Miles de refugiados ucranianos se ven obligados a vivir hacinados por desesperación y burocracia británica
Exclusiva: familias que viven en habitaciones individuales y se ven obligadas a declararse indigentes tras huir de la guerra, advierten las organizaciones benéficas
Miles de ucranianos que buscan refugio en el Reino Unido se han visto obligados a vivir en alojamientos superpoblados, con familias enteras compartiendo habitaciones individuales, advirtieron organizaciones benéficas.
Muchos de los refugiados que han llegado a Gran Bretaña para reunirse con sus familiares tras huir de la guerra se ven afectados, según las organizaciones que trabajan para ayudarlos, y cientos se han registrado como indigentes debido a las malas condiciones de vida.
La campaña Refugees Welcome de The Independent pide al gobierno que vaya más lejos y más rápido para ayudar a los ucranianos que huyen de su país.
Las organizaciones benéficas advierten que la mayoría de los que llegan por esta vía sufren hacinamiento porque sus familiares en el Reino Unido no tienen habitaciones libres y no se realizan comprobaciones en estas propiedades antes de su llegada.
Una encuesta realizada por la Autoridad del Gran Londres entre nueve organizaciones benéficas de la capital descubrió que de los 83 clientes ucranianos del programa familiar que buscaban ayuda, más de la mitad (58 por ciento) se encontraban en alojamientos inadecuados y casi uno de cada cinco (17 por ciento) corría el riesgo inmediato de quedarse sin hogar.
Mientras tanto, el gobierno se niega a publicar los datos nacionales que posee sobre el número de ucranianos que se presentan a los ayuntamientos como indigentes.
Andrei Savitski, proveedor de servicios del Centro de Derechos Laborales, comentó que más de la mitad de los refugiados ucranianos a los que ayuda la organización benéfica se encuentran en condiciones de hacinamiento, y que serían miles a nivel nacional, dado que los padrinos de las familias suelen vivir en viviendas que “de por sí apenas y son adecuadas”.
Describió el caso de una familia ucraniana de cinco miembros, con un hijo discapacitado, que vivía en una habitación subarrendada en Nottinghamshire después de que la mujer y los hijos llegaran a principios de abril para reunirse con el marido, que ya vivía en condiciones precarias como conductor de reparto en turno de noche.
“Se dirigieron al ayuntamiento y dijeron que necesitaban una vivienda. Alguien del ayuntamiento vino al departamento y vio las condiciones y señaló que no es adecuado, pero sus citas para una nueva vivienda se han pospuesto varias veces y siguen allí”, relató.
Los datos del gobierno muestran que 16.000 han llegado bajo el esquema de la familia ucraniana, que permite a los refugiados reunirse con parientes residentes en el Reino Unido, mientras que 11.100 han llegado bajo el esquema de Hogares para Ucrania, una ruta separada que permite a los refugiados vivir con anfitriones voluntarios en el Reino Unido.
Las autoridades locales reciben ₤10.500 (US$13.120) de financiamiento del gobierno central por cada refugiado bajo el esquema de Hogares para Ucrania, pero no reciben dinero por los que llegan bajo la vía familiar.
Cada vez hay más peticiones para que los ayuntamientos reciban financiamiento para apoyar a los que llegan bajo el esquema familiar, y para que el gobierno permita a los refugiados de este esquema poder cambiar a la vía de Hogares para Ucrania.
Tatiana Miller, de 44 años, que vive en Wokingham, dijo que su madre, su hermana y los dos hijos de su hermana llegaron por la vía familiar a mediados de abril. Pero regresaron a Polonia -donde habían huido tras la invasión- dos semanas más tarde porque las condiciones de vida eran demasiado saturadas en el Reino Unido.
“Hicimos que funcionara durante un corto periodo. Hicimos lo que pudimos, pero al llegar se hizo evidente que no era sostenible. Volvieron a Polonia, aunque no conocían a nadie allí”, subrayó a The Independent.
“El régimen familiar es injusto. No recibimos ninguna ayuda económica, como los patrocinadores del otro régimen. El gobierno parece estar en otro planeta. Hay voluntad de ayudar, pero dan con una mano y quitan con la otra. Es algo a medias. Es inhumano y no está bien pensado”.
Svitlana Opanasenko, voluntaria del Club Social de Ucrania, mencionó que de los aproximadamente 200 hogares del plan familiar que la organización benéfica ha apoyado desde principios de marzo, entre el 90 y el 95 por ciento vivían en condiciones de hacinamiento.
Aseveró que al menos una docena de las familias a las que apoyan se habían visto obligadas a abandonar la casa de sus parientes y a registrarse como indigentes en el ayuntamiento porque la situación era insostenible, o porque los propietarios les habían ordenado que se fueran debido al hacinamiento.
“Las familias están desesperadas por sacar a sus parientes de Ucrania, y no miran los metros cuadrados de sus departamentos. Simplemente intentan meter a todo el mundo. La gente no tiene otro sitio al que ir”, explicó.
Opanasenko añadió que los refugiados también tienen dificultades para acceder a las ayudas económicas y tienen que recurrir a los bancos de alimentos: “Remitimos a la mayoría de ellos al crédito universal, pero lleva tiempo. Hay que registrarse, demostrar la dirección, obtener una tarjeta bancaria y esperar un mes”.
“La gente está desesperada. La mayoría de las familias tienen niños pequeños, por lo que necesitan comida para bebés y pañales. Estos son caros, al igual que la comida en general. No reciben información sobre cómo conseguir ayudas”.
Una encuesta realizada por la Asociación de Gobiernos Locales el mes pasado reveló que 144 hogares ucranianos se habían presentado como indigentes en 190 autoridades locales desde el comienzo de la guerra.
El gobierno ha realizado desde entonces su propia encuesta, pero se niega a publicar los datos resultantes.
Un portavoz dijo que “está recopilando esta información con fines de monitoreo y para ayudarnos a establecer si alguna autoridad local necesita apoyo adicional”.
Clive Betts, diputado laborista y presidente de la Comisión de Nivelación, Vivienda y Comunidades, declaró que el plan era un “desastre disfuncional”, y añadió: “Las autoridades locales tienen que saber cuántos refugiados están aquí, qué servicios necesitan. Es una información que debería ser de dominio público”.
Añadió que era “ridículo” que los ayuntamientos no recibieran financiamiento para los refugiados en el esquema familiar, y dijo que en los casos en que las familias necesitan presentarse como indigentes se les debe permitir cambiar al esquema de Hogares para Ucrania.
Jon Featonby, director de política y defensa de la Cruz Roja Británica, afirmó que era un error que no se proporcionara la misma cantidad de apoyo integral a través del plan familiar en comparación con la otra vía.
“Nos gustaría que las familias recibieran el apoyo que necesitan, independientemente del régimen al que lleguen, lo que incluye dar a los patrocinadores y a los refugiados el mismo nivel de apoyo financiero y proporcionar a las autoridades locales el financiamiento que necesitan para garantizar la disponibilidad de una vivienda adecuada”, indicó.
Un portavoz del gobierno señaló: “Estos planes están diseñados para garantizar que las personas que llegan al Reino Unido huyendo de la invasión rusa de Ucrania reciban alojamiento de su familia o patrocinador. Bajo ambos esquemas, los ayuntamientos tienen la obligación de proporcionar apoyo cuando alguien se queda sin alojamiento”.
Las críticas se produjeron cuando Priti Patel, la ministra del Interior, se enfrentó a acciones legales por los retrasos que han dejado a los refugiados ucranianos en el limbo.
Organizaciones benéficas como Save the Children y el Refugee Council están preparando una demanda colectiva en nombre de cientos de refugiados que solicitaron viajar al Reino Unido hace semanas, pero que se han visto atrapados en el retraso de los visados, según The Guardian.