La industria automotriz de Marruecos se prepara para la era de los vehículos eléctricos
Un tren que viaja desde una zona rural del norte de Marruecos a un puerto sobre el mar Mediterráneo no lleva pasajeros. Tres veces al día, trae consigo cientos de automóviles colocados uno junto a otro desde una fábrica de Renault en las afueras de Tánger a buques que los transportan a distribuidoras europeas.
Incentivos para negocios e inversión en infraestructura como la vía ferroviaria de carga le han permitido a Marruecos crecer su industria automotriz desde ser prácticamente nula a la mayor de África en menos de dos décadas. El reino norafricano suministra más autos a Europa que China, India o Japón, y tiene la capacidad de producir 700.000 vehículos al año.
Las autoridades marroquíes están decididas a mantener el papel del país de coloso en la fabricación de automóviles al competir por proyectos de manufactura de vehículos eléctricos. Pero aún está por verse si una de las pocas historias de éxito de industrialización en África puede mantenerse competitiva a medida que la producción automotriz mundial efectúa la transición a los automóviles eléctricos y se apoya cada vez más en la automatización.
Más de 250 compañías que fabrican coches o sus componentes operan actualmente en Marruecos, donde la industria automotriz representa ahora el 22% del producto interno bruto y recibe 14.000 millones de dólares por exportaciones. La automotriz francesa Renault, el mayor empleador privado del país, llama a Marruecos “tierra Sandero” porque allí produce casi todos sus subcompactos Dacia Sandero.
Sin estar sujeto a las restricciones que implican muchos de los contrapesos de la democracia, el gobierno marroquí les dice a las compañías que buscan externalizar la producción en instalaciones más baratas que pueden obtener aprobación para establecer nuevas fábricas y completar su construcción en apenas cinco meses.
“Hace 15 años no exportábamos ni un automóvil. Ahora es el mayor sector de exportación del país”, señaló el ministro de Industria y Comercio, Ryad Mezzour, en una entrevista con The Associated Press.
Mezzour dijo que Marruecos se ha distinguido de otros destinos que reciben fábricas de empresas extranjeras al ampliar sus puertos, zonas de libre comercio y carreteras. El gobierno ofreció subsidios de hasta 35% para que las compañías erigieran fábricas en el interior rural de los alrededores de Tánger, donde ahora Renault produce Clios y Dacia Sanderos, el vehículo de pasajeros más popular de Europa, y pronto planea empezar a construir Dacia Joggers híbridos.
Fábricas chinas, japonesas, estadounidenses y coreanas producen asientos, motores, amortiguadores y ruedas en la Ciudad Automovilística de Tánger, un amplio conjunto de predios en el que están instalados diversos fabricantes de autopartes. Stellantis produce Peugeots, Opels y Fiats en su planta en la ciudad de Kenitra.
El dedicar enormes recursos para desarrollar y mantener un sector automovilístico que pudiese emplear a una fuerza de trabajo joven y creciente formó parte de un plan de industrialización en 2014. Para crear empleos, Mezzour dijo que él y sus predecesores se han enfocado en ofrecer más que mano de obra barata a las empresas extranjeras de automóviles que buscan nuevos sitios para fabricar autos y producir partes.
Los grandes productores de automóviles les pagan a los trabajadores sindicalizados de sus fábricas menos en Marruecos de lo que les pagan en Europa. Pero incluso con salarios de una cuarta parte del monto del sueldo mínimo mensual de 1.766,92 euros (1.911,97 dólares) en Francia, los empleos pagan más que el ingreso promedio en Marruecos. La industria da empleo a 220.000 personas, un trozo pequeño pero sustancial de los más de 200.000 puestos de trabajo agrícolas que el país está perdiendo anualmente en medio de una sequía de seis años.
Al igual que muchos países africanos, el mercado interno de Marruecos para automóviles nuevos es pequeño. El año pasado se vendieron menos de 162.000 vehículos allí. De todas formas, el éxito del gobierno en construir una industria automotriz ha hecho de los automóviles la punta de lanza mientras el país trabaja para transformar su economía, en gran medida agrícola.
“Tengo una sencilla prioridad: no son las exportaciones ni el ser competitivos. Mi trabajo es crear empleos”, declaró Mezzour.
Abdelmonim Amachraa, un marroquí experto en cadenas de suministro, dijo que el gasto en infraestructura y el entrenar a trabajadores especializados pone a la industria en una buena posición para atraer inversiones de fabricantes de automóviles que desean desarrollar sus cadenas de suministro para vehículos eléctricos.
Las autoridades marroquíes han procurado obtener inversiones de Oriente y de Occidente, intentando atraer a empresas de la industria de China, Europa y Estados Unidos en un momento en que se apresuran a producir vehículos eléctricos asequibles en gran escala. BYD de China —el mayor fabricante de vehículos eléctricos del mundo— ha anunciado al menos en dos ocasiones planes para construir fábricas en el país que se han estancado antes de iniciar.
“La pregunta importante es qué puede hacer un país pequeño en este mundo”, dijo Amachraa, e hizo notar lo rápido que está cambiando la manufactura de automóviles a nivel global. “Tenemos esta capacidad para coexistir con Europa, África y Estados Unidos en un momento en que no puede hallarse un vínculo entre China y Estados Unidos”.
A medida que Europa trabaja para descontinuar los motores de combustión interna durante la próxima década, compañías como Renault están preparándose para adaptarse en Marruecos. Mohamed Bachiri, director de las operaciones de Renault Group en el país, dijo que los antecedentes de éxito de la compañía en Marruecos lo hacen un destino atractivo para que otros inviertan, especialmente en vehículos eléctricos.
Dijo que probablemente la industria seguirá creciendo porque la “tasa de integración” de Marruecos —el porcentaje de partes que los fabricantes de automóviles pueden obtener dentro del país— se ha incrementado sostenidamente a más del 65%. La nación también tiene una ventaja competitiva al contar con trabajadores automotrices experimentados y capacitados de los que carecen otros sitios que también son destinos para la externalización de la producción, dijo Bachiri.
“Estamos predispuestos a fabricar automóviles para clientes en nuestro ámbito. Y el día que decidan que necesitan vehículos eléctricos, lo haremos”, declaró.
El gobierno ha financiado sociedades público-privadas como una academia administrada por Renault para entrenar a técnicos y gerentes. En comparación con mercados comparables, el ambiente político de Marruecos y su proximidad a Europa hacen que sea una inversión segura, señaló Bachiri.
“Es como estar en una isla contigua”, manifestó, y recalcó la inestabilidad que afecta a países vecinos en el norte y el occidente de África.
Sin embargo, a medida que Estados Unidos y naciones europeas alientan a sus fabricantes de automóviles a hacer que la producción de vehículos eléctricos se lleve a cabo en sus territorios, se desconoce cómo le irá a Marruecos con esa medida. Desde hace tiempo, el país se ha enorgullecido de ser un mercado libre que renuncia a los aranceles y las barreras comerciales, pero se encuentra a sí mismo encajonado mientras los países que rivalizan por obtener las ventajas de la producción de vehículos eléctricos implementan políticas para proteger a sus industrias automotrices locales.
Los gobiernos occidentales que desde hace tiempo han presionado a los países en desarrollo para que acojan el libre comercio ahora están implementando políticas para impulsar su propia producción de vehículos eléctricos. Francia y Estados Unidos aprobaron créditos fiscales e incentivos el año pasado para consumidores que adquieren vehículos eléctricos fabricados en Europa o Norteamérica, respectivamente.
Aunque los incentivos estadounidenses pueden extenderse a Marruecos porque ambos países comparten un acuerdo de libre comercio, Mezzour dijo que complicaron la cadena global de suministro y en ocasiones le complicaron el trabajo a él.
“Estamos viviendo en una especie de nueva era del proteccionismo”, declaró Mezzour. “Vivimos en inestabilidad en términos de regulaciones comerciales que hacen que las cosas les sean más difíciles a países como Marruecos, que invirtieron fuertemente en comercio abierto, libre y justo”.