Mujer defiende a jesuita que fue expulsado por abusos de mujeres adultas
La directora de un centro artístico y cultural fundado por un sacerdote jesuita en desgracia se pronuncia en su defensa, después de su expulsión de la orden religiosa ante acusaciones de haber abusado sexual, espiritual y psicológicamente de mujeres adultas
La directora de un centro artístico y cultural fundado por un sacerdote jesuita en desgracia se pronunció en su defensa el sábado, después de su expulsión de la orden religiosa ante acusaciones de haber abusado sexual, espiritual y psicológicamente de mujeres adultas.
Maria Campatelli, directora del Centro Aletti en Roma, afirmó que las denuncias contra el padre Marko Ivan Rupnik eran “difamatorias y no demostradas” y que constituían una forma de “linchamiento” mediático contra el cura esloveno y su centro artístico.
Los jesuitas anunciaron días atrás que Rupnik fue expulsado de la orden el 9 de junio debido a su “negativa obstinada a observar el voto de obediencia”. Rupnik fue acusado por varias mujeres de abusos sexuales, espirituales y psicológicos a lo largo de 30 años.
Hasta que el caso tomó estado público el año pasado, Rupnik prácticamente evitó el castigo gracias en gran medida a su alta posición en la iglesia y el Vaticano, donde el papel del papa Francisco en el caso fue cuestionado, ya que, según trascendidos, los dos jesuitas eran amigos.
Rupnik es uno de los artistas religiosos más célebres de la Iglesia católica, y sus mosaicos decoran iglesias y basílicas en todo el mundo y en el mismo Vaticano. El centro Aletti forma artistas en su estilo de mosaicos para trabajos por encargo. Además, regenta una editorial que produce reproducciones, libros de arte y calendarios.
En una carta publicada el sábado en el sitio web del centro, Campatelli acusó a los superiores jesuitas de Rupnik de difundir información parcial sobre el caso. Dijo que Rupnik pidió salir de la orden en enero y que otros sacerdotes jesuitas del Aletti también lo solicitaron debido a su “desconfianza absoluta en los superiores”.
Acusó a los jesuitas de tramar la acusación de “desobediencia” al ordenar a Rupnik que se trasladara a una comunidad jesuita en Lombardía tres meses de que pidiera su salida de la orden. Dijo que la orden de transferencia solo sirvió de “prerrequisito para una desobediencia que había ocurrido”
El padre Johan Verschueren, el exsuperior de Rupnik, confirmó que había pedido salir de la orden, pero rechazó las afirmaciones de Campatelli. Se negó a hacer más declaraciones durante el período de 30 días en que Rupnik puede apelar. Sin embargo, citó un mensaje de una de las víctimas de Rupnik, quien dijo que “la declaración de Centro Aletti es extremadamente violenta para todas las que se han atrevido a hablar sobre el sufrimiento soportado”.
El escándalo Rupnik estalló en diciembre, cuando blogs y sitios webs italianos informaron que mujeres consagradas se habían quejado de los abusos durante años, pero sus denuncias habían sido desacreditadas o encubiertas por los superiores jesuitas. El caso significó un problema para el Vaticano, el papa y los jesuitas debido a sospechas de que el cura carismático recibió un trato especial de la Santa Sede, donde reina un pontífice jesuita y sacerdotes de la orden ocupan los puestos más altos en la oficina de abusos sexuales.