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Lucrecia Martel: el cine es una herramienta de transformación

Berenice Bautista
Martes, 14 de octubre de 2025 10:32 EDT

De visita en el Festival Internacional de Cine de Morelia, la cineasta argentina Lucrecia Martel explicó lo que la llevó a involucrarse con un caso de despojo a una comunidad indígena por más de una década que está retratado en su debut como documentalista “Nuestra tierra”.

“Uno ve a los indígenas como si fueran una gente exótica que no tiene nada que ver con uno”, dijo. “Y el problema de la expulsión de tierras no está muy lejos del problema de la cantidad de gente joven que no va a tener casa por muchísimas décadas, sino toda su vida, y que va a gastar la mitad de lo que gana o más en pagar una renta”.

Martel documenta el juicio contra los responsables de la muerte del activista indígena argentino Javier Chocobar ocurrida en la comunidad de Chuschagasta, Tucumán, en el norte de Argentina. El acusado de dispararle es el empresario Darío Amín, quien buscaba desarrollar una explotación minera en las tierras habitadas por los Chuschagasta. La muerte de Chocobar quedó registrada en un video y fue difundida en YouTube. Esas imágenes fueron el impulso de Martel para hacer su filme.

El equipo de la cineasta estuvo en todas las jornadas del juicio oral y público a lo largo de un año y medio. También consultó con los familiares de Chocobar y su comunidad al tiempo que se sumergía en el mundo legal.

“Tuvimos que ponernos en contacto con una causa judicial de miles y miles de fojas”, dijo. “Una causa judicial es sumergirse en un mundo incomprensible por muchos momentos, absurdo”.

Martel decidió tener un gran respaldo histórico pensando en el público argentino no indígena.

“Es curioso, pero a la Argentina hay que probarle permanentemente que existen las comunidades indígenas”, dijo. “La identidad del reclamo indígena es difícil de aceptar para la población argentina”.

El documental se presentó el 12 de octubre en Morelia, la misma fecha en la que murió Chocobar y en la que se conmemora la llegada de los españoles al continente americano.

Ese mismo día hubo una manifestación con pueblos indígenas de Michoacán, el estado mexicano del que es capital Morelia. La manifestación se tornó violenta cuando hubo un secuestro de un autobús turístico por parte de los manifestantes y la policía respondió rociándoles gas pimienta incluso a transeúntes y asistentes al festival que se encontraban cerca.

Martel estaba al tanto de esta situación y lamentó que se tomaran esas medidas contra los manifestantes.

“Ayer les echaron gas pimienta, se intoxicaron todos”, dijo la cineasta, que fue galardonada con la Medalla de la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México.

La directora de “La ciénaga”, “La niña santa”, “La mujer sin cabeza” y “Zama” también ha obtenido el Premio Alfred Bauer de Berlín, el premio de mejor dirección del Festival de Cine de La Habana, el FIPRESCI y el Premio Konex a mejor directora de cine del período 2011-2020. En 2019, fue elegida presidenta del jurado del Festival de Cine de Venecia.

Se entusiasmó con preguntas que le hicieron jóvenes aspirantes a cineastas.

“Narrar con imágenes y sonido es algo muy poderoso, creo en eso. Y creo que va a haber una generación que no se va a conformar con desaparecer. Nosotros (los mayores) parecería que sí”, dijo. “Creo sin ninguna duda, que el cine es una herramienta de transformación”.

También les pidió abandonar la idea de que todas las películas deben ser universales para que funcionen.

“Hay una estupidez que creció como una planta exótica, que es creer que el cine tiene que hablar de cosas universales… el único que tiene la preocupación de lo universal es el mercado, que necesita vender todo en la mayor vastedad posible”, dijo.

Martel también cuestionó qué se explica con la idea de conflicto y por qué se abraza tanto esa idea en la industria cinematográfica.

“Es una idea bélica que está buenísimo que exista y ha habido grandes cosas hechas con esa idea, pero no puede ser lo único”, señaló. “Cuando una forma de contar se vuelve hegemónica, lo único que va a pasar es que surja el desprecio por el otro, porque todo lo humano se va a analizar como un conflicto, como enfrentamiento… Eso es una mentira”.

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