¿Dónde está Maya Kowalski del documental ‘Cuiden a Maya’?
Los días de desasosiego quedaron atrás, luego de enfrentarse a las medidas extremas de un hospital del área e, incluso, a tratamientos médicos que pudieron costarle la vida
Maya Kowalski tiene 17 años de edad y vive con su padre Jack y su hermano Kyle en la ciudad de Venice, en Florida. Los días de desasosiego quedaron atrás, luego de enfrentarse a las medidas extremas de un hospital del área e, incluso, a tratamientos médicos que pudieron costarle la vida.
Actualmente y por órdenes judiciales, la familia Kowalski está impedida para buscar tratamientos con ketamina, un potente anestésico de rápido efecto que se utiliza tanto en personas como en animales.
Luego de un año de haber sido dada de alta e, incluso, liberada por el hospital Johns Hopkins All Children’s, ha podido recuperar la movilidad en sus piernas. La batalla ha sido cuesta arriba, debido a que muchos de los tratamientos que intentan prescribir otros médicos, se contraponen a los ya probados por la familia Kowalski, según consta en los registros públicos de la paciente.
En el ámbito emocional, Maya ha tenido que enfrentarse a la pérdida de su madre, pues cuando apenas tenía 10 años de edad, se despidió de ella mientras accedía a una UCI (Unidad de Cuidados Intensivos, por sus siglas en inglés): “Un día estaba en la UCI y mi mamá me besó en la frente y me dijo: ‘Te amo’. Te veré mañana.’ Nunca la volví a ver”, dijo a la revista People.
En la misma entrevista, Maya aseguró que aún puede usar sus piernas y brazos y “hago todo lo posible por salir adelante”; también agregó que lo único que desea es “justicia para mi mamá”.
Los hechos
Cuando apenas tenía nueve años de edad, Maya fue diagnosticada con SDRC (Síndrome de Dolor Regional Completo, por sus siglas en inglés), un padecimiento que provoca que todos los sentidos potencien el dolor.
En su intento por hallar una cura o mitigar la afección de la menor, Maya fue separada de su madre por iniciativa del hospital Johns Hopkins All Children’s durante tres meses. El argumento del centro médico fue que su tutora, Beata Kowalski, padecía un trastorno mental conocido como Síndrome de Munchausen, que provoca que algunas madres abusen de sus hijos.
La historia del que, la familia de Maya catalogó como un secuestro, fue más allá. Los médicos del Johns Hopkins también detallaron que Beata suministraba ketamina a Maya, como producto de un supuesto tratamiento alternativo para erradicar el SDRC.
En su intento por salvaguardar la vida de Maya, el hospital la separó de su madre. Al poco tiempo, la menor entró en una depresión y dejó de comer e, inclusive, de dormir. Tras 87 días de no ver a su hija, Beata no resistió y decidió quitarse la vida. En una carta de despedida, expresó: “No puedo soportar el dolor de estar lejos de Maya y ser tratada como una criminal. No puedo ver a mi hija sufrir de dolor y seguir empeorando”.
El caso adquirió relevancia mundial cuando Netflix, decidió llevar su historia a las pantallas. El documental titulado Take Care of Maya (Cuiden a Maya)narra el drama familiar que vivió la familia Kowalski, y el proceso tedioso que atravesaron para que una corte atrajera su caso.
El jurado determinó que el hospital Johns Hopkins All Children’s y el Departamento de Niños y Familias de Florida cometieron conductas “extremas e indignantes” en el trato hacia Maya, quien ahora tiene 17 años de edad. Los cargos fueron falso encarcelamiento, negligencia médica, facturación fraudulenta; así como causar angustia emocional a Maya y su fallecida madre.
La indemnización asciende a más de 200 millones de dólares, más 50 millones extras por lo que denominaron “daños punitivos”.