidos, el programa federal estará disponible para familias de todos los ingresos.
Quienes respaldan el programa han presentado las cuentas como una manera de impulsar a los jóvenes al llegar a la edad adulta y enseñarles los beneficios de invertir. Los críticos argumentan que las familias en situación de pobreza tienen necesidades más inmediatas y que sus hijos deberían recibir una dotación mayor si el objetivo es ayudar a igualar las condiciones de vida.
Programa de asistencia alimentaria enfrenta recortes
El Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP por sus siglas en inglés) enfrenta el mayor recorte en su historia de acuerdo con la ley. Por primera vez, requerirá que los padres trabajen para hacerse acreedores al beneficio si sus hijos tienen 14 años o más. Pero incluso los hogares con niños más pequeños podrían sentir el impacto.
La ley expulsa a algunos inmigrantes de la asistencia alimentaria, incluidos aquellos con estatus legal. Y dificulta que las personas califiquen al cambiar la forma en que se toman en cuenta sus facturas de servicios públicos.
Históricamente, el SNAP ha sido financiado por el gobierno federal, pero con la nueva ley, los estados tendrán que asumir parte de la carga financiera. Los gobiernos con problemas de liquidez podrían implementar nuevos requisitos para hacer más difícil que las personas califiquen, dijo Katie Bergh, analista sénior de políticas del Centro de Presupuesto y Políticas Prioritarias, un instituto no partidista de investigación para lograr que todos en el país tengan lo necesario sin importar sus diferencias. Algunos estados podrían decidir abandonar el programa por completo.
“Este proyecto de ley se aleja fundamentalmente de un compromiso nacional que se ha mantenido desde hace mucho tiempo para para garantizar que los niños de (familias de) bajos ingresos en todos los estados puedan recibir la asistencia alimentaria que necesitan”, agregó Bergh.
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