La inflación en EEUU ha disminuido gradualmente. Lo más difícil será alcanzar la meta de la Fed
Durante el año pasado, la inflación en Estados Unidos descendió de 9% a 3%, reduciendo la mayor parte de las presiones sobre los precios que han afectado a la nación por más de dos años.
Ahora viene la parte difícil.
Se prevé que extirpar lo último que queda de inflación excesiva y reducirla a la meta de 2% que desea la Reserva Federal sea una labor lenta y mucho más difícil.
Una medida llamada inflación “subyacente”, que excluye los fluctuantes precios de los alimentos y la energía, está aún más elevada que la inflación general. Y también parece probable que sólo disminuya gradualmente. La Fed presta atención particular a los precios subyacentes, por considerarlos un indicio de hacia dónde podría encaminarse la inflación. En junio, los precios subyacentes estaban 4,1% por encima de donde se ubicaban un año antes, según la medición preferida del banco central.
“Vemos algunos retos para hacer que eso regrese totalmente al 2% rápidamente”, dijo Michael Hanson, economista global sénior en J.P. Morgan.
La continuidad de la inflación podría poner en riesgo la posibilidad de que la Fed logre un inusual “aterrizaje suave”, un escenario en el que logre reducir el alza de precios al nivel que quiere por medio de tasas de interés más altas sin descarrilar la economía. Si la inflación se mantuviera elevada demasiado tiempo, el banco central podría sentirse obligado a elevar aún más su tasa de referencia de su nivel actual de 5,4%, el más alto en 22 años. La mayor parte de los economistas dicen creer que la Fed ya no subirá la tasa, pero sólo si la inflación sigue disminuyendo.
Al mismo tiempo, el banco central ha reconocido que las presiones inflacionarias han disminuido significativamente durante el año pasado. En un indicio alentador, esa reducción ha ocurrido incluso mientras la economía ha seguido expandiéndose y los empleadores han efectuado contrataciones constantemente a un ritmo saludable.
El jueves, cuando el gobierno dará a conocer los datos inflacionarios de julio, los economistas prevén que muestre un ligero incremento en la inflación interanual, a 3,3%. Sería el primer aumento de ese tipo tras 12 meses de descensos.
En parte, cualquier repunte en la inflación anual para julio reflejará precios más elevados de la gasolina. A menos que disminuyan, los precios del carburante podrían mantener la inflación general por encima de 3% hasta fin de año. El precio promedio nacional en las gasolineras aumentó unos 30 centavos, a 3,83 dólares, el mes pasado, en parte porque el precio del petróleo se ha incrementado.
Un obstáculo para hacer bajar la inflación al 2% que desea la Fed es que hasta ahora el descenso en los precios ha reflejado principalmente cambios indoloros que probablemente no se repetirán. Hasta el mes pasado, por ejemplo, los precios de la gasolina ya habían caído de un promedio nacional de 5 dólares en su momento más álgido. Y los atascos en las cadenas de suministro que habían provocado alzas en los precios de los automóviles, los muebles, los electrodomésticos y otros bienes físicos ya se acabaron en su mayor parte. De hecho, el costo de los bienes manufacturados de larga duración descendió ligeramente en junio en comparación con hace un año.
Otro factor es que los precios se habían disparado en el primer semestre de 2022 antes de disminuir en el segundo. Así que cualquier incremento en julio tendría el efecto de impulsar la tasa inflacionaria interanual.
Lo que ahora está provocando incrementos en los precios es principalmente el costo de los servicios, los cuales abarcan desde la atención dental y el seguro del automóvil hasta las comidas en restaurantes y los conciertos de verano. En su mayoría, esos costos reflejan saludables alzas salariales a los trabajadores, que con frecuencia les son trasladadas a los consumidores en forma de precios más elevados.
“Los precios de la energía están más bajos, los precios de las mercancías han descendido, los (precios de los) bienes básicos disminuyeron”, dijo Kristin Forbes, economista del MIT y exintegrante de la comisión que fija las tasas de interés en el Banco de Inglaterra. “Eso es lo que es fácil y rápido. Lo que queda es la inflación subyacente de la relación salarios-servicios. Y esa es la parte que es más difícil de hacer descender y que requerirá más tiempo”.
Muchos empleados, especialmente en el sector servicios de la economía, podrían exigir mayores aumentos salariales en los próximos meses. En un momento en que la escasez de mano de obra sigue siendo un problema para las empresas de servicios, los trabajadores tienen la ventaja de que pueden pedir un mayor salario. Para la mayor parte de los estadounidenses, los incrementos salariales han estado por debajo de la inflación durante los últimos dos años.
La exigencia de un sueldo mayor es un punto crucial que está impulsando las huelgas entre los actores y escritores de Hollywood. También fue una de las peticiones del sindicato Teamsters en sus negociaciones con la empresa de mensajería UPS, que derivaron en fuertes incrementos salariales. El sindicato United Auto Workers también está presionando para que haya aumentos sólidos en la paga de los obreros en sus conversaciones con los fabricantes estadounidenses de automóviles.
Hanson, de J.P. Morgan, hace notar que las mediciones de los costos de los seguros de salud empezarán a aumentar a fines de este año debido a ajustes en la forma en que el gobierno los mide. Y los costos de los seguros de automóviles y de las reparaciones en los talleres han estado subiendo. Una razón clave de ello es que los precios de los vehículos se dispararon después de que surgió la escasez de autopartes cuando se desató la pandemia de COVID-19; los automóviles de mayor precio son más costosos de reparar y de asegurar. Los precios de los seguros de automóviles se han disparado casi 17% el año pasado.
A consecuencia de ello, en general los economistas prevén que los precios subyacentes —según la forma preferida de la Fed para medir— sigan subiendo a un ritmo anual de 3,5% para fin de año, muy por encima de su meta de 2%. Los pronósticos más recientes del banco central muestran que sus funcionarios prevén que la inflación subyacente aún esté en 2,6% para fines de 2024.
De todas formas, aún hay algunos indicios esperanzadores de que las contrataciones y el alza en los salarios se están desacelerando, lo que a la larga enfriaría la inflación. El viernes, el gobierno reportó que los empleadores añadieron 187.000 puestos de trabajo en julio, un total sólido pero que todavía refleja una desaceleración: el crecimiento de los empleos durante los últimos tres meses sólo ha promediado aproximadamente la mitad del ritmo del mismo periodo en 2022. Y el aumento de los salarios descendió a 4,6% durante el trimestre abril-junio, señaló el gobierno, su ritmo más lento en año y medio.
“Esa trayectoria nos dice hacia dónde se dirigirán las cosas en los próximos 12 meses”, dijo Skanda Amarnath, director ejecutivo de Employ America, un grupo activista.
En su conferencia de prensa más reciente, el presidente de la Fed, Jerome Powell, se refirió en forma cautelosa pero esperanzadora a la perspectiva de un aterrizaje suave.
“Yo aún no usaría el término ‘optimismo’ con respecto a esto”, señaló. “Sin embargo, sí diría que hay una vía... Hasta ahora hemos visto el principio de la desinflación sin ningún costo real en el mercado laboral. Y eso es algo realmente bueno”.
Sin embargo, una característica que ha definido a la economía postpandémica de Estados Unidos ha sido su capacidad de resistencia, en la que los consumidores han mostrado una disposición sorprendentemente persistente a gastar. A algunos economistas les preocupa que se requiera un agudo incremento en el desempleo para poder revertir esa tendencia y conquistar finalmente la inflación.
La Fed ya ha enfrentado ciertas críticas por elevar fuertemente las tasas y poner potencialmente en riesgo al mercado laboral. La senadora demócrata Elizabeth Warren le escribió a Powell antes de que el banco central efectuara una junta el mes pasado y lo exhortó a abstenerse de efectuar otro incremento en las tasas. Pero de todas formas la Fed aplicó su 11ma alza en las tasas desde marzo de 2022.
“Las enérgicas alzas en las tasas por parte de la Fed amenazan en forma desproporcionada a los trabajadores negros y a sus familias, y generan el riesgo de revertir completamente los extraordinarios avances que hemos visto en el mercado laboral”, escribió Warren, que suele criticar a la Reserva Federal.
En un momento en que aumenta la presión política sobre el banco central, a Powell y a otros funcionarios pronto podría parecerles que la fuerte caída en la inflación durante el primer semestre del año fue la parte fácil.
“Hasta ahora la Fed ha tenido suerte en lo que ha obtenido”, dijo Steven Blitz, economista en jefe sobre Estados Unidos en GlobalData TS Lombard, una empresa de análisis de información. “La mayor parte del declive en la inflación iba a ocurrir de todas formas. Realmente son responsables de la parte que vendrá”.