El plan de paz para Ucrania ensombrece el ánimo en una nación devastada por la guerra

Fosas comunes e iglesias marcadas por balas son testigos del tormento de la pasada ocupación rusa en el suburbio de Bucha, en Kiev, donde los residentes traumatizados ahora enfrentan una nueva angustia: una propuesta de paz liderada por Estados Unidos que ofrecería amnistía para los perpetradores de atrocidades.
Para los sobrevivientes de Bucha, donde cientos de ucranianos fueron asesinados en 2022, esa amnistía se percibe menos como una reconciliación y más como una fuente de desilusión.
Es un sentimiento que se siente en otras comunidades y refleja preocupaciones más amplias en toda Ucrania sobre las implicaciones de absolver a Rusia, y a sus tropas y funcionarios, de presuntos crímenes.
La Iglesia de San Andrés Apóstol del pueblo se encuentra junto a una fosa común donde están enterrados civiles; algunos asesinados a tiros en la calle, otros que mostraban signos de tortura.
El padre Andriy Halavin, quien lidera la parroquia, dijo que cualquier amnistía legitimaría más violencia mientras la guerra continúa.
“Es una luz verde”, afirmó después de celebrar el servicio dominical en la iglesia aún dañada. “Significa que puedes seguir bombardeando, seguir ejecutando soldados, todo con la confianza de que no pasará nada”.
Las matanzas masivas fueron descubiertas cuando las fuerzas rusas se retiraron del área tras su fallido intento de tomar Kiev, después de que comenzó la invasión a gran escala en 2022.
El padre Andriy dijo que muchos perpetradores ya han sido identificados. La justicia, insistió, no se trata de venganza, sino de demostrar que la rendición de cuentas aún importa, especialmente cuando se les pide a los ucranianos que consideren dolorosos sacrificios por la paz.
El plan de paz de 28 puntos siguió a negociaciones secretas entre enviados de Rusia y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
De acuerdo con la propuesta, Ucrania renunciaría a territorio más allá de la tierra actualmente controlada por Moscú, reduciría su Ejército y renunciaría a su idea de sumarse a la membresía en la OTAN. A cambio, Kiev recibiría garantías de seguridad internacional y asistencia para la reconstrucción.
En el cementerio militar de Bucha, Vira Katanenko, de 66 años, visitó la tumba de su hijo Andrii, quien murió en combate en la región de Donetsk el año pasado. Para ella, el plan de paz y la amnistía son impensables.
“No puedo aceptar eso”, dijo. “¿Quieren perdón por todos los crímenes de guerra, incluyendo Bucha? Eso es espantoso. Que vengan aquí, que Trump mismo venga aquí. Que él y su familia vengan, vean nuestro dolor, y tal vez entonces cambien de opinión”.
Los líderes europeos insisten en que las conversaciones de paz deben incluir a Ucrania y proteger su soberanía.
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, dice que el plan representa uno de los momentos más difíciles de la guerra, y se ha comprometido a trabajar con Washington, pero buscando cambios.
A poca distancia de Bucha, dolientes se reunieron para el funeral del militar Ruslan Zhyhunov, un ametrallador de 41 años muerto en el este de Ucrania.
La incertidumbre en torno al plan de paz pesaba mucho entre los familiares y vecinos mientras observaban el entierro bajo la lluvia, otro recordatorio, dijeron, de lo frágil que se siente ahora cualquier futuro prometido.
“¿Cómo puedes intercambiar el territorio de tus antepasados por algo? ¿Por qué?”, preguntó Andrii Honcharuk, un voluntario de la defensa territorial de 71 años, ya retirado, que asistió al funeral uniformado. “La guerra no terminará pronto. Seguiremos muriendo por mucho tiempo”.
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Oleksii Yeroshenko en Bucha y Hostomel, Ucrania contribuyó a este informe.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.





