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Kurdos sirios huyen a Europa por crisis y ataques turcos

Un creciente número de kurdos sirios están yéndose a Europa en un recorrido sinuoso que incluye viajar en automóvil y avión a través de Líbano, Egipto, Libia y Argelia, y finalmente cruzar a España en bote

Karim Chehayeb,Hogir Al Abdo
Miércoles, 21 de diciembre de 2022 19:53 EST
KURDOS SIRIOS-MIGRACIÓN
KURDOS SIRIOS-MIGRACIÓN (AP)

Baran Ramadan Mesko había estado ocultándose con otros migrantes durante semanas en la ciudad argelina de Orán, aguardando una oportunidad para tomar un bote a través del Mar Mediterráneo hasta Europa.

Unos días antes de que el kurdo sirio de 38 años iniciara su travesía, recibió la noticia de que una embarcación de contrabandistas que llevaba a algunos de sus amigos se había hundido poco después de partir de Argelia. La mayoría de sus pasajeros se habían ahogado.

Fue una sacudida para él, luego de pasar semanas para llegar a Argelia desde Siria y esperar un mes a que un contrabandista lo pusiera en el bote.

Pero después de haber gastado miles de dólares en el viaje, y al tanto de que su esposa y sus hijas de 4 y 3 años confiaban en él para que les asegurara una vida libre de conflictos, el ingeniero convertido en periodista ciudadano abordó un pequeño bote pesquero con una docena de otros hombres y se tomó una selfie de grupo para enviárselas a sus familias antes de que se quedaran sin conexión a internet.

Después de un recorrido nocturno de 12 horas, Mesko llegó a Almería, España, el 15 de octubre, y cuatro días después voló a Alemania, donde ha solicitado asilo en un campamento de migrantes cerca de Bielefeld. Se está acostumbrando al clima frío, y está utilizando una aplicación de traducciones para que le ayude a darse a entender mientras aprende alemán. Dijo estar esperanzado de que el asunto de sus papeles se resuelva pronto, de forma que su familia pueda alcanzarlo.

Al menos 246 migrantes han desaparecido mientras intentaban cruzar el Mediterráneo occidental para llegar a Europa en 2022, señala la Organización Internacional para las Migraciones. En los últimos años, miles más han perecido efectuando el peligroso viaje por mar.

Mesko está entre un creciente número de kurdos sirios que están yéndose a Europa en un recorrido sinuoso que incluye viajar en automóvil y avión a través de Líbano, Egipto, Libia y Argelia, y finalmente cruzar a España en bote. Dicen que han optado por esta ruta tortuosa porque temen ser detenidos por las fuerzas turcas o por milicianos respaldados por Ankara en Siria si intentan infiltrarse en Turquía, la ruta más directa a Europa.

Según datos de Frontex, la agencia fronteriza de la Unión Europea, al menos 591 sirios han cruzado el Mediterráneo desde Argelia y Marruecos a España en 2022, seis veces más que el total del año pasado.

Un contrabandista kurdo sirio en Argelia dijo que docenas de kurdos de Siria llegan a la ciudad costera argelina de Orán para efectuar la travesía por mar.

“Nunca he tenido cifras tan elevadas antes”, le dijo el contrabandista a The Associated Press, hablando a condición de guardar el anonimato por temor a que las autoridades argelinas lo arresten.

Años de conflicto y turbulencia económica han dejado huella en el norte de Siria, donde viven unas 3 millones de personas bajo control kurdo de facto. La región ha sido blanco de extremistas del grupo Estado Islámico, las fuerzas turcas y grupos opositores sirios del enclave noroccidental del país en poder de los rebeldes. El cambio climático y la creciente pobreza favorecieron un brote de cólera en meses recientes.

Al igual que Mesko, muchos de los migrantes provienen de la ciudad siria de Kobani, que hace siete años apareció en los encabezados noticiosos cuando combatientes kurdos resistieron un asedio brutal de parte del Estado Islámico.

La ciudad quedó en ruinas, y desde entonces “no ha pasado gran cosa” para intentar reconstruir, dijo Joseph Daher, profesor del Instituto Universitario Europeo en Florencia, Italia. La mayor parte del financiamiento para el desarrollo fue erogado en ciudades más hacia el oriente, agregó.

Eventos recientes en el noreste de Siria le han dado a sus habitantes un incentivo adicional para irse.

Turquía incrementó sus ataques sobre áreas kurdas en Siria luego de que un atentado en Estambul en noviembre dejó seis muertos y más de 80 heridos. Ankara culpa al proscrito Partido de los Trabajadores de Kurdistán y a las Unidades de Protección Popular, una milicia kurda en Siria que cuenta con el respaldo de Estados Unidos. Ambos han negado tener responsabilidad alguna.

Desde entonces, ataques aéreos kurdos han golpeado áreas del noreste de Siria, incluyendo Kobani, azotando aún más su infraestructura ya de por sí pulverizada, y Ankara ha amenazado con invadir por tierra.

Bozan Shahin, ingeniero de Kobani, recordó un ataque aéreo turco el mes pasado.

“Vi a mi madre temblando de miedo y cargando a mi hermana de 4 años para apaciguarla”, declaró.

Ahora él quiere ser uno más del flujo de kurdos que van de Siria a Europa.

“Tengo algunos amigos que hallaron una forma para llegar a Líbano por medio de un contrabandista e ir a alguna parte a través de Libia”, señaló. “No estoy al tanto de todos los detalles, pero estoy tratando de ver cómo puedo hacer ese recorrido de forma segura”.

La operación, que se lleva semanas y cuesta miles de dólares, es manejada por una red de contrabandistas que soborna a soldados sirios para pasar gente por puestos de control, donde podrían ser detenidos por evadir el reclutamiento o por activismo antigubernamental, y luego a través de la porosa frontera hacia el interior de Líbano, señalaron migrantes y contrabandistas.

Allí, los migrantes suelen hospedarse en apartamentos atestados en Beirut durante aproximadamente una semana mientras aguardan a que les entreguen pasaportes rápidamente de la embajada siria a través de un intermediario de los contrabandistas.

Con sus pasaportes en mano, vuelan a Egipto, hacen escala allí y toman otro vuelo a Bengasi en Libia, un país desgarrado por una guerra civil, antes de embarcarse en el viaje a Argelia a través de otra red de contrabandistas.

“Fuimos en camionetas y en jeeps y nos llevaron por Libia a través de Trípoli y el camino costero, y cambiábamos de coche cada 500 kilómetros aproximadamente”, señaló Mesko.

Durante el recorrido por el desierto tuvieron que pasar puestos de control operados por diversos grupos armados de Libia.

“Algunos de los guardias en los retenes nos trataron horriblemente cuando se enteraron que éramos sirios, quitándonos nuestro dinero y teléfonos, o haciéndonos estar de pie afuera bajo el calor durante horas”, denunció.

Un grupo armado secuestró al grupo de migrantes que partió antes que el suyo y exigió 36.000 dólares por liberarlos, dijo Mesko.

Para cuando llegaron a Orán, Mesko se sintió aliviado de poder refugiarse en un apartamento manejado por los contrabandistas. Mientras aguardaban durante semanas, él y los otros migrantes pasaron la mayor parte de su tiempo bajo techo.

“No podíamos movernos libremente por Orán, porque las fuerzas de seguridad están por todas partes y no ingresamos legalmente al país”, manifestó Mesko. “También había pandillas en la ciudad o incluso en la costa, que intentaban atracar a migrantes y quitarles su dinero”.

Grupos defensores de los derechos humanos han acusado a las autoridades argelinas de arrestar a migrantes, y en algunos casos expulsarlos a través de fronteras terrestres. Según la agencia de la ONU para los refugiados, Argelia expulsó a más de 13.000 migrantes al vecino Níger hacia el sur en el primer semestre de 2021.

A pesar del alivio que sintió por haber llegado a salvo a Alemania con una oportunidad para traer a su esposa y a sus hijas a ese país, Mesko siente remordimiento por haberse ido de Kobani.

“Siempre me opuse a la idea de emigrar o incluso de ser un desplazado”, dijo. “Siempre que teníamos que movernos a otra área debido a la guerra, regresábamos a Kobani una vez que ya podíamos”.

Mesko pasa buena parte de su tiempo en entrevistas para solicitar asilo y audiencias en tribunales, pero dice estar de buen ánimo al saber que ha iniciado un proceso con el que sólo soñaba hace unos meses. Está esperanzado de que pronto le concedan el asilo, de forma que su esposa y sus hijas puedan reunirse con él en Europa.

“Siria se ha convertido en un epicentro de guerra, corrupción y terrorismo”, manifestó. “Vivimos así durante 10 años, y no quiero que mis hijas vivan esas experiencias, y vean todas las atrocidades”.

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Chehayeb reportó desde Beirut. La periodista de The Associated Press Renata Brito reportó desde Barcelona.

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