La ballena jorobada que “agradeció” a los rescatistas que la liberaron muere tras varar una semana después
“Es horrible. Esto es en verdad deprimente”, dice el buceador que rescató a la ballena de una red de pesca ilegal
Una ballena jorobada de 1,8 metros de largo que “agradeció” a los buzos que la rescataron de una red de pesca ilegal ha muerto apenas unos días después.
El mamífero, de 30 toneladas, fue visto a tres millas (5 kilómetros) de la costa de Mallorca el 20 de mayo, atrapado en una red roja que le impedía abrir la boca.
Un equipo de buzos del Aquarium de Palma de Mallorca ayudó a liberar a la enorme criatura antes de mandarla a paseo. El grupo dijo que la ballena parecía dar lo que parecía “una pequeña señal de agradecimiento” antes de nadar.
Pero una semana después, el jueves 27 de mayo, la misma criatura apareció en una playa de Valencia, España, a unas 190 millas (306 kilómetros) de distancia.
Los especialistas de la Fundación Oceanográfica, que examinaron la ballena en la localidad de Tavernes de la Valldigna, señalaron que estaba extremadamente débil y tenía varios cortes en la aleta dorsal.
Decidieron que el enorme animal no sobreviviría si lo regresaban al mar, y murió poco después.
José Luis Crespo, jefe de conservación de la fundación, expresó: “Habríamos causado más heridas y empeorado su estado, y posiblemente habría vuelto a la arena al día siguiente”.
La bióloga oficial de la Marina, Gigi Torras, de 32 años, que formaba parte del grupo de rescate original, se mostró triste por la noticia.
“Es horrible”, comentó. “Esto es en verdad deprimente”.
Al describir el anterior rescate, Torras, propietaria del centro de buceo Albatros, señaló que los miembros de la tripulación vieron cómo la ballena jorobada se calmaba tras una fase inicial de nerviosismo.
“Los primeros 10 segundos se puso un poco nerviosa, ya sabes, con burbujas por todas partes, pero luego, no sé, tal vez esté loca, pero creo que sabía que estábamos allí para ayudarla y se relajó y empezamos a trabajar desde la parte delantera de su boca hacia atrás”.
Las Naciones Unidas prohibieron hace 30 años las redes de deriva, apodadas “muros de la muerte”, por representar una grave amenaza para la vida acuática.
Prácticamente invisibles para la vida marina, las redes de deriva flotan desde una línea de corcho y llegan a una profundidad de 50 pies (15 metros) para capturar peces, pero también pueden matar a una serie de seres marinos, incluidos mamíferos submarinos más grandes como ballenas, focas y delfines, así como aves marinas.
“Estas redes son ilegales desde hace tres décadas”. Torras subrayó. “No tienen como objetivo nada, sino que lo capturan todo. Espero que esto abra los ojos de la gente al daño que están causando a los océanos”.