Cuba: establecer precios máximos alivia a la población pero causa dudas en expertos
Las autoridades cubanas pusieron tope de precios a una media docena de productos de primera necesidad para la venta minorista, una medida que tiene por objetivo bajar la inflación y que la población local lo considera un alivio a pesar de que algunos expertos expresan sus dudas sobre los resultados a largo plazo.
Varias veces anunciada y pospuesta en los días pasados, la normativa también puso de manifiesto la importancia adquirida por de las flamantes pequeñas y medianas empresas privadas que importan y venden alimentos, y que surgieron apenas en 2021.
Este martes varias de las tiendas visitadas por The Associated Press ya mostraban en carteles los nuevos precios colocados en sus estanterías.
Según la resolución del Ministerio de Finanzas y Precios, los productos con precios limitados serán el pollo — este se deberá vender a unos 680 pesos cubanos, el equivalente a unos dos dólares, al cambio paralelo que suele usarse entre la población —, el litro de aceite vegetal — a 990 pesos, casi tres dólares— , el kilo de leche en polvo, a 1.675 pesos, es decir casi cinco dólares.
Además, las salchichas, a 1.045 pesos, equivalente a tres dólares; las pastas alimenticias a 835 pesos —2,45 dólares — y el detergente en polvo, a 630 pesos, es decir 1,80 dólares.
A su vez, la resolución dispuso para las empresas que importan los productos que hoy se venden con precio límite estarán exoneradas del pago de impuesto aduanero a las importaciones.
“El gobierno está haciendo bien en ‘topar’”, dijo a la AP, Yaquelín Sanchez, una empleada estatal de 37 años. “Porque sino se descompensa el salario que se recibe con lo que se ofrece”.
Unas cuadras más allá, Alfredo Carbajal de 70 años, coincidió: “Es bueno para todos los ciudadanos y trabajadores. Es verdad que los precios están exagerados”.
Un sueldo promedio en Cuba puede alcanzar entre los 4.000 — 11 dólares— , y los 7.000 pesos cubanos —20 dólares— mensuales en el sector estatal.
La crisis económica se desató por lo menos desde 2019 con la paralización ocasionada por la pandemia de la COVID-19, un incremento de las sanciones de Estados Unidos contra la isla y un paquete de reforma financiera impuesta por las propias autoridades que hundió el poder adquisitivo.
Los comercios minoristas privados, de venta directa a la población son una novedad en Cuba y surgieron por miles a partir de la apertura hacia las pequeñas y medianas empresas (Pymes) de todo tipo, ocurrida en 2021, pues desde 1968, tras un proceso de estatización de las empresas privadas, dejaron de existir.
La decisión de nuevamente dar paso a las Pymes fue uno de los pasos más importantes de la isla —cuyo modelo sigue siendo estatal y centralizado— en materia de iniciativa privada.
Durante las cinco décadas anteriores era el Estado y sus empresas las encargadas de importar y vender los alimentos, tanto en las bodegas altamente subsidiadas para la población mediante una libreta de abastecimiento para cada ciudadano —que actualmente se mantienen pero con muchas limitaciones— como en tiendas a precios de mercado, con los cuales se completaban los requerimientos de los hogares.
Las tiendas del Estado permanecen activas, pero ahora comparten el espacio con estos nuevos comercios privados que se hicieron muy populares pues garantizan muchos productos que solían ser difíciles de conseguir.
“Con esta medida no damos una transformación total a los precios, pero es un paso para contenerlos. Sabemos que la reducción de la inflación pasa necesariamente por un aumento de las producciones y mayor oferta de bienes y servicios para la población”, agregó el ministro del rubro Vladimir Regueiro Ale, en una nota del portal oficial Cubadebate que dio cuenta de la normativa.
Sometida a su peor crisis económica en décadas, Cuba registró oficialmente una inflación del 70% en 2021, de 39% en 2022 y del 30% en 2023. Pero los expertos indicaron que estas cifras están lejos de las cifras reales.
Entre los expertos la medida del tope de precios generó más dudas que certezas y varios lo hicieron saber en comentarios y posteos en sus cuentas.
“Lo que se observa hoy en Cuba no es una ‘regulación’ estatal efectiva de la actividad privada, sino una rústica práctica administrativa derivada de la noción de que la ganancia privada debe ser un dato preestablecido y no un resultado del funcionamiento en el mercado”, dijo el economista cubano radicado en España, Pedro Monreal en su cuenta de X, antes Twitter.
En la misma dirección reaccionó el economista Ricardo Torres del Centro de Estudios Latinoamericanos y Latinos de American University en Washington: “No hay un debate serio, es irle para arriba a la manifestación del fenómeno, los precios altos y no hablar de las causas”, explicó AP.
El gobierno cubano ha topado precios anteriormente, sobre todo los agrícolas o las carnes de producción nacional.
Según el experto Torres ninguna medida será efectiva si no pasa por incentivos para la producción nacional –que sustituya las importaciones--, el desarrollo de un sector privado competitivo y la reestructuración de las empresas estatales que no son eficientes. Además, contener la inflación requeriría de una política de ajustes —dejar de lado muchos servicios sociales por ejemplo— al gasto del Estado que el gobierno no podría aplicar sin costos para la población.
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Andrea Rodríguez está en Twitter como www.twitter.com/ARodriguezAP