Después de medio siglo, Israel intenta expulsar a un hombre de una cueva en la costa

Hace medio siglo, Nissim Kahlon comenzó a arañar unos acantilados de arenisca frente al Mediterráneo hasta cavar una cueva

Ilan Ben Zion,Ariel Schalit
Miércoles, 12 de julio de 2023 11:38 EDT

Durante medio siglo, Nissim Kahlon ha transformado una diminuta cueva en una playa mediterránea en un intrincado laberinto subterráneo lleno de túneles cincelados, minuciosos suelos de mosaico y una red de escaleras y cámaras.

Kahlon, ahora de 77 años, vive en una creación artística, tan única en su tipo que es un destino popular entre los buscadores de curiosidades locales. Él recibe con los brazos abiertos a los visitantes a su casa subterránea.

Sin embargo, el gobierno de Israel lo quiere expulsar de su hogar.

Cincuenta años después de que Kahlon se mudara a la cueva, el Ministerio de Protección Ambiental de Israel le entregó una orden de desalojo, diciendo que la vivienda es ilegal y que amenaza la costa de Israel.

“En vez de animarme, me denigran”, expresa Kahlon, sentado en su salón revestido de mosaicos, enrollándose un cigarrillo. El sol se refleja en el mar frente a sus ventanas orientadas al oeste.

En 1973, Kahlon vivía en una tienda de campaña en la playa de Herzliya, al norte de Tel Aviv, cuando dice que comenzó a arañar los acantilados de arenisca hasta cavar una cueva. Entonces se mudó al hogar que él mismo talló.

Con el tiempo, su simple agujero en la pared se convirtió en un auténtico castillo de arena con esteroides, lleno de todo tipo de materiales reciclados, como madera metal, cerámica y piedra. Casi todas las superficies de sus habitaciones principales están cubiertas con mosaicos minuciosos, hechos con azulejos desechados de todos los colores que recolectó a lo largo de los años de los basureros en Tel Aviv. Las botellas de vidrio recicladas sirven como decoración y aislamiento en las paredes exteriores.

Cada pared del complejo laberíntico es curva. Las escaleras se doblan y ramifican a través del lecho rocoso hacia cámaras de diferente diseño y propósito. El complejo cuenta con plomería, línea telefónica e iluminación eléctrica en sus muchas habitaciones. Kahlon insiste en que su construcción es sólida.

“De las piedras que extraigo hago un encofrado y construyo un muro. Aquí no hay desperdicio, sólo material (reutilizado), esa es la lógica”, dijo. “Todo es útil, no hay basura”.

Kahlon relata que recibió una orden de demolición en 1974 que nunca se llevó a cabo.

Desde entonces, agrega, nunca ha oído ninguna oposición de las autoridades hasta el año pasado. El desalojo está en suspenso hasta finales de este mes, para darle tiempo a apelar.

Reconoce que nunca recibió un permiso de construcción y que el ayuntamiento cerró un restaurante frente al mar que él abrió hace años. Pero su principal argumento de defensa es que las propias autoridades locales le permitieron conectar su cueva a la red eléctrica hace décadas.

“No me voy de aquí. Estoy listo para que me entierren aquí”, advierte Kahlon, un parlanchín tosco pero afable, con barba gris y boina. “No tengo a dónde ir, no tengo otro hogar”, añade.

El hogar de Kahlon está en las afueras de Herzliya, una ciudad costera a 13 kilómetros (8 millas) al norte de Tel Aviv. Contrasta con las casas de lujo que salpican gran parte de la ciudad junto a la playa, una de las zonas más exclusivas en un país con una crisis grave de vivienda.

Unos cientos de metros (yardas) al norte de la cueva hay un castillo de la era de las Cruzadas, lugar de una batalla entre Ricardo Corazón de León y Saladino hace más de 800 años.

También está cerca una instalación abandonada que alguna vez perteneció a Israel Military Industries (IMI), un desaparecido fabricante de armas de propiedad gubernamental. La planta, donde se desarrollaron y probaron explosivos, fue abandonada hace casi 30 años después de que un fuerte estallido en 1992 matara a dos trabajadores, dañara cientos de inmuebles y rompiera ventanas en lugares tan lejanos como Tel Aviv. El mes pasado, otra explosión abrió un enorme cráter en el suelo arenoso no muy lejos de la cueva de Kahlon.

Varias autoridades del gobierno israelí se han acusado mutuamente durante décadas de ser las responsables de limpiar el terreno abandonado y contaminado. El Ministerio de Protección Ambiental afirma que ha realizado estudios repetidos para evaluar el grado de contaminación.

Sin embargo, no se ha realizado una limpieza profunda y amplia desde que el sitio fue abandonado en la década de 1990.

El Ministerio de Protección Ambiental alega que el Ministerio de Defensa e IMI, que fue adquirida por el contratista de defensa Elbit Systems hace cinco años, son responsables de la seguridad en el sitio, cuya puerta principal permanece abierta y es con frecuencia el escenario de fiestas rave. “Se supone que no debe haber restos de munición real” en el interior, agrega.

La agencia sostiene también dijo que en los últimos 50 años, Kahlon ha causado un “daño significativo al acantilado, ha puesto en peligro a la gente y ha reducido la playa para el paso público”. Dice que la explosión reciente sólo aumenta el riesgo potencial para el acantilado.

El ministerio acusa al municipio de Herzliya y a otras autoridades de no abordar el problema a lo largo de los años y afirma que ha intentado resolverlo desde 2016. Al final, asegura que emitió la orden de desalojo “para eliminar el daño al medio ambiente costero”. Además, dice que el municipio de Herzliya ya encontró una vivienda alternativa para Kahlon.

Mientras tanto, amigos y familiares lanzaron una campaña de “crowdfunding” (financiación colectiva) a fin de recaudar dinero para la defensa legal de Kahlon mientras él continúa con el trabajo de su vida.

Después de conceder la entrevista a The Associated Press, Kahlon se levantó, tomó su caminadora y con un mazo de albañil comenzó a picar piedra en un túnel cercano.

“Hago algo para sentir algo”, explica. “No puedo estar sentado todo el día”.

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