Rusia parece haber mejorado sus misiles balísticos utilizados contra Ucrania para burlar los sistemas de defensa antiaérea Patriot de fabricación estadounidense, según un informe.
Es probable que las mejoras afecten a los misiles rusos Iskander-M y Kinzhal, que tienen un alcance de hasta 500 km y 480 km respectivamente. Estos misiles siguen una trayectoria de vuelo estándar antes de precipitarse bruscamente, lo que dificulta su interceptación por los sistemas Patriot, según declararon funcionarios ucranianos y occidentales al periódico británico Financial Times.
Un antiguo funcionario ucraniano describió este avance como una “gran ventaja para Rusia”.
La tasa de interceptación de misiles de Ucrania ha caído bruscamente en los últimos meses, del 37 % en agosto a solo el 6 % en septiembre, según informó el diario, citando datos de la Fuerza Aérea ucraniana.

Rusia atacó al menos cuatro fábricas de drones cerca de Kyiv a principios de este año, las cuales sufrieron importantes daños, según los funcionarios.
Uno de esos objetivos era una instalación turca de producción de aviones no tripulados Bayraktar que fue atacada el 28 de agosto. Durante este ataque, los misiles rusos burlaron las defensas antiaéreas y también dañaron las oficinas cercanas de la delegación de la UE y del British Council.
Un informe del inspector general especial de la DIA (Agencia de Inteligencia de la Defensa de EE. UU.), que abarca el periodo comprendido entre el 1 de abril y el 30 de junio, afirma que las fuerzas armadas ucranianas han “tenido dificultades para utilizar sistemáticamente los sistemas de defensa antiaérea Patriot para protegerse de los misiles balísticos rusos debido a las recientes mejoras tácticas rusas, incluidas mejoras que permiten a sus misiles cambiar de trayectoria y realizar maniobras en lugar de volar en una trayectoria balística tradicional”.
Los sistemas de defensa antiaérea Patriot son los únicos del arsenal de Kyiv capaces de derribar misiles balísticos rusos, según el Financial Times. Son un elemento vital de las defensas en capas de Ucrania, que han tratado de proteger a las ciudades, incluida la capital, Kyiv, de ataques a gran escala.

Esto se produce tras reportes de que EE. UU. estaba dispuesto a proporcionar a Ucrania información de inteligencia para llevar a cabo ataques de largo alcance contra objetivos de infraestructura energética dentro de Rusia.
Washington también está sopesando la posibilidad de enviar misiles a Kyiv que podrían utilizarse en tales ataques, según han informado el Wall Street Journal y Reuters. Entre ellos se encuentran los misiles de crucero Tomahawk, que tienen un alcance de 2.500 km.
Según los funcionarios estadounidenses citados en los informes, la aprobación de los servicios de inteligencia adicionales se produjo poco antes de que el presidente de EE. UU., Donald Trump, declarara en las redes sociales la semana pasada que Ucrania podría recuperar todo el territorio ocupado por Rusia, en un sorprendente giro a favor de Kyiv.
La medida facilitaría a Ucrania atacar infraestructuras como refinerías, oleoductos y centrales eléctricas con el objetivo de privar al Kremlin de ingresos y petróleo.
EE. UU. y Ucrania no han hecho comentarios públicos sobre los informes, pero el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, afirmó que EE. UU. y la OTAN ya estaban suministrando inteligencia a Ucrania “de forma regular”.
“El suministro y la utilización de toda la infraestructura de la OTAN y EE. UU. para recopilar y transferir información de inteligencia a los ucranianos es evidente”, afirmó el jueves.
Traducción de Sara Pignatiello