Bloqueo de Israel impide que hospitales en Gaza alimenten a sus pacientes en recuperación

Costaron una fortuna, dijo ella, pero Asmaa Fayez pudo comprar algunos calabacines en un mercado de Gaza. Los cocinó con arroz y se los llevó a su hijo de 4 años, quien ha estado hospitalizado durante toda la semana. Fue lo único que comió ese día, y quería más.
“Ya no hay, cariño”, respondió Fayez con voz suave. Aun así, fue mejor que los frijoles enlatados y el atún que lleva otros días, comentó.
Los pacientes hospitalizados son algunos de los más vulnerables mientras los palestinos en distintos puntos de Gaza pasan problemas para alimentarse después de casi tres meses de bloqueo de Israel a los alimentos y suministros que ingresan al territorio.
Ante la incapacidad de los hospitales para proporcionar alimentos, los familiares deben llevar lo que puedan encontrar para alimentar a sus seres queridos.
“La mayoría, si no es que todos, los pacientes heridos han perdido peso, especialmente en los últimos dos meses”, señaló el doctor Khaled Alserr, cirujano general en el Hospital Nasser de la ciudad de Jan Yunis, en declaraciones a The Associated Press. También hacen falta suplementos nutricionales para los pacientes de la unidad de cuidados intensivos, añadió.
"Tenemos las manos atadas en lo referente a tomar la mejor decisión para los pacientes. Las opciones son limitadas”, expresó.
Más hambre y menos suministros
La desnutrición va en aumento en toda Gaza, aseguran los grupos de ayuda. Durante el último mes se ha diagnosticado a miles de niños con desnutrición aguda, pero los adultos tampoco reciben los nutrientes adecuados, asegura Naciones Unidas. Unas 16.000 mujeres embarazadas y nuevas madres enfrentan desnutrición aguda este año, según estimaciones.
Desde que comenzó el bloqueo de Israel el pasado 2 de marzo, las fuentes de alimentos se han ido agotando. Los grupos de ayuda han dejado de distribuir alimentos. Las panaderías han cerrado. Las cocinas comunitarias que sirven platos de pasta o lentejas siguen siendo el último recurso para la mayoría de la población, pero estos lugares están cerrando rápidamente debido a la falta de suministros, afirma la ONU.
Los mercados apenas tienen algunos productos enlatados y pequeñas cantidades de verduras, y los precios han ido en aumento. La producción local de verduras ha caído en picada debido a que las fuerzas israelíes han dañado el 80% de las tierras agrícolas de Gaza, subraya Naciones Unidas, y gran parte del resto es inaccesible dentro de las zonas militares recién declaradas.
El hijo de Fayez, Ali al-Dbary, fue ingresado al Hospital Nasser por un bloqueo intestinal que le provocaba calambres intensos y le impedía ir al baño. Fayez cree que es porque ha estado comiendo poco más que productos enlatados. Se dio el lujo de comprar los calabacines, que ahora cuestan alrededor de 10 dólares por kilo (2,2 libras). Antes de la guerra costaba menos de un dólar el kilo.
Los médicos dijeron que no hay un escáner que funcione en el hospital para diagnosticar a su hijo y decidir si necesita cirugía.
Israel afirma que impuso el bloqueo y reanudó su campaña militar en marzo para presionar a Hamás a liberar a sus rehenes restantes y deponer las armas.
Hamás inició la guerra con su ataque del 7 de octubre de 2023 contra el sur Israel, en el que los milicianos mataron a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, y tomaron a 251 como rehenes, la mayoría de los cuales han sido liberados en acuerdos de alto el fuego u otros pactos. La ofensiva de Israel ha cobrado más de 52.000 vidas de palestinos, en su mayoría mujeres y niños, según el Ministerio de Salud de Gaza, cuyo conteo no distingue entre civiles y combatientes.
Preocupación por los planes de Israel de controlar la ayuda
Funcionarios israelíes han afirmado que suficiente comida ingresó a Gaza durante un alto el fuego de dos meses a principios de este año. Los grupos defensores de los derechos humanos cuestionan dichas afirmaciones y califican al bloqueo como una “táctica de hambre” y un posible crimen de guerra.
Ahora Israel planea controlar la entrega de ayuda en Gaza mediante contratistas privados para distribuir suministros. La ONU y los grupos de ayuda rechazan la idea, argumentando que podría restringir quién es elegible para dar y recibir ayuda y podría obligar a un gran número de palestinos a desplazarse, en violación a las leyes internacionales.
La propuesta de Israel plantearía mayores desafíos para quienes se encuentran hospitalizados, y sus familiares que intentan alimentarlos. Desplazarse para tener acceso a la asistencia podría estar fuera de cuestión.
Otra paciente en el Hospital Nasser, Asmaa Faraj, de 19 años, tenía metralla en el pecho luego de que un ataque aéreo impactó cerca de su tienda de campaña y en una cocina comunitaria ubicada en un campamento para personas desplazadas fuera de Jan Yunis.
Cuando la AP la visitó, la única comida que tenía era una pequeña bolsa de dátiles, una galleta de dátil y algunas botellas de agua. Su hermana le trajo algunos encurtidos.
“Las personas solían traer fruta como regalo cuando visitaban a las personas enfermas en los hospitales”, dijo su hermana, Salwa Faraj. “Hoy tenemos botellas de agua”.
Su hermana necesita proteínas, frutas y verduras, pero no hay nada de eso, asegura su hermana.
Mohammed al-Bursh pudo encontrar algunas latas de atún y frijoles para llevarle a su hijo Sobhi, de 30 años, quien resultó herido en un ataque aéreo hace tres meses. A Sobhi le amputaron el pie izquierdo y tiene dos vértebras del cuello destrozadas.
Al-Bursh alimentaba tiernamente a su hijo con cucharadas de frijoles mientras él yacía inmóvil en la cama del hospital, con un collarín.
“Todo está caro”, dijo Sobhi al-Bursh, apretando los dientes por el dolor que dice es constante. Aseguró que limita lo que come para ayudar a que su padre pueda ahorrar algo de dinero.
Cree que su cuerpo necesita carne para sanar. “Han pasado tres meses, y nada sana”, expresó.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.