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EEUU y China inician conversaciones en Suecia para aliviar tensiones arancelarias

Jamey Keaten
Lunes, 28 de julio de 2025 20:12 EDT
EEUU-CHINA-COMERCIO
EEUU-CHINA-COMERCIO (AP)

Altos funcionarios comerciales de China y Estados Unidos iniciaron una nueva ronda de conversaciones el lunes en un intento por aliviar las tensiones sobre los aranceles entre las dos economías más grandes del mundo.

El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, y el viceprimer ministro chino, He Lifeng, se reunieron en las oficinas del primer ministro sueco Ulf Kristersson para dos días de conversaciones, las cuales, según Bessent, probablemente derivarán en que se extiendan los niveles actuales de aranceles.

En caso de que haya otro tipo de resultados, los mercados y las empresas los examinarán en busca de indicios de un acercamiento, después de que previamente este año ambos países se amenazaron mutuamente con mayores impuestos a las importaciones.

Los analistas dicen que las conversaciones podrían preparar el terreno para una posible reunión entre el presidente estadounidense Donald Trump y el mandatario chino Xi Jinping más adelante este año.

Otros temas en la agenda incluyen el acceso de las empresas estadounidenses al mercado chino; la inversión china en Estados Unidos; componentes del fentanilo fabricados en China que llegan a los consumidores estadounidenses; adquisiciones chinas de petróleo ruso e iraní, y los pasos de Washington para limitar las exportaciones de tecnología occidental, tales como los circuitos integrados, que ayudan a impulsar los sistemas de inteligencia artificial.

Las conversaciones del lunes concluyeron después de casi cinco horas. Se reanudarán el martes por la mañana.

“Socio de gran tamaño y con confianza en sí mismo”

Wendy Cutler, exnegociadora comercial de Estados Unidos y ahora vicepresidenta del Asia Society Policy Institute —un centro de investigación especializado en Asia—, indicó que el equipo de Trump enfrentará retos de “un socio de gran tamaño y con confianza en sí mismo que está más que dispuesto a tomar represalias contra los intereses de Estados Unidos”.

La extensión de las tasas arancelarias “debería ser la parte fácil”, explicó, y advirtió que Beijing ha aprendido lecciones desde el primer mandato de Trump y “en esta ocasión no aceptará un acuerdo unilateral”.

“Beijing está más preparado e insistirá en que, como mínimo, haya un movimiento (para relajar) los controles de Estados Unidos a la exportación de tecnología, una petición difícil para Washington”, agregó, e hizo notar que habrá muchas conversaciones antes de cualquier posible reunión entre Xi y Trump.

“El éxito está lejos de estar garantizado", apuntó Cutler. “Hay numerosos obstáculos que pueden entorpecer este proceso preparatorio”.

Las conversaciones comerciales entre Estados Unidos y China son las terceras este año, casi cuatro meses después de que Trump trastocara el comercio global con sus amplias propuestas arancelarias, incluido un impuesto a las importaciones que se disparó al 145% en los productos chinos. Beijing respondió con aranceles que alcanzaron el 125% sobre los productos estadounidenses, lo que derivó en un desplome temporal en los mercados financieros globales.

Extensión de una pausa de 90 días

Se prevé que en la reunión en Estocolmo, tras conversaciones similares en Ginebra y Londres, se extienda una pausa de 90 días en esos aranceles. Durante la pausa, los aranceles estadounidenses han sido reducidos al 30% sobre los productos chinos, y China estableció un arancel del 10% a los productos estadounidenses.

El gobierno de Trump, que acaba de completar un acuerdo sobre aranceles con la Unión Europea, quiere reducir un déficit comercial del año pasado por un total de 904 mil millones de dólares, incluido un déficit comercial de casi 300 mil millones de dólares con China.

El Ministerio de Comercio chino indicó la semana pasada que en las “consultas” se plantearían las preocupaciones compartidas a través de los principios de “respeto mutuo, coexistencia pacífica y cooperación de beneficio mutuo”.

Las conversaciones con Beijing forman parte de una serie de negociaciones comerciales de Estados Unidos desencadenadas por los aranceles contra docenas de países, dados a conocer por Trump en lo que llamó el “Día de la Liberación”. Desde entonces, algunas conversaciones han dado frutos al alcanzarse acuerdos. Otras no.

Si no hay una extensión para el 12 de agosto, los aranceles recíprocos entre Washington y Beijing podrían volver a los niveles de tres dígitos vistos antes de la pausa de 90 días alcanzada en Ginebra. Muchos otros países —incluidos algunos en desarrollo que dependen de las exportaciones a Estados Unidos— enfrentan un vencimiento de plazo el viernes, ya que el gobierno de Trump ha dicho que se enviarán cartas de antemano con tasas establecidas.

Los críticos dicen que los aranceles de Trump penalizan a sus propios ciudadanos al obligar a los importadores estadounidenses a asumir los costos o trasladarlos a los consumidores a través de precios más altos.

Plantean que la situación ya se estabilizó

Trump les dijo a los periodistas el viernes que ya “tenemos las delimitaciones de un acuerdo con China”, apenas dos días después de que Bessent le dijera a MSNBC que se había alcanzado un “statu quo” entre las dos partes.

Mientras que el lado chino ha ofrecido pocas pistas sobre los detalles de sus objetivos en Estocolmo, Bessent ha planteado que la situación se ha estabilizado, al grado que China y Estados Unidos pueden empezar a esperar que haya un equilibrio a más largo plazo entre sus economías.

Durante años, desde que China se incorporó al sistema comercial global hace unas dos décadas, Estados Unidos ha procurado presionar a los gobernantes en Beijing para fomentar un mayor consumo en China y obtener mayor acceso al mercado para productos fabricados en el extranjero, incluidos los estadounidenses.

Otros puntos conflictivos en la relación incluyen la capacidad excesiva de China —por mucho el mayor fabricante del mundo—, y preocupaciones sobre si Beijing está haciendo lo suficiente para controlar los productos químicos utilizados para fabricar fentanilo, dicen analistas.

En Estocolmo, es probable que los chinos exijan la eliminación de un arancel del 20% relacionado con el fentanilo que Trump impuso este año, apuntó Sun Yun, director del programa sobre China en el Stimson Center, un organismo de investigación sin fines de lucro con sede en Washington.

Mirando a largo plazo

Los expertos dicen que el progreso a largo plazo en la relación comercial entre Washington y Beijing dependerá de cambios estructurales.

Estos incluyen un aumento de la fabricación en Estados Unidos, algo que forma parte de la ambición de Trump. En el lado chino, eso podría implicar una reducción del exceso de producción china en muchas industrias, incluidos los vehículos eléctricos y el acero, y un aumento del gasto del consumidor chino para aliviar los desequilibrios en la economía de China, en la que las exportaciones desempeñan un papel sobresaliente.

Sean Stein, presidente del US-China Business Council —un organismo sin fines de lucro para promocionar el comercio entre ambos países—, indicó que las conversaciones en Estocolmo ofrecen una oportunidad para que los dos gobiernos aborden cuestiones de reforma estructural. Las empresas estarán atentas a indicios sobre una posible cumbre Trump-Xi, porque cualquier acuerdo real dependerá de una reunión entre ambos, apuntó.

Es posible que haya un acuerdo porque “muchas de las cosas que Estados Unidos quiere, los chinos también las quieren”, explicó Stein.

China, por ejemplo, está interesada en comprar soya estadounidense, y aviones y repuestos, y las empresas chinas están interesadas en invertir en la fabricación estadounidense, lo que ayudaría a Trump a cumplir su objetivo de reindustrializar el país.

Bessent también ha dicho que en las conversaciones en Estocolmo podría hablarse sobre las adquisiciones chinas de petróleo ruso e iraní.

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Didi Tang y Josh Boak en Washington, y Ken Moritsugu en Beijing, contribuyeron a este despacho.

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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.

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