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A medida que el calor se intensifica, trabajadoras agrícolas embarazadas enfrentan mayores riesgos

Dorany Pineda,Melina Walling,Annika Hammerschlag
Viernes, 24 de octubre de 2025 10:59 EDT
EEUU-CALOR-EMBARAZO-TRABAJADORAS AGRÍCOLAS
EEUU-CALOR-EMBARAZO-TRABAJADORAS AGRÍCOLAS (AP)

En un día caluroso del verano pasado, Clarisa Lugo inspeccionaba y contaba plantas de maíz y soja en medio de un campo agrícola de 121 hectáreas (300 acres) en Illinois cuando comenzó a vomitar y a jadear. Su corazón se aceleró, dejó de sudar y un fuerte dolor de cabeza no desapareció durante horas.

El índice de calor —una combinación de temperatura y humedad— había alcanzado los 40,56 grados Celsius (105 grados Farenheit), y Lugo, en el octavo mes de su embarazo, sufría una insolación.

“Recuerdo que ese día me costó volver a la normalidad”, a pesar de beber agua y ponerse hielo en el cuerpo, recordó.

Los trabajadores agrícolas ya se encuentran entre los más vulnerables al calor extremo, y las trabajadoras embarazadas corren un riesgo aún mayor a medida que aumentan las temperaturas debido al cambio climático. En Estados Unidos, muchas de ellas son inmigrantes latinas de bajos ingresos que trabajan bajo el Sol abrasador o en viveros húmedos que están abiertos todo el año. La exposición al calor se ha vinculado a numerosos riesgos adicionales para las embarazadas, y si bien existen protecciones, los expertos dicen que se necesita una mejor aplicación de estas y más salvaguardas.

A estos riesgos se suman las medidas enérgicas contra la inmigración del gobierno del presidente Donald Trump. Muchas personas tienen mucho miedo de buscar atención médica y materna, según investigaciones y entrevistas con defensores y profesionales de la salud, y temen cada vez más los posibles escarmientos si abogan por entornos laborales seguros.

The Associated Press entrevistó a cuatro trabajadoras agrícolas que relataron su experiencia de trabajar en condiciones de calor extremo durante su embarazo. Tres hablaron bajo condición de anonimato porque se encuentran en Estados Unidos sin autorización legal o temen represalias de sus empleadores.

Aumento de temperatura en importantes estados agrícolas

California, uno de los estados con mayor productividad agrícola del país, empleó a más de 893.000 trabajadores agrícolas en 2023, según datos estatales. Iowa, también entre los 10 principales estados con mayor producción agrícola, proporciona más de 385.000 empleos en el sector agrícola, según un estudio de 2024.

Desde principios del siglo XX, las temperaturas en California han aumentado casi 1,67 grados Celsius (3 grados Farenheit), según datos estatales y federales. El calentamiento se ha acelerado, y siete de los últimos ocho años en ese estado —hasta 2024—, fueron los más cálidos registrados. Iowa ha experimentado un aumento de la temperatura de más de 0,56 grados Celsius (1 grados Farenheit) durante el mismo período, mientras que, en Florida —otro importante estado agrícola—, las temperaturas promedio han aumentado más de 1,11 grados Celsius (2 grados Farenheit).

En lo que respecta a cómo reacciona el cuerpo, incluso los aumentos pequeños de temperatura pueden causar grandes diferencias.

Un estudio reveló que los trabajadores agrícolas tienen un riesgo 35 veces mayor de muertes relacionadas con el calor que otros trabajadores. No obstante, las muertes son difíciles de rastrear y probablemente no se contabilizan de forma adecuada. En Estados Unidos, se estima que un tercio de los trabajadores agrícolas son mujeres —una proporción cada vez mayor de la fuerza laboral agrícola.

Lugo y su bebé terminaron bien. Pero otros no han tenido tanta suerte.

Como refirió una trabajadora de un vivero en Florida: “Yo he querido también dejar el trabajo, pero tengo que luchar por ellos”, dijo en referencia a sus hijos.

Peligros del calor y el esfuerzo

Una trabajadora agrícola recordó haber trabajado en un vivero de Florida en 2010 en medio de un calor intenso. Tenía cuatro meses de embarazo y durante horas cargaba macetas pesadas y estaba agachada para desherbar y plantar plantas de interior, como monsteras. Un día, en el trabajo, sintió unos calambres abdominales dolorosos. Supo que algo estaba mal cuando vio sangre en el inodoro. “Ahí (en el hospital) me dijeron que ya había perdido al bebé”, expuso. Cree que el trabajo físico combinado con el calor le causó el aborto.

Otra trabajadora de un vivero en Florida trabajó durante cuatro meses de embarazo en 2024 y vomitaba —a veces después de beber agua— y sentía náuseas y dolores de cabeza, en parte debido al calor.

Su bebé nació prematuro, a los siete meses. “Él (el médico) me dijo que me mantuve mucho agachada y ... no me alimentaba bien por lo mismo, por el calor”, expuso.

El embarazo incrementa los riesgos de calor extremo porque el cuerpo tiene que trabajar más para enfriarse. La exposición al calor ha sido relacionada con un mayor riesgo de abortos espontáneos, muerte fetal, partos prematuros, bajo peso al nacer y defectos congénitos.

Combinar el embarazo y el calor con el trabajo físico puede saturar más rápidamente los mecanismos de regulación de temperatura que enfrían al cuerpo, lo que aumenta la probabilidad de deshidratación, insolación y golpes de calor. Incluso una exposición breve a temperaturas elevadas puede aumentar el riesgo de complicaciones graves para la salud materna, como trastornos de la presión arterial alta durante el embarazo, según la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.

En los casos más graves, puede causar la muerte.

María Isabel Vásquez Jiménez tenía 17 años —y dos meses de embarazo— cuando murió, en 2008, por un golpe de calor después de podar uvas en una granja de California. Sus supervisores no le proporcionaron sombra ni agua cuando trabajaba durante horas bajo temperaturas de más de 38 grados Celsius (más de 100 grados Farenheit), reportaron las autoridades.

La norma de calor exterior de California, promulgada en 2005, recibió posteriormente su nombre en honor a Vásquez Jiménez.

No está claro cómo regulaciones esporádicas pueden beneficiar a los trabajadores agrícolas

No existen protecciones federales contra el calor en Estados Unidos, aunque el gobierno de Trump parece avanzar con una norma propuesta. Algunos estados, incluidos California y Washington, cuentan con sus propias protecciones, pero otros, como Texas y Florida, han prohibido a los gobiernos locales implementar las suyas. En los estados con protecciones, los defensores dicen que no se aplican adecuadamente y señalaron una desconfianza generalizada en los sistemas de denuncia.

Más de 30 estados y ciudades tienen leyes que exigen a los empleadores proporcionar condiciones adecuadas a las trabajadoras embarazadas. Más recientemente, el Acta de Equidad Para Trabajadoras Embarazadas (PWFA, por sus siglas en inglés), de 2023, exige que los empleadores proporcionen “condiciones razonables” a las trabajadoras embarazadas, a quienes dieron a luz recientemente o a quienes tengan afecciones médicas relacionadas con el parto o el embarazo, a menos que esto le cause al empleador “adversidades excesivas”. Otras leyes prohíben el despido o la discriminación debido a esos factores.

Aun así, no existen suficientes protecciones legales para las trabajadoras embarazadas, destacó Ayana DeGaia, profesora adjunta de obstetricia y ginecología en la Universidad de Washington, en Harborview.

“Es probablemente una de las razones por las que tenemos algunas de las tasas más altas de mortalidad materna e infantil entre los países de altos ingresos del mundo”, subrayó.

Tampoco está claro cómo algunas de estas protecciones benefician a las trabajadoras agrícolas, dijo Alexis Handal, profesora asociada de la Universidad de Michigan, quien dirigió un estudio reciente que examinó las experiencias de las trabajadoras agrícolas del estado.

En Florida, que es un importante productor de plantas de interior y follaje tropical en Estados Unidos, los trabajadores de la industria de los viveros, en su mayoría mujeres, se han unido a una lucha por protecciones contra el calor. En California, los trabajadores han abogado por una compensación garantizada cuando pierden salarios debido a las olas de calor y otros fenómenos meteorológicos extremos, así como por un pago adicional cuando trabajan en condiciones climáticas peligrosas.

Aplicación de leyes migratorias agrava retos para atención médica

La represión migratoria de Trump ha infundido un profundo temor en las comunidades de inmigrantes.

En California, una médica dijo que su clínica recientemente tuvo a una paciente en cuyo feto sospechaban malformaciones. Le programaron una consulta especializada y atención a unas dos horas de su casa. Pero la mujer no pudo acceder a esa atención durante su embarazo. Organizar el transporte y el cuidado de los niños era difícil, no obstante, la razón principal fue el miedo, en parte a ser detenida, dijo la doctora Katherine Gabriel-Cox, directora de obstetricia, partería y ginecología de Salud Para La Gente, un centro de salud comunitario.

Agregó que escucha historias similares “una y otra vez”.

Es una preocupación creciente a nivel nacional. Los profesionales de la salud han informado que han visto menos pacientes sin cita previa, pacientes que retrasan la atención prenatal y más pacientes embarazadas cuya primera consulta médica es para dar a luz, según un informe publicado en abril por la organización Physicians for Human Rights (Médicos por los Derechos Humanos). Otros han reportado un aumento en las inasistencias y las citas canceladas.

“Me preocupa que las personas no se presenten para recibir atención médica hasta que sea demasiado tarde”, expresó Katherine Peeler, asesora médica de Physicians for Human Rights y profesora adjunta de pediatría en la Facultad de Medicina de Harvard.

Las trabajadoras agrícolas embarazadas en zonas rurales ya tienen menos acceso a la atención de maternidad porque las clínicas están más lejos y encontrar transporte puede resultar difícil. En otras ocasiones, no pueden darse el lujo de perder horas de trabajo o no les dan tiempo libre. Muchas tampoco reciben atención médica patrocinada por el empleador ni licencia remunerada.

Condiciones laborales y domésticas pueden aumentar riesgos

Los trabajadores agrícolas son menos propensos a exigir a sus empleadores que les proporcionen sombra, agua o descanso adecuados, o no dicen nada cuando empiezan a sufrir una insolación por temor a ser despedidos o a que los denuncien ante las autoridades migratorias, afirmó Juan Declet-Barreto, científico social sénior de vulnerabilidad climática de la Unión de Científicos Conscientes.

Algunas trabajadoras que hablaron con la AP describieron a empleadores que no les proporcionaron condiciones adecuadas, agua, mascarillas ni ningún otro equipo para protegerlas de los pesticidas y el calor. Continuaron en su trabajo durante el embarazo por necesidad.

“Hay veces que me dolía la espalda, me dolía todo el cuerpo… Pero, más que nada tenía que hacerlo”, expresó una tercera trabajadora de un vivero de Florida. “Nadie me ayudaba y entonces tenía que hacer la lucha. Si no, nadie me va a pagar los biles” —las facturas.

La trabajadora del vivero que sufrió un aborto espontáneo dijo que tenía que orinar con frecuencia durante el embarazo, pero los baños portátiles estaban a una distancia de hasta 10 minutos a pie. Otra describió baños sucios e infestados de moscas. Y una más recordó a mujeres embarazadas a quienes sólo se les permitía utilizar el baño durante los descansos programados.

Yunuen Ibarra, directora de programas de Líderes Campesinas, una organización de defensa de los trabajadores agrícolas, dijo que las mujeres que laboran en la agricultura y que han sido agredidas sexualmente en el trabajo también pueden ser más vulnerables al calor. Podrían cubrirse el cuerpo con ropa adicional “para no sentirse expuestas a una posible agresión”, reportó, lo que puede elevar su temperatura corporal.

En casa, los trabajadores agrícolas pueden encontrar pocas opciones para escapar de las temperaturas extremas, porque es más probable que carezcan de aire acondicionado, tengan ingresos más bajos o vivan en zonas más calurosas, como han demostrado múltiples estudios.

A medida que el cambio climático provocado por el hombre continúa, las olas de calor se volverán más largas, intensas y frecuentes. Sin las protecciones y la aplicación de la ley adecuadas, las trabajadoras agrícolas embarazadas y sus bebés nonatos sufrirán las consecuencias.

“No podemos evitar que las temperaturas aumenten”, dijo Ibarra, “pero podemos evitar que los trabajadores agrícolas mueran, se sientan enfermos o queden discapacitados debido a enfermedades relacionadas con el calor”.

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The Associated Press recibe apoyo de la Fundación de la Familia Walton para la cobertura de políticas hídricas y ambientales. La AP es la única responsable de todo el contenido.

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