Trump lanza una “increíble” propuesta de paz para Gaza: ¿será viable?
Trump afirmó que había resuelto la paz para Medio Oriente durante una rueda de prensa con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, informa Bel Trew
Se puso en marcha un plan para lograr “la paz eterna en Medio Oriente” y las autoridades están “muy, muy cerca” de alcanzar un acuerdo de alto al fuego en Gaza, según declaró el lunes Donald Trump, muy sonriente, durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca con Benjamin Netanyahu.
¿El motivo? Su nueva propuesta de paz “extremadamente justa” de 20 puntos.
Un plan tan grandioso, afirmó, que los líderes europeos han estado celebrándolo durante las llamadas como “lo más increíble” que han oído.
“Algunos piensan que es lo más importante que han oído en su vida. Llamaron solo para saber si era solo un rumor o si se logró de verdad”, añadió.
Ciertamente, los líderes de Qatar, Jordania, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia, Pakistán, Turquía, Arabia Saudí y Egipto emitieron una declaración conjunta inmediatamente después “dando la bienvenida” a los “sinceros esfuerzos de Trump para poner fin a la guerra en Gaza”.
No obstante, tras leer la propuesta de 20 puntos y escuchar la interpretación que hace de ella Netanyahu, no estoy segura de que ni Hamás —el grupo militante contra el que Israel lleva luchando dos años— ni la Autoridad Palestina (AP), reconocida internacionalmente y con sede en la Cisjordania ocupada, vayan a aceptarla.
También se presentó, no como un proceso de negociación mediada entre dos partes de un conflicto, sino como algo ya negociado que Hamás debe aceptar o atenerse a las consecuencias. El propio plan es escaso en detalles y omite la mayoría de los plazos.
También parece haber cierta diferencia entre lo que la Casa Blanca escribió y cómo Benjamin Netanyahu decidió interpretar las palabras públicamente.

En su intervención en la rueda de prensa (a la que no fueron invitados los palestinos), Netanyahu dejó muy claro que el plan de Trump es totalmente “coherente con los cinco principios” que su Gobierno ya estableció para el “día después”. Tales principios ya han sido rechazados por la Autoridad Palestina (AP) como una completa ocupación de Gaza, y Hamás ha dicho que serían una “rendición” que prolongaría el genocidio.
Netanyahu repitió que sus principios incluyen: el desarme de Hamás, la desmilitarización de Gaza, que Israel conserve “la responsabilidad de la seguridad, incluido un perímetro de seguridad para el futuro previsible” y la creación de una nueva administración civil “no dirigida ni por Hamás ni por la Autoridad Palestina”.
El hecho de que el plan de Trump no incluya ninguna disposición ni garantías para la creación de un Estado palestino —una demanda clave de los palestinos, de la región de Medio Oriente y de varios países, incluido el Reino Unido— solo echa más leña al fuego, en momentos en que la matanza en Gaza ha alcanzado proporciones sin precedentes.
En cambio, el plan sugiere, de forma algo confusa, que tras la eliminación de Hamás, si la Autoridad Palestina “se reforma” lo suficiente como para ser readmitida en algún papel de gobierno y tras la imposición de una autoridad transitoria (supervisada por Donald Trump y Tony Blair), entonces, y solo entonces, “podrían finalmente estar dadas las condiciones para un camino creíble hacia la autodeterminación y la creación de un Estado palestino.”
Pero, de nuevo, no hay garantías. No hay plazos. No hay detalles.
En la rueda de prensa, Netanyahu aprovechó la ocasión.
Dijo que celebraba el rechazo de Donald Trump a un Estado palestino y añadió que reconocerlo en el plan “sería un resultado que, después del 7 de octubre [los atentados de 2023], recompensaría a los terroristas, socavaría la seguridad y pondría en peligro la existencia misma de Israel”.
Netanyahu, sobre quien ya pesa una orden de arresto de la Corte Penal Internacional (CPI), añadió además nuevas condiciones al programa de “reforma” de la Autoridad Palestina. Estas no aparecen en la propuesta de 20 puntos de Trump. Entre ellas se incluye “poner fin a la guerra jurídica contra Israel en la Corte Penal Internacional y en la Corte Internacional de Justicia”. En la práctica, esta exigencia equivale a reclamar impunidad.
El propio plan de Trump introduce la noción de una “Nueva Gaza”, acompañada de un mapa tan simplista que parece como si hubieran soltado a un hombre mayor en Microsoft Paint.
Titulado simplemente “Fin de la guerra de Gaza”, está decorado con tres líneas de colores primarios que indican una retirada israelí en tres fases, pero sin revelar plazos ni detalles operativos.

En esencia, establece que en las primeras 72 horas tras la firma de la propuesta de paz, Hamás liberará a los 48 rehenes restantes, vivos y fallecidos, a cambio de varios cientos de prisioneros palestinos. De nuevo, es poco probable que Hamás esté de acuerdo.
“Nueva Gaza”, como se la denomina, será entonces inmediatamente desarmada y desmilitarizada.
La AP solo podrá gobernar cuando haya “completado su programa de reformas”. Mientras tanto, habrá una “gobernanza transitoria temporal a cargo de un comité palestino tecnocrático y apolítico”, responsable únicamente del funcionamiento cotidiano de los servicios públicos y los municipios. Dicho encargo será supervisado por una “Junta de Paz”, encabezada por Tony Blair y el propio Donald Trump.
Una “Fuerza Internacional de Estabilización” temporal —constituida por Estados Unidos, los países árabes y otros socios internacionales— formará y evaluará a la policía palestina, y se encargará efectivamente de la seguridad en Gaza. Supongo que junto a los israelíes, ya que el calendario de retirada de las tropas israelíes no está claro.

No se permitirá a Israel ocupar o anexionarse Gaza, y no se obligará a nadie a marcharse. El ejército israelí “entregará progresivamente Gaza”, aunque no se han dado fechas.
Es muy poco probable que Hamás acepte entregar a todos los rehenes (su única ventaja) en un plazo de 72 horas, entregar todas sus armas y su poder, y abandonar la franja con la vaga promesa de una “amnistía”, renunciando al mismo tiempo a participar jamás en la vida política palestina o en Gaza.
También será difícil que las autoridades de Cisjordaniana acepten una Gaza que no pueda ser dirigida por la Autoridad Palestina, donde Israel y Netanyahu estén protegidos de la CPI y la Corte de Justicia Internacional.
Por otra parte, una Gaza en la que los palestinos no se vean obligados a marcharse y que no pueda anexionarse no será favorable a las facciones de colonos de extrema derecha del gobierno de Netanyahu.
Ministros como el colono de extrema derecha y ministro de Finanzas Bezalel Smotrich, que ha pedido la destrucción total de Gaza y, en una conferencia reciente, prometió una “bonanza inmobiliaria” con la ubicación privilegiada de Gaza frente al mar.
Ha habido promesas de apoyo. Desde Blair, que lo calificó de “audaz e inteligente”, hasta el presidente de Francia, Emmanuel Macron, que celebró el “compromiso” de Trump para poner fin a la guerra.
La declaración conjunta de los principales países regionales, árabes y musulmanes también la respaldó. Pero sin la aceptación de los líderes palestinos, es difícil ver hasta dónde llegará la “increíble” propuesta de Trump.
Traducción de Michelle Padilla